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SAYCO, BEMOLES DE UN ROBO SOSTENIDO

SAYCO, BEMOLES DE UN ROBO SOSTENIDO

SAYCO, BEMOLES DE UN ROBO SOSTENIDOEl ambiente cordial y de trabajo que hubo durante los primeros tres días de la Asamblea General de Sayco empezó a desmoronarse a las 7 de la noche del 3 de junio de este año, cuando llegaron a los dos últimos y polémicos puntos: el informe del comité de vigilancia y, posteriormente, la intervención del Revisor Fiscal de la entidad. De ahí en adelante las caras se alargaron y el ritmo cardíaco de los asistentes se mantuvo en aumento hasta el amanecer. En la sala de juntas de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia empezaba el turno para sacarse los trapos sucios… cuentas cobradas por gastos personales, cheques con firmas que no corresponden a las de sus titulares, balances con errores, sobregastos en administración, acusaciones de unos contra otros, cheques extraviados y hasta amenazas de muerte entre varios de los mismos socios.

El primero de los golpes que estremeció a los asistentes fue la acusación por parte de miembros de la junta directiva contra otro miembro de ésta, por la supuesta pérdida de 135 cheques que se le habían dado para que entregara a varios socios. Entre cargos y descargos, las voces de acusados y acusadores llegaron a un volumen que ninguno de los asistentes lo hubiera imaginado en medio de la cordialidad que, hasta entonces, había caracterizado los tres días de Asamblea. Sin embargo, faltaba la estocada final. A las 11 de la noche, cuando la alteración de los ánimos había despejado cualquier huella de sueño y cansancio, apareció el revisor fiscal de Sayco, Luis Carlos de la Rosa, con una denuncia que terminó de convertir esta Asamblea en la más polémica en la historia de la sociedad de compositores. La acusación era contra Raúl Rosero, ex presidente de la sociedad, y contra Marino Barros, miembro de la junta directiva, por tratar de cobrar un cheque por más de cinco millones de pesos, a través de una empresa cuyo objeto no es recolectar los dineros que deben pagar los establecimientos públicos por el derecho de usar las canciones en sus negocios (ejecución pública).

Para varios de los asistentes a la asamblea, lo que estaban presenciando era el fondo de una olla de malos manejos que se había empezado a abrir seis meses antes, cuando la Dirección del Derecho de Autor decidió meter sus narices en Sayco para averiguar qué pasaba por dentro. El destape de la olla Cuatro investigadores de la Dirección Nacional del Derecho de Autor, con lupa en mano, se presentaron a las oficinas de Sayco para revisar denuncia por denuncia, libro por libro y socio por socio. Luego de varios meses de trabajo, la unidad presentó 32 cargos en contra de la administración de Sayco.\ Varios de estos cargos son por viáticos sin justificación a miembros de la sociedad. Por ejemplo, el compositor Daniel Celedón recibió plata de Sayco para participar en el Festival de la Leyenda Vallenata del año pasado. Para la Dirección del Derecho de Autor (DNDA), Sayco no tiene por qué pagar viáticos para que un miembro de la junta directiva participe en un festival en nombre de la sociedad.

