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Conoce el lado oscuro de la deforestación en Latinoamérica

Conoce el lado oscuro de la deforestación en Latinoamérica

Periodistas ambientales y expertos señalan que no solo se trata del impacto natural y su aporte al cambio climático: el entramado de debilidad estatal y jurídica, sumado a inversiones legales e ilegales son la máscara de la depredación en la región.

El lado oscuro de la deforestación en Latinoamérica: legalidad e ilegalidad contra nuestros bosques
Dos de los nuevos motores de la depredación de los bosques en la región son los proyectos de infraestructura, especialmente carreteras que califica como el camino de la salida de todos los recursos de los territorios.

Los proyectos de organismos multilaterales, las grandes inversiones nacionales en infraestructura y desarrollo con información privilegiada (llámese oculta) y los multimillonarios recursos -legales e ilegales- que sus dueños buscan dónde invertir; son parte del lado más oscuro de la deforestación en Latinoamérica y que fue motivo de diálogo entre organizaciones, periodistas y expertos en temas ambientales para advertir de lo que sucede y unirse para trabajar en su contra.

“Muchos, muchos de estos proyectos que tiene el BID qué se yo…organismos multilaterales, multinacionales, que hacen titulación masiva para proyectos de desarrollo, queriendo o no queriendo, lo que terminan haciendo es arrebatarles las tierras a las comunidades indígenas y promoviendo la invasión de esos territorios. Entonces están generando conflicto social, asesinatos, muertos, destrucción. Y ese es un lado que tenemos que ver también, no solamente que perdemos bosques, no solo que tenemos un impacto de cambio climático. ¿Cuál es el impacto social que va asociado?”, denunció la periodista peruana Julia María Urrunaga, quien reveló que tan solo durante la pandemia, dos líderes indígenas han sido asesinados en el contexto de la lucha por la conservación de la tierra en su país.

La experta en tráfico ilegal de madera y directora de programas de investigación ambiental, se reunió junto a la reportera mexicana Thelma Gómez, editora de Mongabay Latam, experta en derechos humanos, medioambiente y corrupción, y al zootecnista colombiano Rodrigo Botero, experto en deforestación en Latinoamérica y director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible; gracias a la convocatoria el webinar ‘Deforestación y Cambio Climático ‘Síntomas de un sistema averiado’, realizado por el tanque de pensamiento Transforma, por 350.org, la alianza periodística Liga contra el silencio y el Instituto de Prensa y Sociedad de Perú que promueve el periodismo de investigación.

Los datos les dan la razón a los alarmantes análisis de los invitados respecto a la deforestación: cinco países de la región están en el ‘Top Ten’ de deforestación de bosques primarios.

Durante 2019 se han deforestado en el mundo 11.9 millones de hectáreas, según datos del Global Watch Forest y que indican que tan solo en Brasil, un millón 361 mil hectáreas fueron depredadas durante el año anterior al ritmo de un campo de fútbol cada seis segundos.

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Para Rodrigo Botero, el contexto de la situación en Latinoamérica -desde el chaco paraguayo hasta Belice- es mucho más compleja que el escenario referido que argumentan los gobiernos y que achacan la deforestación a campesinos y comunidades.

“Estamos ante la última gran avanzada mundial de búsqueda de tierras disponibles para commodities”, advirtió el investigador, activista y experto colombiano.

Y esa avanzada esta estructurada bajo un complejo esquema que fue detonado por la moratoria declarada en Asia y que despertó la presión por los territorios libres y protegidos de la región, incrementando los precios de la tierra y también la voracidad de capitales de todo tipo que buscan invertir en los mercados dominantes de palma de aceite, soya y carne.

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“Ahí empezamos a ver grupos de inversionistas que hay para este tipo de procesos y que son comunes en muchas de estas áreas, tenemos grupos de inversionistas transnacionales, incluidas personas de estos países, una combinación de grandes capitales incluso relacionados con grupos religiosos de gran poder como las iglesias menonitas, uno de los grupos que tienen mayor presencia desde Bolivia hasta Belice para buscar territorios para hacer agronegocios”, detalló.

Agregó además que estás avanzadas de búsqueda de tierras se ven favorecidas – y en complicidad- con gobiernos con contextos jurídicos débiles de protección de reservas forestales, territorios indígenas y áreas protegidas.

El lado oscuro de la deforestación en Latinoamérica: legalidad e ilegalidad contra nuestros bosques
Los datos les dan la razón a los alarmantes análisis de los invitados respecto a la deforestación: cinco países de la región están en el ‘Top Ten’ de deforestación de bosques primarios.  Imagen: Minería ilegal en el Bajo Cauca antioqueño, en Colombia.

Para el experto dos de los nuevos motores de la depredación de los bosques en la región son los proyectos de infraestructura, especialmente carreteras que califica como el camino de la salida de todos los recursos de los territorios; y segundo, los proyectos de expansión de la matriz energética; que la mayoría de las veces usan información privilegiada en poder de los gobiernos para procesos de titulación que terminan en deforestación intensiva.

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A las denuncias se suma también el debilitamiento progresivo de las distintas entidades públicas que trabajan por la defensa y protección de los territorios, cuando muchas veces un funcionario tiene a su cargo la responsabilidad sobre una selva completa.

Justamente sobre la debilidad jurídica, la mexicana Thelma Gómez indicó que es lo que viene sucediendo en la selva maya en México y Guatemala donde algunas normas protegían estos territorios en su mayoría indígenas, un esquema jurídico que se destruye paso a paso.

“Desde hace 15 años se ha estado debilitando toda la parte jurídica para la propiedad de esa tierra comunitaria y se han encontrado puertas que han ido abriendo para gente de fuera de las comunidades a quienes las están convirtiendo ahora en ejidatarios. Están comprando esa tierra y despojando las comunidades de sus territorios y en muchos de esos territorios como en Campeche en Yucatán, son menonitas como lo decía Rodrigo”, indicó Gómez.

Al listado de grupos interesados en apropiarse de la tierra, los expertos sumaron los grupos de narcotráfico que ya se sabe tienen importantes inversiones en el boom del aguacate y la creación de territorios para la ganadería intensiva, muchas veces con injerencia armada en esos territorios y que algunas veces también esas armas están al servicio de importantes grupos económicos legales.

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De hecho, denunciaron, el esquema es que primero se deforesta el territorio, ya sea por incendios provocados o por otros mecanismos, para que después distintos grupos entran a adquirir las tierras. “Estás inversiones cambian del cacao a la palma y van cambiando de producto simplemente para acumular tierra: entran, deforestan y venden, porque la tierra deforestada tiene un gran valor ya que ninguno empresario en estas épocas en que los consumidores te bloquean los productos, quiere ser responsable de deforestación. Entro, compro la zona deforestada, vengo a arreglarla y ofrezco oportunidades de trabajo y creo oportunidades, pero antes otros hacen el trabajo sucio con asesinatos de líderes indígenas, de defensores ambientales”, puntualizó Urrunaga.

Los invitados hicieron un fuerte llamado para aplicar soluciones en las que ubicaron en primer lugar a una fuerte posición de los ciudadanos con consumo responsable que bloquee a las empresas con productos derivados de la depredación de los bosques en la región; también llamaron a la unión entre organizaciones ciudadanas y no gubernamentales para adquirir una posición más fuerte ante la opinión pública y la generación de presión a gobiernos débiles o corruptos que puedan generar bloqueos a sus decisiones amañadas.

También se pidió al periodismo, establecer estrategias de investigación ante la decisión de los gobiernos de mantener información oculta para ser usada en favor del esquema de explotación.

Fuente: La Network