SOMOS 5000 EN TELEGRAM INGRESA AQUÍ
Theo Parrish / ENTREVISTA

Theo Parrish / ENTREVISTA

(Via: Clubbingspain) Contar con entrevista exclusiva es una responsabilidad para con tu público, como todas las demás, y sobre todo con el resto de profesionales que se quedan sin poder charlar con la estrella de turno. La tarde antes de mi encuentro con Theo Parrish, el también estadounidense, FaltyDL, productor de Planet Mu y Ninja Tune, comentó en una de las mesas redondas organizadas durante la semana pasada por Micro-Mutek y Red Bull Music Academy que la primera impresión que tuvo cuando se encontró con el responsable del sello Sound Signature no fue demasiado buena. Algún compañero de profesión me confiesa también que el Dj de Detroit le da mucho respeto y que no sabe si se enfrentaría a la bestia. Con este pesado fardo de responsabilidades y temores me acerco el sábado mediodía hasta el hotel del Paralelo para encontrarme a un Dj que me recibe cojeando y con cara de cansado: “He venido a Barcelona con mi mujer y se ha puesto enferma. Hemos pasado mala noche”, me comunica al poco de saludarnos. Una vez acabadas las convenciones se pone en marcha la grabadora para que empiecen las confesiones (algo raro, por lo general lo más interesante se cuece fuera de micro). “A veces es bueno sentir miedo, pero nunca para quedarte parado en medio de ninguna parte”, comenta al poco de empezar como si hubiera leído mi pensamiento. Y así hasta el final. Ni exclusivas, ni leches. Las palabras de Theo Parrish deberían ser código abierto de la humanidad.

Theo Parrish / ENTREVISTA
¿Cómo lleva lo de pinchar y tener que trasnochar durante muchas noches a la semana una persona tan espiritual como usted?
Bueno, lo primero de todo es que una persona a mi edad tiene que tomar conciencia de lo que lleva entre manos. Cuando eres joven haces tonterías continuamente. Como pensar que en el club la gente está para servirte a ti que eres el Dj. Gran error ese. Y muy generalizado. En realidad eres tú el que estás en el club de turno para servir a los que han venido a verte. Imagina que estás pinchando en un local para 1000 personas. Son 1000 personas de Dios a las que tienes que contentar. Hasta aquí, todo bien. Pero piensa en este cálculo. De un total de 1000 personas te sale una proporción aproximada de lo siguiente: una de cada cinco personas que están bailando esa noche podrían morir en las siguientes 24 horas por un problema de salud. Es una cuestión de probabilidades, de fríos números, pero piensa en ello. Piensa que es muy posible que de las mil personas que te están viendo, una, al menos una puede morir el día siguiente de tu sesión.

Claro, visto así.
Piensa en la responsabilidad que comportaría pinchar para una persona que está a punto de morir. La profesión de Dj es una de las más fáciles de realizar… pero eso no quita que esté exenta de responsabilidades. La gente no piensa en ello y sé que puede resultar un dato excéntrico, desmesurado si quieres. Pero piensa en ello.

¿Presión?
Responsabilidad. Por lo que supone pinchar la que puede ser última música que escuche una persona de los que han ido a verte. Estamos rodeados de conceptos y etiquetas: house, techno, electro, jazz, charts, nombres artísticos… Nada de eso tiene un ápice de importancia si piensas en lo que te digo. Sólo son nombres. Supongo que sabes que me gusta pinchar música variada en mis sets. Pero es que yo nací rodeado de toda esa música que pincho. Honestidad ante todo. La clave está en tener la honestidad suficiente como para ver las cosas desde una posición un poco más elevada de la que te permite tu propio ego y reconocer que en un club lo más importante es el público, el equipo de sonido de la sala y tus discos. Ya está. Tú y tus habilidades como Dj venís después.

