Animados por el sentimiento patrio, muchos colombianos beben en Venezuela de este antioqueño.
Salvo por el detalle de que es producido en Venezuela y no en Medellín. Y no se trata de una de las tantas marcas chiviadas.
Con este aguardiente el guayabo es peor, porque se trata ni más ni menos de un robo de marca.
Al parecer, la única salida es pagar la cuenta.
La empresa ya registró todas sus marcas en Europa, Estados Unidos y el resto de Latinoamérica para evitar tragos amargos como el que estamos pasando en Venezuela.
El mercado de Venezuela podría representar unos dos millones de dólares en ventas, que ahora van a manos de una empresa venezolana.