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Savages (Salvajes) con las drogas, el camino es la legalización: Oliver Stone

Savages (Salvajes) con las drogas, el camino es la legalización: Oliver Stone

Savages (Salvajes) con las drogas, el camino es la legalización: Oliver StoneOliver Stone camina unos pasos detrás de Benicio del Toro, con varios papeles bajo el brazo, una pinta casual de saco marrón, barba a medio afeitar. Va detrás del actor, en la sombra, por medio de un pasillo en el hotel Four Seasons de Los Ángeles. Al final, cuando están a punto de entrar a otra sesión de entrevistas, lo llama con cordialidad de amigo: “Benny”, le dice. Del Toro se voltea sin saber muy bien quién lo está llamando y cuando se da cuenta de quién está detrás de él, se pone serio y responde casi con solemnidad: “¿Sí, señor?”.

A Oliver Stone todos lo respetan. Después de 25 años, de coleccionar premios Óscar, Baftas y Globos de Oro, de que sus películas sean referencia para los realizadores actuales, de que sus imágenes sean de culto, continúa buscando la que parece ser su pasión: la complejidad del ser humano en medio del mundo actual. La violencia (Asesinos por naturaleza), la moralidad del dinero (Wall Street), la historia no contada de Estados Unidos (Nixon, JFK) y su obsesión, Vietnam.
Ahora vuelve a meterse en un tema complejo, polémico, difícil: el tráfico de las drogas. Stone, que en recientes entrevistas confesó que es habitual consumidor de marihuana, de nuevo expone su postura en un filme lleno de violencia, conflictos, matizado por un romance excesivo que puede llevar a la muerte. Eso es Salvajes, su nueva película, que se estrena en Colombia el próximo 13 de julio y en el cual el objetivo es claro: la legalización de la marihuana.
“Creo que el camino debe ser la legalización, pero creo que, ante todo, debe ser la descriminalización del porte o producción de drogas. En las cárceles estadounidenses, casi el 50% de los reclusos corresponde a jóvenes que han sido acusados de algún delito con respecto al tráfico de drogas y que no han matado o herido; de hecho, la mayoría de esos casos son por tráfico de marihuana. Somos muy duros con el tema de la marihuana y no sé por qué. Es una planta que ha estado desde el principio de los tiempos, que puede crecer en cualquier parte, como aquí, en el jardín de este hotel, y que tiene una utilidad evidente”, dijo Stone a El Espectador, en una entrevista exclusiva.

La trama es sencilla: dos jóvenes que trafican marihuana en California (Aaron Johnson y Taylor Kitsch) reciben una oferta de un peligroso cartel mexicano. Además está la novia de ambos, la hermosa Blake Lively (Linterna verde, Gossip Girl), quien queda en medio del conflicto cuando los jóvenes no aceptan la propuesta y deciden huir a un lugar más seguro. A partir de allí las cosas se ponen duras, pero ese no es un tema que detenga a Stone para narrar su película y llevarla al extremo que quiere.
“Siempre he estado interesado en el ser humano, en sus relaciones, en su ambición por el poder, y esta película es acerca del poder. La violencia es parte de nuestra naturaleza y de cómo estamos hechos. En Asesinos por naturaleza eso era muy claro, y por supuesto en esta película lo podemos ver, pero tiene que ver más con la forma en que manejamos la violencia que en nuestro interior y en cómo no la podemos reprimir u ocultar, porque eso va a reventar de alguna forma y lo que queda es manejarla de la mejor manera, moral y responsablemente, y con la importancia que merece. Un buen ejemplo de eso está en la película: Travolta aconseja a los muchachos para que sean ricos, acepten el trato y sigan adelante, pero ellos dicen no. Eso desencadena una serie de hechos que van hasta el final de la película. Entonces sí: tratar el tema de la violencia es necesario en algunos casos”.

La película, basada en la novela del mismo nombre escrita por el periodista Don Wislow, cuenta además con la presencia de actores de la envergadura de Benicio del Toro (Traffic, Che, el argentino y El hombre lobo), John Travolta (Tiempos violentos, Contracara) y Salma Hayek (Frida, La balada del pistolero). Además cuenta con la participación del mexicano Demián Bichir, quien fue nominado como mejor actor en la última entrega de los premios Óscar.
“Creo que tenía el reparto listo cuando pensé la película, en especial con John (Travolta), Benicio (del Toro) y Salma (Hayek), a quienes había visto en varias películas. Trabajar con Demián (Bichir) fue una agradable sorpresa. El problema fue con los actores más jóvenes. Fue una especie de descubrimiento. Primero con Aaron, en Londres: es tan lindo, tan tierno, tan puro, con su acento inglés (bromea), y fui a ofrecerle el papel. Me encantó Kick Ass; de hecho estoy pensando una película para que de nuevo se ponga la máscara. Y aunque tenía muchas ofertas, se esmeró por hacer parte de esta película. Y lo mismo con Taylor; aunque sé cómo trabaja, fue algo nuevo para mí”.

Como buen cineasta, Stone siempre busca que la narrativa no sea una sola en sus películas. Así como en Asesinos por naturaleza hizo tomas con varias clases de cámara, ahora, en Salvajes, recurre a los estilos que lo maravillaron cuando era joven y deseaba ser cineasta, como los filmes del viejo oeste que se producían en Italia o el famoso cine negro.

“Creo que en la película hay tres estilos: películas de playa, que es algo que quería hacer, mostrando la belleza del sur de California, con el mar espumoso y colores primarios… amo ese espacio, es un paraíso. Pero es un paraíso perdido por la corrupción de las drogas. El otro estilo podría ser el viejo oeste contemporáneo, algo como Duelo al sol, con Gregory Peck y Jennifer Jones, en la que se terminan amando en la mitad del desierto, y también hay una clara referencia a Sergio Leone con la música. El otro estilo es el cine negro, relacionado con el cartel, donde vemos los ojos de Benicio y los de Salma, cómo se refleja la luz en ellos, y sentimos que allí hay peligro”.

El estilo oscuro que utiliza Stone para retratar la violencia del cartel mexicano se evidencia en la escena de una masacre en medio de una bodega, donde se pueden ver cadáveres mutilados, personas decapitadas, mucha sangre (algunos críticos no dejan de citar referencias claras al estilo Tarantino), que Stone no considera ni gratuitas ni que debieron ser suprimidas en la posproducción.
“No fue algo que se me ocurrió a mí solo y fui terco con esas escenas. Hicimos tres previsualizaciones, dos en Estados Unidos y una en Inglaterra, y creamos un par de grupos de discusión. La violencia es un mundo cruel. La escena de la masacre del cartel es un poco agresiva, pero creo que tampoco hay algo que no se pueda ver o mostrar. Hay cosas en mis películas que no me gusta ver, pero creo que hay que mostrarlas, porque hacen parte de la realidad”, concluyó el director.

Alejandro Millán Valencia / Los Ángeles | Elespectador.com