La toxicidad es contagiosa.
Cuando permaneces con alguien tóxico por más tiempo del que merece, desarrollas tus propios comportamientos tóxicos para poder afrontarlo. Las malas relaciones sacan lo peor de ti. Te convierten en alguien irreconocible, alguien a quien no soportas mirarte en el espejo.
Por eso necesitas salir de tus relaciones tóxicas lo antes posible. No más esperas. No más dudas. Necesitas salir por el bien de tu propia salud mental, por el bien de tu propio crecimiento.
Borras tus textos más inocentes. Borras tu inofensivo historial de búsqueda. Te conviertes en alguien astuto, alguien que miente, alguien que anda de puntillas alrededor de la verdad. Deberías haberlo dejado, pero te quedaste y te convertiste en alguien que ya no reconoces.
Cuando sales con alguien que está obsesionado con el drama, alguien que piensa que los celos son románticos, alguien que comienza a pelear por diversión, te acostumbrarás a las discusiones. Vas a gritar de vuelta. Vas a decir cosas de las que te arrepientes. Vas a asumir que es normal tener peleas de gritos cada dos días de la semana. Te volverás tan adicto al drama como tu persona. Vas a confundir la comodidad con la miseria y la lucha con la pasión . Deberías haberlo dejado, pero te quedaste y te convertiste en alguien que ya no reconoces.
Aunque quieras luchar por tu persona, permanecer en una relación tóxica por amor es lo peor que puedes hacer. Se le permite salir. Se le permite empezar de nuevo.
Las relaciones equivocadas te convertirán en alguien a quien no reconoces, pero si sales ahora, podrás cambiar tus malos comportamientos. Puedes trabajar en tus problemas de confianza, tus problemas de abandono, tus problemas de compromiso. Podrás volver a llegar a un lugar saludable. Pero hay que esforzarse. Tienes que tomar la decisión de irte, perdonarte a ti mismo, mejorarte.
