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TABÚ: Porqué todo el morbo que publicaron los medios sobre el Summerland es en su mayoría falso.

TABÚ: Porqué todo el morbo que publicaron los medios sobre el Summerland es en su mayoría falso.

MedellinStyle toma éste escrito por un seguidor y lo replica para generar aún más reflexión, cultura y conciencia, escribe el Abogado Juan Carlos Agudelo de Bogotá.

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Se nota una vez más como los medios colombianos no se informan ni 5 de lo que publican y casi siempre el contenido de sus “noticias” responde a los intereses de algunos pocos. En mi opinión el 80% del contenido de las noticias que se han publicado es falso y aquí las razones:

En primer lugar, creo que resulta exagerado hablar de “masiva intoxicación” cuando se tiene en cuenta la cantidad de de personas que asistieron al festival, porque teniendo en cuenta que fuimos más de 10.000 personas cada día, esos 100 intoxicados representan un muy pequeño porcentaje. En cambio vaya uno y vea cual es la ratio y porcentaje de intoxicados en cualquier evento normal durante el año en Bogotá y verá que las cifras son mucho mayores en intoxicaciones, heridos, robos, etc.

En segundo lugar, hacer un escándalo periodístico por el supuesto abuso de una sustancia que se llama LSD sólo demuestra que en Colombia vivimos en una falacia normativa, es decir, que creemos que lo legal es bueno por ser legal y lo ilegal es malo porque así lo dice una ley, sin embargo, recordemos que la esclavitud por ejemplo por muchos años fue legal y no por eso era buena. Por lo anterior, sin hacer ningún tipo de apología a ninguna droga ilegal, lo cierto es que la misma conciencia se debería tener sobre el licor y el cigarrillo, que pese a que son legales, son las dos drogas que en realidad más daños y muertes causan mundialmente y las que colapsan hospitales en todo Colombia todos los fines de semana del año, y que en mi concepto personal, son legales única y exclusivamente porque sus presentaciones son relativamente grandes y en consecuencia son más fáciles de detectar y por ello es más sencillo grabarlas con impuestos.

En tercer lugar, pareciera mal intencionada la redacción de la mayoría de las noticias pues se les nota el afán con el que fueron redactadas para desprestigiar al festival. Basta con verificar que en ellas se equivocan al referirse al lugar de desarrollo del evento, los días de desarrollo del evento, la confusión de Summerland con el desaparecido Ultramar, la referencia a que el LSD se vende en pastillas, o que sabe amargo y muchisimas otras impresiones.

En cuarto lugar, las noticias también reflejan la doble moral colombiana en la que se arma el escándalo de la vida por el supuesto consumo de una droga ilegal, sin embargo, cuando uno como lector se toma 20 minutos de su vida para leer sobre la “peligrosa droga” que supuesta mente intoxico a las personas y lo hace a través de investigaciones serias como la denominada: “Inside LSD” de National Geographic Channel, uno nota que lo descrito en los artículos no pueden ser efectos de esa sustancia, porque de acuerdo a las investigaciones científicas, esa sustancia ni se vende en pastillas, ni hace efectos en 20 minutos, ni tiene sabor, no produce los efectos que se describen en los artículos, por lo que en conclusión, si es verdad que hubo personas en esos estados, sabra Dios que cosa fue la que consumieron pero con seguridad no fue LSD, pero lo cierto es ninguno de nosotros lo sabe porque el tema de las drogas en Colombia es un tabú del cual se considera casi que un pecado hablar al respecto. Por oposición, lo que se encuentra son referencias a la vida de Steve Jobs el fundador de Apple, la banda los Beatles y muchas otras personalidades del Siglo XX que relatan como esa sustancia inspiró sus vida.

En quinto lugar, se ve reflejado en un festival gigante el pequeño problema local de Bogotá de los horarios porque cuando las personas sienten que tienen menos horas de fiesta, entonces procuran “meterse toda la rumba” en ese menor lapso de tiempo, lo que muchas veces termina en excesos. Deberíamos ver ciudades como Sydney en Australia donde no existen este tipo de limitaciones al horario de los eventos, lo que se refleja en una cultura y mentalidad ciudadana de disfrutar sus eventos con calma y sin excesos porque no tienen ese afán de pasarla bien antes de que cierren.

En sexto lugar, es increíble como las autoridades de la ciudad de Cartagena no dimensionan que cada uno de los turistas que va a su ciudad con ocasión del festival lleva en promedio un millón y medio de pesos (o más) para gastarselos, dinero que se queda en la ciudad y que le es increíblemente útil a la economía de una de las ciudades más pobres (y rica al mismo tiempo) y desigual del mundo. Y que en vez de apoyar este evento que les trae tantos beneficios, se preocupen sólo por obtener cada uno su “tajada” y ganárselas todas y tumbar a todo el mundo que sea posible.

En séptimo lugar, el anterior punto es el reflejo de la cultura colombiana “del vivo” que está mucho más acentuada en la costa de nuestro país, en donde la mayoría de los costeños (pero por su puesto no todos) quieren su tajada y ver por donde le sacan plata a los “rolos”, “paisas” y demás personas de otras regiones y muchísimo más a quienes no son colombianos, porque de ellos son de quienes más abusan.

En octavo lugar, desde el punto de vista nacionalista y económico, también es increíble ver que aunque desde los años 90 entramos en una etapa de neo liberalismo y apertura del mercado y que en los últimos 3 gobiernos se han incentivado los TLC y la inversión extranjera, resulta que las autoridades locales están en contra de la inversión en sus ciudades y de que un evento de talla mundial reúna artistas y asistentes extranjeros si darse cuenta de nuevo que todo ese dinero que traen ellos es el que tanto necesitan los barrios más deprimidos de la ciudad de Cartagena.

En noveno lugar, resulta igualmente reprochable que se estigmatice un evento que promueve la cultura y la música en paz y armonía. Un evento que vende amor y felicidad para quienes se apasionan con esa forma de arte en un país donde la violencia y los verdaderos temas graves de fondo ya son algo que la mayoría acepta y con lo que convive todos los días.

En décimo y último lugar. Vale la pena hacer una referencia al público de música electrónica colombiana. Sorprende también que las personas que más se quejan durante todo el año de que “no hay escena” y “no hay cultura” no hagan sino criticar al único evento del país que se pone en la durisima tarea de hacer algo realmente grande e importante, porque puede que a muchos no les gusten varios de los artistas que se presenten y eso está perfecto, pero quejarse del festival entero porque no le gustan algunos de los artistas deja mucho que desear de sus posiciones personales… Nos hace falta mucha más tolerancia a todos en este aspecto.

Finalmente, no queda más que felicitar a los empresarios que incursionan en esta aventura de armar un festival de tal magnitud en un país como Colombia que les paga tan mal en general… Mil gracias a ustedes por aguantarse todas estas situaciones y pese a las adversidades seguir brindandonos a nosotros espectaculos de calidad mundial del arte que a muchos de nosotros es lo que más nos apasiona en la vida: LA MÚSICA!