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“Nuestro público no tiene criterio musical”

“Nuestro público no tiene criterio musical”

“Nuestro público no tiene criterio musical”Juan Antonio Agudelo ex jurado de Altavoz habló con PlanB en una entrevista acerca del panorama musical en Medellín y lo que le falta para constituirse como un foco de nuevos escenarios.

Colombia es un país tropical tanto en su topografía como en sus preferencias musicales. Así lo demostró el estudio realizado por Dinero.com que revela al vallenato como género rey en cuanto a presentaciones en vivo. Sin embargo, durante los últimos años, nuestros escenarios han sido escala de grandes actos internacionales que han ido desde Incubus hasta Britney Spears.

PlanB Medellín habló con Juan Antonio Agudelo sobre este “boom” musical. Agudelo ha sido promotor cultural de Comfenalco, jurado del festival de rock Altavoz, director de la emisora de la Cámara de Comercio de Medellín y actualmente se desempeña como coordinador del área de extensión cultural de EAFIT.

PlanB: Luego de estar aislados musicalmente, grupos de renombre internacional han visitado el país como Metallica, Guns N´ Roses y Iron Maiden. ¿A qué cree que se deba?
Juan Agudelo: No es que faltara el público. Definitivamente el impacto lo tuvo la ley que acabó con esos impuestos tan agravantes al momento de traer artistas de afuera.

P.B.: ¿Qué cree que falta para que nos empiecen a visitar nuevos actos?
J.A.: Aquí vivimos el rock con nostalgia y sufrimos de una incapacidad para hacer cosas nuevas. Además estamos en una época de neoconservadurismo y de temor que nos lleva a tomar pocos riesgos. También existe un abismo entre el público que va a conciertos a ver y escuchar la música y no por el show.

P.B.: ¿Cómo cree que se puede llenar ese abismo?
J.A.: El canal Much TV de Argentina, por ejemplo, tenía cosas interesantes: dos o tres meses antes de que fuera un artista a concierto hacían especiales sobre su recorrido, su música y por qué era importante. Esto generaba construcción de memoria e historia, se creaba criterio y un sentido de pertenencia. La gente sabía por qué iba a ver a un grupo al contrario de lo que pasa aquí donde la mayoría de gente va a ver a Madonna por moda.

P.B.: ¿Cree que traer este tipo de agrupaciones internacionales puede darle un impulso a los grupos locales?
J.A.: En eso hemos crecido mucho. Nuestra audiencia ya valora más lo local y lo étnico. Grupos como Puerto Candelaria, Bomba Estéreo y los grupos de metal nuestros tienen su fanaticada. Claro está, contra todas las circunstancias y pronósticos porque no han tenido el apoyo que se merecen de las emisoras.

P.B.: ¿Qué cree que ha contribuido a generar esta consciencia sobre lo local?
J.A.: El rock étnico ha rescatado las raíces de lo popular cosa que el mismo vallenato no ha hecho ya que está plagado de valores de “traqueto”. El gran “parche” de nuestros jóvenes es irse al Parque Lleras, abrir la puerta del carro y poner vallenato o reguetón a todo volumen. Uno se siente solo en cierta forma. Yo podría ser el padre de una generación a la que le encanta la ranchera.

P.B.: Hemos presenciado actos de artistas de metal que no son muy conocidos por el público en general, pero importantes en su género, como Tarja. Otro acto internacional de la talla de Madonna repetirá en la ciudad. ¿Qué cree que han visto estos cantantes en nuestro medio?
J.A.: Madonna es un boom y una estrategia de negocio muy bien manejada en cuanto a impuestos y a la cual está vinculada la alcaldía. Medellín no ha pasado la prueba. La pasará cuando pueda traer algo distinto a Madonna y que su público a la vez sea capaz de oír a Depeche Mode y a Placebo. En general, el público de Madonna es el público que también ve a Vicente Fernández y dudo de su criterio. Igual es muy importante que ella venga y hay cabida para todos los gustos, pero falta madurez en cuanto al criterio musical.

P.B.: ¿En qué sentido?
J.A.: No hay una formación seria del público. El hecho de que llegue Morrissey y otros artistas que no son del mainstream aún es un riesgo porque son para un público de nicho. Las emisoras comerciales están anquilosadas y siguen pasando clásicos de los ochentas. A eso le sumamos el hecho de que el disc jockey está por encima de la música y es más artista que el artista. La base de esto es la ignorancia por parte de los programadores y los DJ’s que no conocen lo que sucede en la escena musical, les venden a las nuevas generaciones una nostalgia aberrante que da la idea de que esta generación no está produciendo ningún talento.

P.B.:
 Cuando decía que Medellín no pasa la prueba, ¿no cree que nos acercamos llenando los teatros dos veces con Epica, quienes vendrán por tercera vez a la ciudad?
J.A: Nuestros rockeros tienen un rango y un espectro musical muy estrechos. Si a alguien le gusta el gótico entonces sólo escucha eso. No se ve el valor de artistas como Björk o PJ Harvey quienes han hecho grandes contribuciones a la música. Tenemos que ser más abiertos.

P.B.: ¿Qué opina de Radioacktiva como la mayor emisora de rock del país?
J.A.: El problema es que pasan de lo indie a lo alternativo sólo lo más oficial y políticamente correcto. Ahora uno prende la radio y para oír una canción tiene que oír a los DJ’s hablar un buen rato y emisoras como Radiónica están copiando ese formato. Este es el reflejo de una crisis de valores, no desde el moralismo sino porque no hay formación musical del oyente, además eso es lo que vende por tanto es lo que ponen las emisoras. Sin embargo, si uno escarba en la periferia, ve que hay gente en otras latitudes que asume riesgos como Arcade Fire, Elbow y grandes como Radiohead.

P.B: ¿Rescata algún medio nacional?
J.A.: Están por ejemplo las emisoras de la Universidad Nacional y la Cámara de Comercio, y en general las de programación cultural en las que el protagonismo lo tiene la música.

P.B: ¿Piensa que la ciudad pueda convertirse en un nuevo destino permanente de conciertos, tal vez por encima de otras ciudades?
J.A.: Cuando eduquemos al público y a los medios de comunicación. Tenemos una debilidad en la formación de aquellos que están detrás de esos medios y que deben educar al público para que escuche la música de forma crítica.

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