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Entrevista a GLADKAZUKA: ¿Medellín es una ciudad fértil para la aceptación de la diferencia?

Entrevista a GLADKAZUKA: ¿Medellín es una ciudad fértil para la aceptación de la diferencia?

La importancia de las discusiones sanas (aunque no lleguen a consensos), es que permiten el crecimiento y la profundización del conocimiento, la aceptación de las diferencias y asumir posiciones empáticas; intentar comprender las ideas del otro, ayuda a forjar interacciones más fuertes, y por supuesto, edificar movimientos estables que se consolidan en el tiempo. Hoy lo volvimos a hacer con Gladkazuka, un referente del sonido alternativo nacional y uno de los Live más creativos y diversos del territorio >>> ¡próximamente lo estaremos deleitando en el Festival Internacional de Música Electrónica Avanzada FREEDOM este próximo 18, 19 y 20 de agosto.  

Entrevista a GLADKAZUKA: ¿Medellín es una ciudad fértil para la aceptación de la diferencia?
Foto por Catherine Pérez

¡Hola Gregorio, muchas gracias por aceptar esta invitación!  

  1. ¿En qué va tu actualidad? En el 2011 tuviste una conversación en Medellinstyle.com donde contabas sobre tu proceso en la producción, la banda, el sello y tu proyecto en solitario ¿cuál es la actualidad de todo eso y que ha surgido de nuevo?  

Gracias a ustedes por el espacio para esta conversación.  

Han pasado varios años y muchas cosas desde entonces. Después de haber participado en diferentes proyectos y colaboraciones con colegas y amigos, publicar algunos ep bajo el nombre de Gladkazuka, ando trabajando en un nuevo material para Discos Nutabe y concentrado en seguir desarrollando el live set, encontrando nuevas formas, ideas y métodos. Sigo experimentando diferentes configuraciones con instrumentos y profundizando en la búsqueda de ritmos y sonidos que encuentro como conversación entre mi trabajo interior y la calle, que es para mí, lo que suena en nuestro entorno como banda sonora.  

También, me he visto cada vez más interesado en los eventos culturales públicos y los que se realizan con las alcaldías en diferentes ciudades. Estos eventos son para mí una oportunidad de devolver a la calle toda la inspiración y la contemplación que me permite. Me parece muy especial la posibilidad de participar en un escenario donde confluyen distintas audiencias para apropiarse del espacio público como un espacio de celebración y baile porque allí se logra llegar a públicos especializados, a los curiosos, al transeúnte, al que antes no conocía o no le gustaba una cosa o la otra. Igualmente, me resulta inquietante la idea de poner un sonido donde usualmente no pertenece, es decir, sacar la electrónica de las pistas de baile a la calle, o llevar un ritmo de la calle a una pista. Me gusta mucho que en los espacios en donde la música suena se puedan juntar diferentes generaciones en torno al sonido.  

  1. En esa misma entrevista planteabas que en la ciudad faltaba “infraestructura, plazas y espacios para que las propuestas evolucionaran” ¿crees que aún permanece igual? ¿qué propones para seguir superando esta adversidad?  

Creo que desde esa vez que hablamos, la ciudad ha cambiado en términos de oferta cultural, por supuesto. Pero sigo sintiendo que nos faltan espacios para manifestaciones culturales diversas, para la diferencia. Sin duda hay un crecimiento en la oferta de eventos en la ciudad. Pero no es un secreto que Medellín es una ciudad muy conservadora, y esto trae como consecuencia la falta de apertura a la diferencia y a lo distinto. Percibo la homogeneización como una consecuencia de este conservatismo y de un mercado aplastante. Siento que necesitamos espacios que potencien y enriquezcan la diversidad con sus diferentes manifestaciones culturales, desde la apertura a la diferencia y a la escucha, superando la barrera de los gustos personales.  

  1. ¿Qué piensas de que en Medellín por año se estén realizando más de 10 eventos masivos o festivales?  

