En los últimos tiempos el descubrimiento de la sexualidad en los jóvenes está marcada por una serie de tendencias que empiezan a asumir como válidas y en diversas fases de sus vidas.
La bisexualidad es una orientación sexual donde las personas se sienten atraídas física y sentimentalmente por otras de su mismo sexo o contrario. Atracciones que pueden cambiar o mantenerse con el tiempo según los jóvenes se afirmen y definan en su sexualidad.
Un estudio realizado en 2010 en Estados Unidos, demostró que uno de cada diez adolescentes sexualmente activos tuvo relaciones sexuales con parejas de su mismo sexo; de ello, el 9.3% de los jóvenes tuvo por lo menos una pareja de su mismo sexo, cifra mucho mayor con respecto a 2002.
Los resultados arrojaron también que los adolescentes que tienen sexo con parejas de su mismo género estuvieron más propensos a tener conductas sexuales riesgosas, que podrían conllevar a infecciones de trasmisión sexual.
Es común que a esa edad los jóvenes tengan fantasías sexuales sobre su propio sexo y el otro, sentimientos que puedan hacerle pensar que es bisexual; pero el hecho que una persona asuma esta conducta no va a determinar su estilo de vida ni cambiar su comportamiento.
La sociedad crea patrones establecidos y a menudo ejerce presión sobre los jóvenes y adolescentes definiéndolos como heterosexuales u homosexuales; sin embargo, ellos pueden no encajar con ninguna de estas categorías.
Aceptar abiertamente que se es bisexual es un proceso que requiere tiempo, pues todavía existe prejuicio, discriminación e intolerancia hacia esta conducta sexual, y que por lo general las personas que se asumen como tal prefieren mantenerlo en secreto.