Claro pero habrá quien piense que usted puede mezclar lo que quiera porque es Theo Parrish. Además la gente va a verle a usted por sus producciones, por su carrera… Pero sobretodo porque es usted un Dj que sorprende en cada disco.
Pero es que esa ha sido mi elección. Ese es mi saludo al mundo. Esa es la manera con la que me quiero enfrentar al público y al resto de personas que mueven esto de la industria de la música. Yo decidí hacer las cosas así. Y cualquier Dj puede hacerlo. Yo ahora tengo un nombre, eso está claro. Pero hubo un tiempo en el que empecé a pinchar como muchos de los que ahora mismo están dando sus primeros pasos. Lo que pasa es que el Dj ya consagrado quiere seguir sintiéndose el atractivo principal de la fiesta. Muchos Djs han acabado siendo productores que forzados por esa presión que supone tener que sacar referencias cada cierto tiempo han acabado escuchándose única y exclusivamente a ellos mismos. Es una cuestión de ego. Produzco lo que pincho. O pincho sólo lo que produzco. Eso no puede ser. El Dj tiene que salir a la calle. Y sobretodo tiene que pisar la tienda de discos. Pruebo un disco y le digo al del mostrador, “oye esto que suena es muy raro”. Entonces el dependiente me enseña algo más raro aún porque para eso ha montado una tienda y te contesta: “Pues eso no es nada. ¿Has escuchado a tal productor?”. Y entonces otro Dj que espera su turno en la cola y que si ha escuchado la sugerencia y que tiene ganas de demostrarlo interviene en la conversación para opinar al respecto para posteriormente ir a la cubeta a por un disco más extraño aún que el primero y el segundo ya reseñados. Ya tenemos tres discos en juego. Entonces pienso que uno me puede servir para el set de esa noche. Otro para llevármelo de gira cuando lo necesite. Y el tercero lo guardo en mi casa para ponerlo únicamente cuando viene a verte aquel Dj al que quieres impresionar y si no viene nadie en meses a casa… pues entonces mejor porque entonces lo aprovecho para samplearlo. No sé si me explico: “This is the basics of Dj culture”.

Si, se explica. La música ante todo es comunicación y la tienda de discos es la plaza socrática.
Claro, es comunicación. Lo más básico de todo este juego. Porque ese disco que pinchas durante la fiesta de después parte de una interacción del todo humana. Y sobretodo nace de una emoción que se levanta por la mañana y se acaba polinizando unas horas después por la noche. Juegas con los discos para enaltecer lo que entiendes por música. No para levantar tu ego que, a todo esto, por las noches acostumbra a revelarse más infantil si cabe. De ahí que la gente salga para parecer, insisto en lo de parecer, más adulta. De nuevo es un problema de ego. Es el problema que mueve al mundo. Tienes que subir a la cabina con la intención de jugar con la música.

Por eso acostumbra a jugar con las ecualizaciones.
Bueno, en realidad esa es mi cuota de ego a la fiesta (risas). Ese es mi ego, si señor. Si, eso lo dices porque a veces la ecualización llega incluso a parecer molesto al oído. Tienes que ir con cuidado con esas cosas.

Vamos que es tan rudo pinchando como produciendo. Su sonido cuenta con varias particularidades. Una de ellas es que los sonidos parecen funcionar en dos dimensiones distintas. Como si escucharas la música amortiguada, como desde fuera del club.
Pero todo ese efecto surge de manera natural. Trabajo la música como si fuera un conjunto de partículas microscópicas. Me gusta tratar la música como si dispusiera de una superficie física. Ese sonido es rugoso, ese otro es más liso…Las texturas son muy importantes en mi manera de dar forma a la música. En realidad no la moldeo. Trabajo con distintas fibras musicales y sus correspondientes superficies, muy diferentes entre ellas, que apenas si se enredan. Crean espacios entre ellas formando áreas de sonido diferentes que entonces propician dimensiones distintas. Y todo para conseguir que mi música no se limite a un espacio predeterminado como pueda ser el club. Lo que pretendo es que mis discos se puedan escuchar en casa cuando cocinas, cuando comes lo que te has preparado antes, de resaca, mientras haces el amor…

El amor hace tanto que ya no se practica en los clubs.