Existen programas importantísimos de la Alcaldía, por ejemplo, la inmensa labor de un festival gratuito como Altavoz que ejerce un espacio tan poderoso en la ciudad para los jóvenes y diferentes públicos. También, el trabajo consistente y trascendental que ha creado el Freedom a lo largo de todos estos años para Medellín. Espacios como La Pascasia que es uno de los pocos lugares de la ciudad que abre sus puertas durante todo el año a una gran diversidad de propuestas, y el Festival Latineo que comenzó el año pasado proponiendo un especial enfoque con un cartel diverso y latino. 

Sin embargo, pienso que una vez ocurren estas fechas, volvemos a cierta inercia coaccionada por la homogeneización. La oferta del día a día o de semana a semana es poca en diversidad y en cultura en general. Pueden ser más de 10 eventos masivos, pero a veces se puede percibir que son casi el mismo evento repetido varias veces. Para terminar mi respuesta me gustaría formular una pregunta ¿Realmente creemos que Medellín es una ciudad fértil para la aceptación de la diferencia?  

  1. Tu Live continúa diverso y multicolor, espacios centrados en la exploración, el ingenio y el baile ¿cómo puedes describir el desarrollo que este ha tenido y hacia donde más lo quieres llevar?  

Siento una curiosidad profunda por el ritmo, como uno de los principales componentes de mi música. La conversación que surge entre las drum machines y el bajo, por ejemplo, como si fuera una pequeña orquesta, me lleva mucho a pensar en el sonido que nos cobija como sociedad y en esa cotidianidad que escuchamos en la calle. Ahora mi camino va por ese lado del tumbao sin necesidad de ser directamente literal, por ejemplo, tengo la sensación de escuchar acid en el groove y el sabor de Rodolfo Aicardi o el Grupo Niche. Esas ideas son las que me llevan a moverme por ese camino del tumbao acid, o el Chicago-Floresta por llamarlo de alguna forma. 

 

Entrevista a GLADKAZUKA: ¿Medellín es una ciudad fértil para la aceptación de la diferencia?
Foto por Catherine Pérez
  1. ¿Crees que ya hay techno colombiano? o ¿qué nos falta para tener nuestro propio techno? 

Sin duda. Si hablamos de música que nos induce a un estado de trance y de baile, existe una riqueza inmensa de ritmos que son exactamente eso, me refiero a ritmos ancestrales y de la cultura popular con los que tenemos la fortuna de contar en Colombia. Creo que en la ciudad hay un gran movimiento de nuevas generaciones inquietas por la música, haciéndose muchas preguntas, creando continuamente. Hay un talento inmenso en Medellín. Siento que ahí hay un gran potencial sonoro. Pienso en Magdalena y Anne Artikel con su gran apuesta, en Erre Ye con su nuevo disco Búsqueda y su espacio académico a través de El Club de Audio que es tan necesario, en Arvak, Filmmaker, Sano y Byron Maiden, o en los amigos de Ciudad Fantasma (antes conocidos como Bad Sound) y en muchos otros proyectos, que para mí, son muestra de que en Medellín hay indudablemente una gran sustancia creativa.  

  1. ¿Crees que subgéneros como el techno tienen algún límite al momento de ser mezclado con otros géneros? lo preguntamos porque muchos que plantean este límite, argumentan que la música underground como contracultura y movimiento clandestino, nació como resistencia a parámetros establecidos y aceptados socialmente o naturalizados, como contrapeso a la masividad; porque se encontraba allí cierto lugar antisistema y claramente otros géneros simbolizan todo lo contrario.  

La música para mi tiene un mismo origen, viene de un mismo lugar emocional y se manifiesta de diferentes formas a través de la sociedad y las culturas dependiendo de muchos factores, tal vez quedarnos en el género es quedarnos en la superficie y no ver la profundidad.  

Cuando estamos frente a alguien a quien le gusta otra cosa diferente a lo que nos gusta, solemos pensar que esa persona está equivocada porque no piensa como nosotros, es un vicio muy triste que tenemos como sociedad, anular al otro porque no suena como creemos que debe sonar, porque no está dentro de los cánones de un género o un estilo determinado. Tal como pasa en la política, siento que pensar así es un poco obtuso pues estamos dejando de entender el porqué de esa música, cuál es su origen y su razón de estar ahí como manifestación cultural de una comunidad o una sociedad.  

