MedeGreenStyle Special Report
A dos días de terminar las negociaciones, Lars Lokke Raamussen, primer Ministro danés, asumió la presidencia de la conferencia COP15 para recibir a los 119 jefes de Estado que van a “decidir” sobre el acuerdo de cambio climático que no pudieron tener listo sus ministros del ambiente. Las declaraciones de las ONG, líderes y voceros varios han sido de todos los matices: reivindicativas, optimistas, escépticas y sobre todo pesimistas, lo que nos da una idea del grado de “consenso” de la reunión donde se tomarán las decisiones más importantes para el futuro del planeta.
El optimismo trató de imprimirlo el primer Ministro danés, ahora presidente de la COP15, quien manifestó que tiene una propuesta que trata de construir puentes entre los muchos intereses en la cumbre y que mantiene los elementos de la estructura del Protocolo de Kyoto. También Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático – CMNUCC, manifestó al respecto que ”Todavía es posible alcanzar un verdadero éxito, pero hay una serie de cuestiones que resolver”. Esto es normal, pues al fin y al cabo, ellos son las cabezas políticas de la cita.
Pero en otros lados el pesimismo es el que prima: “Lamento informar que no hemos podido llegar a un acuerdo”, dijo John Ashe, de Antigua, vocero de un grupo de negociación; estamos muy decepcionados”, dijo Ian Fry, de la pequeña nación del Pacífico de Tuvalu en la sala de conferencias: “tengo el temor que estamos en el Titanic y el hundimiento es rápido, es el momento de lanzar los botes salvavidas”; “la sensación que tenemos es que Kyoto está en cuidados intensivos, si no muerto”, dijo el miércoles el ministro del ambiente de la India Jairam Ramesh.
En el bando de la sociedad civil, mientras tanto, un colectivo integrado por 50 ONG escribió una carta abierta a Yvo de Boer y al nuevo presidente de la COP15: “Es inaceptable que los observadores de la sociedad civil estén limitados en este foro, esperamos que el secretario de la CMNUCC reconsidere y reverse esta acción antidemocrática”. Esto a raíz de que se limitó el acceso de las ONG a la sede de la conferencia, aduciendo que el centro se colapsó y no tiene capacidad para todas las acreditaciones expedidas, más de 45 mil, cuando la capacidad es para15 mil. Sin embargo hasta el día martes que la entrada fue normal, había en el evento más de 40 mil personas y no se notó nada que pudiera hacer pensar esto.
Entre tanto, cientos de manifestantes marcharon al Bella Center, con el fin, según algunos, de hacerse cargo de la conferencia mundial y convertirla en una “asamblea popular”, pero allí la policía antimotines los esperaba y los dispersó con gases.
Así las cosas, el posible “acuerdo” que salga el último minuto del viernes, será básicamente producto de una negociación entre dos grupos de actores: en el primero EE.UU y, alineados con lo que éste diga, la Unión Europea, Japón y Canadá: el otro grupo es liderado por China y secundado por México, Corea del Sur, India y Brasil. Cada grupo defiende sus propios intereses y no precisamente pensando en el bienestar mundial.
Así que este “acuerdo” no será realmente acuerdo porque no saldrá de una concertación democrática en lo que se acordará, ya que sólo unos pocos decidirán por y para todos. Ni tampoco será un acuerdo histórico para la humanidad, ya que si nos hubiéramos podido poner de acuerdo con “decisiones ambiciosas” por la causa de “salvar el planeta” en un momento tan trascendental como éste, sí sería histórico en el sentido de no haber puesto en riesgo la continuidad de nuestra historia como especie en la Tierra.
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