Esta imagen infrarroja del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA muestra N103B – los restos de una supernova que explotó hace un milenio en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite a 160.000 años luz de distancia de nuestra propia Vía Láctea.Crédito: NASA/JPL-Caltech
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El telescopio espacial Spitzer de la NASA reveló un raro ejemplo de este tipo de supernova, ya que captó como una estrella muerta se alimentaba de una estrella vieja, algo así como un “zombie” cósmico, lo que provocó una explosión. Los resultados de estas explosiones ayudan a los investigadores a reconstruir cómo se producen estos potentes y diversos eventos.
Nuevas observaciones de Spitzer han encontrado ahora un segundo caso de un remanente de supernova que se asemeja a Kepler. Llamado N103B, con unos 1.000 años de edad, este remanente de supernova se encuentra a 160.000 años luz de distancia en la Gran Nube de Magallanes, una pequeña galaxia cercana a nuestra Vía Láctea.
“Es como el primo mayor de Kepler”, dijo Williams. Explicó que N103B, aunque algo mayor que los restos de la supernova de Kepler, también se encuentra en una nube de gas y polvo que se cree que fue dejada por una estrella compañera mayor. “La región alrededor del remanente es extraordinariamente densa”. A diferencia del remanente de supernova de Kepler, no se registran avistamientos históricos de la explosión que creó N103B .
Se cree que tanto las explosiones Kepler como N103B se han desarrollado de la siguiente manera : una vieja estrella orbita a su compañera – una enana blanca. A medida que las estrellas envejecen una parte del material cae sobre la enana blanca. Esto hace que la enana blanca acumule masa, se vuelva inestable y explote.