De este estilo, hay varios cargos más. A Isaías Simanca se le pagaron viáticos por 200.400 pesos para que fuera a visitar a su familia en Arjona, Bolívar, en julio de 1993. Otros que recibieron viáticos injustificados fueron Juan Segundo Lagos y Marino Barros, entre otros. También se presenta la contratación de Raúl Atencia como empleado de Sayco, a pesar de que a este compositor ya se le había cancelado un contrato con la misma sociedad por cometer faltas contra el patrimonio de la entidad. Un caso curioso es la apertura de una sede de Sayco en El Banco, Magdalena, en donde sólo aparecen registrados dos socios, y a pesar de que hay dos sedes cerca: Santa Marta y Magangué. En cambio, en el eje cafetero únicamente hay una oficina de Sayco, lo mismo que en el Valle, a pesar de que estas zonas concentran un alto porcentaje de los socios de la entidad. Barranquilla es otro caso sorprendente. En esta ciudad se pagaron 1.522.293 pesos a la farmacia Santa Cruz por medicina para los asociados de la entidad, no obstante que el revisor fiscal había presentado una denuncia contra esa cuenta, porque Sayco tiene otros proveedores en esa ciudad con quienes tiene contratos. En Bogotá, por ejemplo, para la realización de la pasada Asamblea General, se gastaron nueve millones de pesos más de lo que en principio se había presupuestado. La asamblea tuvo un costo total de 21 millones de pesos. Por otro lado, la investigación demostró que los gastos administrativos se llevaban un 38.46 por ciento de los recaudos reales, a pesar de que los estatutos de Sayco dicen que no se debe exceder del 30 por ciento. En administración, en 1993, Sayco se gastó 123 millones de pesos más de lo que tenía permitido. En la secuencia interminable de irregularidades se encontraron cargos que afectan directamente la función principal de esta sociedad, que es la de defender los intereses y derechos de los autores nacionales y extranjeros. Primero, porque la sociedad entrega tardíamente los dineros a los socios. Segundo, porque la distribución de los derechos de autor provenientes del exterior es deficiente. Y tercero, porque Sayco no respeta los convenios y contratos firmados con sociedades extanjeras. Ejemplo de este último punto es el cantante puertorriqueño Henry Fiol, quien se afilió a Sayco hace siete años y afirma que desde entonces no se le ha enviado un solo centavo a Nueva York, donde reside, a pesar de éxitos suyos que han sonado tanto en el país, como La juma de ayer. Pero el problema más preocupante es que la liquidación de los dineros recaudados por la sociedad no corresponde a la realidad del uso y explotación efectiva de las obras musicales. Ante esta situación, la DNDA, en un afán por empezar a corregir el caudal de malos manejos de Sayco, suspendió el 17 de diciembre de 1993 la personería jurídica de la sociedad por seis meses, lo máximo que permite la ley. Planillas, primer eslabón En Sayco la cadena de malos manejos se inicia desde antes de recoger la plata por derechos de ejecución pública en emisoras, programadoras, establecimientos y hasta tiendas de barrios con grabadora en el mostrador, o sea todo negocio que utilice música. El primer problema son las planillas que reparte mensualmente a estos establecimientos para que llenen con las canciones que emiten cada día y la frecuencia de su emisión. En algunos casos, como se pudo comprobar en diferentes lugares, se llenan de cualquier forma, sin mayores precisiones, entre otras cosas porque la misma planilla no las exige. Sin embargo, estas fallas, aunque graves, no son las peores a nivel de registros. Muchas planillas presentan serias incongruencias, como las de Radio Libertad, de Barranquilla, de julio y octubre de 1993. Según Roberto Esper, director de la emisora, esas planillas no fueron hechas en la estación. Ni ese sello es de acá, ni la firma que aparece es la mía , dijo Esper cuando se le mostró la planilla. Una emisora deportiva de Barranquilla, que tan sólo tiene el 13 por ciento de su programación dedicada a la música, aparece con planillas que indican más de 24 horas diarias de sólo canciones. El gerente de esta emisora dijo que las planillas llegaban hechas de la oficina de Sayco en Barranquilla y que la persona encargada las firmaba inocentemente porque desconocía cómo funcionaban.

Estos manejos irregulares terminan colocando a algunos compositores como los autores de grandes éxitos radiales en Colombia y con los mayores ingresos a la hora de repartir los recaudos de Sayco. De esa manera, un compositor como Raúl Atencia, que hace unos semestres no figuraba como socio de Sayco y que sólo empezó a recibir regalías el año pasado, pasó de ser un compositor desconocido a ganar más plata por derechos de autor que grandes glorias nacionales como Esther Forero. Atencia, en el primer semestre de 1993, recibió 153.937 pesos, mientras que en ese mismo período a Esther forero se le cancelaron 64.848 pesos, Pero no es el único caso. Marino Barros, por su parte, recibió en el primer semestre de 1991 por derechos de ejecución pública 1.562 pesos. Y el segundo semestre del mismo año pasa a ganar 626.860 pesos por sus composiciones… el doble de José Barros y Leandro Díaz, el triple de Lucho Bermúdez y 15 veces más que Wilson Choperena y Emiliano Zuleta Baquero. Ambos compositores aparecen en las planillas de Radio Libertad que, según su director, no concuerda con las verdaderas. Barros y Atencia se defienden asegurando que no son los únicos compositores que han tenido esos repuntes en recaudos y que otros directivos de Sayco, como Raúl Rosero y Pedro García -actual presidente-, también han aumentado en sus cuotas semestrales. En la resolución número 1773, del 17 de diciembre de 1993, en la que la Dirección Nacional del Derecho de Autor le suspende la personería jurídica, dice en el cargo 29 que la liquidación de la remuneración recaudada no corresponde en la realidad al uso y explotación efectiva de las obras musicales, porque el sistema de liquidación no logra cumplir los parámetros fijados por la ley .

La ola de corrupción Una de las acusaciones más delicadas se le hace a Marino Barros, ex directivo de Sayco. A este compositor se lo acusa de haberse llevado 135 cheques girados a diferentes compositores de la Costa Atlántica por derechos de autor, muchos de los cuales no llegaron a su destino, según las denuncias que se presentaron en la asamblea de Sayco y que la sociedad presentará ante la fiscalía. Entre la lista de cheques que se han perdido en el trayecto a su destino han aparecido varios endosados y cobrados con firmas y cédulas que no corresponden a los titulares. Un caso concreto es el de Sara Mercedes Martínez Hinojosa, madre del compositor Julio Díaz Martínez. Con la muerte del compositor, en 1992, Sayco le reconoció un auxilio exequial por 458 mil pesos, en un cheque girado el 25 de septiembre de 1992. El cheque, sin embargo, fue endosado con la firma de Mercedes Martínez (ella firma realmente como Sara Martínez), con cédula 40.646.062 de Maicao. Pero el número real de su cédula es 27.008.048, de Valledupar. En una carta enviada a Sayco en noviembre del año pasado, Martínez asegura que no recibió la plata, y que el 3 de noviembre de 1993 llegó a su casa en Valledupar una persona que se identificó como Raúl Atencia, delegado de Sayco en Barranquilla, quien le entregó 300.000 pesos en efectivo, luego de comentar que el cheque se había extraviado. Atencia dice que ese cheque se extravió, que él se enteró un año después de la pérdida y que, cuando supo, pagó de su bolsillo parte de la totalidad del cheque.