Nosotros somos mezcla por naturaleza, y siento que la escucha abierta y atenta de la calle como se presenta, con lo que suena allí, enriquece nuestro proceso creativo y es un paso para comprender y dejarse inspirar por la diferencia.  

Creo que siempre ha existido una frontera que demarca un género pero que naturalmente está destinada a ser traspasada por los que habitan otros gustos, como lo que sucede entre las músicas radicales y las comercialmente establecidas.  

  1. ¿Por qué crees que caemos en la facilidad de coger el folclor de lo comercial dentro del techno cuando políticamente se convierte en su antítesis si se hace de esta manera, y no buscando raíces como las afrolatinas por ejemplo?  

Yo no diría que es la antítesis, no lo pienso así, porque realmente creo que la música, en su estado más puro, viene de un mismo lugar, tal vez del plano de las ideas y las emociones, como lo menciono más arriba. Es un estado casi amorfo que luego florece materializándose en géneros.  

Entonces pienso que es perfectamente natural que los géneros se encuentren en un punto, se mezclen y esto produzca una corriente nueva. Esa es la evolución de la música. Y es inevitable que estos procesos de cruce sucedan en una sociedad tan diversa y rica como la nuestra. Para mí, es un proceso casi biológico. Si bien el techno, radicalmente hablando, puede referirse a la ciudad y a lo urbano y, por otro lado, el folclor se podría ver como la banda sonora de nuestro campo y la ruralidad, este cruce de pensamiento y sonido ocurre cada vez más por el intercambio y la permeabilidad cultural que ha traído la comunicación y el acceso a la información propios de este tiempo.  

Nosotros, “los de la ciudad”, cada vez nos desplazamos más hacia lo rural y por supuesto el fenómeno opuesto viene ocurriendo hace ya bastante tiempo en nuestra sociedad, por muchas razones, la mayoría desafortunadas: violencia, desplazamiento y falta de oportunidades en el campo. Con todos esos movimientos viaja ineludiblemente el sonido. En estos procesos de intercambio llevamos con nosotros lo que escuchamos, que se ve luego contrastado en un contexto distinto del que proviene por otras sonoridades. Entonces, como efecto, surgen nuevas preguntas, curiosidades, posibilidades de hacer cruces. Si estamos atentos, la música, independientemente del género al que pertenezca o de la comunidad de la que provenga, comparte en su raíz más profunda el mismo sentido, el mismo propósito. ¿Acaso uno de los factores del techno más imprescindible no es la expresión ancestral del baile? ¿Qué es lo que sucede entonces con el tribal? ¿Lo mismo no ocurre con el mapalé, la cumbia o un currulao?  

  1. Tu experiencia y trayectoria te da la posibilidad de dar una percepción sobre la actualidad del escenario electrónico local con base a lo vivido hace más de dos décadas ¿qué piensas de nuestro presente y que presagias para el mañana?  

En Medellín encuentro siempre un espacio fértil para hacer, creo que siempre ha existido algo muy especial en la ciudad y es esa búsqueda y esa curiosidad innata acompañada de un gran talento, creo mucho en eso como comunidad, como sociedad. Lo mainstream y comercial se ha instalado sin duda para ocupar muchos espacios, absorber y homogeneizar audiencias y sectores, pero siempre hay algo muy bonito que es ese combo de resistencia con ganas de seguir buscando, de cuestionar y hablar un lenguaje distinto, hay una contracultura vital que sigue desarrollándose para abrir paso al futuro y darle espacio a nuevas sonoridades.  

  1. Recomiéndanos por favor la música que más te está haciendo vibrar  

Filmmaker, Magdalena, Latina estéreo, el Chicago Acid de la mano de Traxx, Ron Morelli y su especial sello L.I.E.S., y sonidos en común como el electro italo de David Vunk. 

Entrevista realizada por Daniel Tamayo Mendoza

Entrevista a GLADKAZUKA: ¿Medellín es una ciudad fértil para la aceptación de la diferencia?