Es necesario se incluya en el análisis como beneficiarios directos a las 9 familias mafiosas que controlan la economía global capitalista: Rothschild (Londres, Berlín, Israel), Rockefeller (USA e Israel), Morgan (Inglaterra), Warburg (Alemania), Lazard (Francia), Mosés Israel Seif (Italia, Israel), Kuhn, Loeb (USA, Alemania), Lehman Brothers (USA), Goldman Sachs (USA); pertenece también a esta elite macabra El Vaticano, socio en varios bancos y organizaciones pertenecientes a dichas familias. Estos odian a sus “socios” de las monarquías Árabes, pero los seguirán utilizando mientras sirvan a sus intereses de rapiña.
EE.UU. antes del inicio de la invasión a Siria, ha vendido a sus “socios” de Arabia Saudita más de US$ 13,000 millones en armas con tendencia a su incremento en caso de guerra. Al mismo negocio apuntan -desde luego incluyendo hidrocarburos- las 9 familias antes mencionadas, dueñas de los “grandes” bancos, lavanderías financieras y la industria de la guerra. Pero, como todo está en continuo movimiento, el mundo ha cambiado; ya no es aquel cuando EE.UU. con sus socios ingleses, franceses, italianos, alemanes, holandeses, españoles, japoneses…, invadieron en dos oportunidades la Mesopotamia en donde se ubica actualmente Irak y en cuyos límites se encuentra Siria. EE.UU. con la OTAN la saquearon, destruyeron y miserablemente; y, al igual que hoy, se inventaron el cuento de las armas de destrucción masiva, para después decir (Bush) que simplemente se equivocaron; con esta “equivocación” mataron a más de un millón de Iraquíes y contaminaron Irak con “uranio” cuyos efectos solo se disiparán después de miles de años.
Siria país Árabe ubicado en el Oriente Próximo limita al norte con Turquía, al este con Irak; al sur con Jordania e Israel y al oeste con el Líbano y el Mar Mediterráneo. Siria es miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Posee 22 millones de habitantes, idioma mayoritario el árabe; se trata de un país cosmopolita de gente muy hospitalaria. Normativamente se rige por su Constitución Política aprobada en plebiscito el año 2012, la cual define a Siria como República Democrática, Popular y Socialista, basada en los principios de igualdad ante la ley, libertad religiosa y propiedad privada. Cada siete años se elige a un presidente y cada cuatro, una Asamblea del Pueblo y un Consejo de Ministros. Siria es un estado Laico, es decir, está al margen de cualquier organización o confesión religiosa o de toda religión y en el cual las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión determinada ni las creencias religiosas influyen sobre la política nacional; a diferencia del capitalismo que tiene como Dios al dinero, como templo los bancos y sus bolsas de “valores” y como doctrina la especulación financiera.
En buena cuenta, se trata de una estructura jurídica y de gobierno superior a la inglesa, estadounidense y en general a cualquier estructura de los países capitalistas en donde prevalece el poder del dinero de las mafias que las gobiernan.
Uno se pregunta: ¿En que sustentan países imperialistas para querer cambiar al Presidente Dr. Bashar Al Asad (médico de profesión) por una horda de terroristas como Al Qaeda y Al Nusra? Tanto EE.UU., la UE como su brazo armado la OTAN, carecen de autoridad moral para dar lecciones de vida, pues simplemente son vulgares bandas de ladrones, terroristas y criminales; para acumular riquezas fomentan el tráfico de armas, narcotráfico y el saqueo de las economías nacionales por gobernantes inescrupulosos que son depositados y cifrados en sus bancos; lo único que persiguen es apropiarse del petróleo del Medio Oriente y dejar fortalecido a sus mercenarios sionistas del Estado de Israel. Este tenebroso objetivo en la actualidad no es posible por el equilibrio de otros país más desarrollados; Rusia-China-Irán son potencias militares, tecnológicas y económicas que actúan en armonía estratégica en defensa de la vida.
Siria cuenta con un potencial misilístico y armamento no estrenado de manufactura rusa, con la fuerza moral de un glorioso ejército y pueblo que asume la defensa de la patria con valentía y dignidad, valores de la cual carecen los invasores y mercenarios que pretenden destruirla.
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