Otro caso es el de Miguel Herrera quien asegura que la firma, supuestamente suya, que aparece en el endoso del cheque, es extraña, que no parece de él y que no recuerda haber recibido el cheque. Barros, por su parte, asegura que sí se le entregó el cheque y que el compositor reconoció que era su firma. De los cheques que recibí, entregué entre setenta y ochenta y el resto se los di a Atencia para que los terminara de entregar . Atencia también dice que los entregó. Según el informe que el revisor fiscal Luis Carlos de la Rosa presentó ante la junta directiva, otros compositores afectados por cheques que nunca le llegaron son Sigifredo Hurtado y Germán Emilio Daza. Del primero apareció el cheque endosado por Hurtado, con el número de la cédula correcto, pero registrada en Santa Marta, y su cédula es de Barranquilla. Según Pedro García, actual presidente de Sayco, a Barros se le entregaron los cheques y una lista de compositores a quienes debía entregarles la plata.

Se hizo porque, al ser Barros miembro del consejo y vicepresidente de Sayco, contaba con toda la confianza y credibilidad por parte de la junta directiva y sus socios. Peleas intestinales En el fondo lo que queda claro es que dentro de las oficinas de Sayco se ha vivido por años una pelea interna en donde cada uno tira para su lado. Incluso, los compositores hablan, sin recato, de los carteles de la Costa y del Interior, para referirse a las tendencias regionales de los grupos. Estos dos grupos han causado fuertes enfrentamientos entre los socios que han terminado en amenazas de muerte entre ellos. Actualmente, en la Fiscalía General de la Nación hay denuncias de unos y otros por supuestas amenazas contra la vida. Prácticamente todas las juntas directivas de Sayco han sido investigadas y han sido usuales los enfrentamientos entre la junta saliente y la entrante. Todo esto ha ocasionado que varios compositores reconocidos hayan renunciado a la sociedad, como Jairo Varela y Darío Gómez. Algunos han optado por asociarse a entidades internacionales y otros han preferido afiliarse a Sonata, una nueva sociedad que también defiende los derechos de los compositores.

Sin embargo, y tal como lo dice Jaime Felipe Rubio, jefe de la División Legal de la DNDA y encargado de dirigir las investigaciones a la sociedad, Sayco es el mejor mecanismo con el que se cuenta para defender y recolectar los derechos de los compositores. Pero tiene que empezar a cambiar y, de hecho, lo está haciendo, para que deje de ser el potro cerrero , tal como lo define su actual presidente, Pedro García. Mañana: Los cambios de Sayco y un cheque bien polémico. Hablan los compositores Jairo Varela, compositor y director del Grupo Niche Me retiré de Sayco hace como un año porque, la verdad, no veía beneficios por ningún lado. Se supone que soy uno de los compositores que más vende en el país y en el exterior, especialmente en Estados Unidos, México, Panamá, España y todo el área del Caribe. A nivel de presentaciones, hacemos en promedio 80 actuaciones en Colombia y 110 en el exterior. Por cada show en el país se cobra un porcentaje del seis por ciento para Sayco, pero nosotros nunca hemos visto un peso por ese concepto. Anualmente recibía por regalías de Sayco unos dos millones de pesos.

En cambio, en la sociedad extrajera a la que me asocié ahora (MCI New York) me pagaron 25 mil dólares por anticipado por recaudos de un año. Por derechos de autor, mi casa disquera en Colombia (Codisco) me pagó veinte millones de pesos por un año. En México me pagan anualmente, por derechos de autor, unos cuarenta millones de pesos. Y Sayco solo me daba dos millones… En todo el tiempo que estuve afiliado a Sayco, que fueron unos cinco años, no recibí más de 15 millones de pesos. Jorge Velosa, compositor: Estoy afiliado a Sayco desde hace 10 años y lo hice porque considero importante que haya una sociedad que defienda los intereses de los artistas, especialmente de los compositores. Tengo todas mis obras inscritas, entre 130 ó 140, de las que un 25 por ciento tienen reconocimiento nacional, y algunas son hasta patrimonio nacional, como La cucharita. La utilización de estas canciones debe generar alguna ganancia económica. Yo siempre he recibido semestralmente regalías, pero en promedio son 150 mil pesos cada seis meses. Si eso es lo que me pagan a mí, que soy conocido y que tengo verbo para reclamar, me pregunto cuánto le pagan a los demás. Esther Forero: Yo, personalmente, no tengo quejas de Sayco. Es más. desde hace un tiempo me están dando una pensión vitalicia que se le otorgó a varios destacados compositores colombianos. Pero sí creo que debería ser administrado por otras personas porque los compositores somos sensibles y no servimos para los números. Que lo administren administradores. Zapatero a tus zapatos .