No sorprende que la familia de los cuervos sean inteligentes. Usan herramientas, reconocen rostros, dejan regalos para las personas que les gustan e incluso hay un video en Facebook que muestra a un cuervo empujando a un pequeño erizo testarudo fuera del tráfico. Lo que quizás sea sorprendente es lo que descubrieron los autores de un nuevo estudio publicado la semana pasada en la revista Science : los cuervos son capaces de pensar en sus propios pensamientos mientras resuelven problemas. Este es un nivel de autoconciencia que anteriormente se creía que significaba el tipo de inteligencia superior que solo los humanos y posiblemente algunos otros mamíferos poseen. Un cuervo sabe lo que sabe un cuervo, y si esto te trae a la mente la palabra sensibilidad, es posible que tengas razón.
Durante mucho tiempo se ha asumido que el funcionamiento intelectual superior es estrictamente el producto de una corteza cerebral. Pero los cerebros de las aves son diferentes. Los autores del estudio encontraron que el palio sin capas, pero denso en neuronas de los cuervos puede desempeñar un papel similar para las aves. Apoyando esta posibilidad, otro estudio publicado la semana pasada en Science encuentra que la neuroanatomía de las palomas y las lechuzas también puede respaldar una inteligencia superior. Se sabe que los córvidos son tan capaces mentalmente como los monos y los grandes simios. Sin embargo, las neuronas de las aves son mucho más pequeñas que sus palios en realidad contienen más de las que se encontrarían en la corteza de un primate de tamaño equivalente. Esto puede constituir una pista sobre sus capacidades mentales expansivas.
Los seres humanos, dice, se sientan “satisfactoriamente” en la cima de este cuadro comparativo, ya que tienen incluso más neuronas que los elefantes, a pesar de nuestro tamaño corporal mucho más pequeño. Se estima que el cerebro de los cuervos tiene alrededor de 1500 millones de neuronas. El tipo de cuervos de inteligencia superior exhibidos en la nueva investigación es similar a la forma en que resolvemos problemas. Catalogamos el conocimiento relevante y luego exploramos diferentes combinaciones de lo que sabemos para llegar a una acción o solución.
Los cuervos fueron entrenados para observar un destello, que no siempre aparecía, y luego picoteaban un objetivo rojo o azul para registrar si se veía o no un destello de luz. A Ozzie y Glenn también se les enseñó a comprender una “clave de regla” cambiante que especificaba si el rojo o el azul significaban la presencia de un destello y el otro color significaba que no se había producido ningún destello. Esta secuencia evitó que los cuervos simplemente ensayaran su respuesta en piloto automático, por así decirlo. En cada prueba, tuvieron que tomar todo el proceso desde arriba, ver un destello o no, y luego averiguar qué objetivo picotear.
Mientras todo esto ocurría, los investigadores monitoreaban su actividad neuronal. Cuando Ozzie o Glenn vieron un destello, las neuronas sensoriales se activaron y luego se detuvieron cuando el ave averiguó qué objetivo picotear. Cuando no hubo destello, no se observó ningún disparo de las neuronas sensoriales antes de que el cuervo se detuviera para descubrir el objetivo correcto. La interpretación de Nieder de esta secuencia es que Ozzie o Glenn tenían que ver o no ver un destello, notar deliberadamente si hubo o no un destello, exhibiendo autoconciencia de lo que acababa de experimentar, y luego, en unos momentos, conecta ese recuerdo con su conocimiento de la clave de la regla actual antes de picotear el objetivo correcto. En general, el estudio puede eliminar la corteza cerebral en capas como requisito para una inteligencia superior. A medida que aprendemos más sobre la inteligencia de los cuervos, al menos podemos decir con cierta certeza que sería prudente evitar enojar a uno.
FUENTE: bigthink.com