Porque la gente está asustada de lo que ocurre a su alrededor. Vivir en este mundo es duro y la única salida que encuentran a esta situación es defenderse de manera pasiva con alcohol y drogas de todo tipo… No quiero dar lecciones de moralidad. Sólo estoy advirtiendo del temor que me produce el hecho de que la gente acabe quemándose a lo bonzo en un lugar donde en principio debería pasárselo bien. Pero es que estos tiempos que vivimos no hacen falta drogas para sentirse perdido y en otra dimensión. Eso es lo realmente terrible del asunto. En la noche todos esos miedos se potencian de una manera que hace que la gente se sienta con la obligación de manifestarse a la defensiva. De ahí que mi mayor propósito al componer música sea enviar al que lo escucha cuanto más lejos mejor.

Está claro.
Está bien. Ya que es inevitable que de vez en cuando escapemos un rato de lo que entendemos por realidad, lo que pretendo es que el público sea capaz de salir de su cuerpo sin tener que destrozarlo antes con placebos de ningún tipo.

Loable propósito, sin duda.
La otra noche, sin ir más lejos. Estaba pinchando en el Plastic People. Delante de la cabina dos tipos sin quitarme la vista de encima. Lógicamente estaban tomando nota de los discos que pinchaba. Estaban tan cerca de mí que casi podía olerles el aliento. Con los codos encima del frontal de la cabina donde se apoyan los vasos. De repente aparece por detrás de ellos una chica bailando de manera sensual. Se va acercando con cuidado hasta mis dos amigos hasta que choca con uno de ellos como sin querer. Uno de los chavales le barra el paso con un codo sin tan siquiera mirarla, pensando que le quería robar tan privilegiado espacio. Al rato de infructuosos golpecitos, la chica vuelve al centro de la pista. Entonces fijo mi vista en los dos y con disimulo les hago un gesto para que se giren. Acabaron bailando los tres. Esa fue mi mejor actuación de la noche sin duda.

La gente no está por lo que tiene que estar.

La gente lo que tiene es miedo. El chico que recibía los golpecitos no se giró ni una vez para ver de qué naturaleza eran los golpes que recibía. Estaba obsesionado con mis discos. Una cosa es que tengas una afición y otra que desafíes las leyes de la naturaleza.

Y el entorno actual también influye mucho. Es responsable de un tanto por ciento muy elevado de nuestro (mal) humor.
Ey, yeah man. Allí donde miras todo tiene cara de crisis. Aunque también hay que tener en cuenta que en este contexto general hay muchas otras crisis tan pequeñas como todo tú. Madurar significa convivir en diferentes entornos. En diferentes dimensiones. Si el entorno te afecta más que nunca es porque eres consciente del envoltorio social en el que convives. Yo sería partidario de que los clubs apagaran las luces mientras suena música. De esa manera el ego se disolvería en la oscuridad.

Porque de ese modo la gente no puede comparar.
Exacto. El ego siempre te pone en relación a otro. si encima tienes un ego herido con el que te posicionas en relación a todo el mundo… Oh man!… entonces estás perdido. Apaga las luces.

Tengo un amigo que bailó su sesión de Sónar de hace unos años con los ojos cerrados. Mucha gente aquí en Barcelona se acuerda de aquello. Eso es personalidad.
Debería ser lo contrario. Debería ser un intento por borrar prejuicios. Por disolver el ego. Pero si que es verdad que para todo eso se necesita una cierta actitud. Y aquí está la responsabilidad del Dj y de todo aquel que tenga algo que ofrecer en público. Hago lo que me inspira. No lo que le va bien a mi ego para sentirse engañado. El interés es una señal de modestia. Uno necesita salir a la calle. Una sociedad en la que los suyos no salen a la calle a chocarse con sus semejantes es una sociedad enferma. El sexo viene de la pasión y la pasión del encuentro. Pero, ¿qué pasa si no nos encontramos?. Ese es el tipo de cosas que nos hacen sentirnos perdidos. Si me quedo en casa es porque domino mi espacio. Por lo tanto no admitiré variaciones por mínimas que sean. Y la vida está compuesta por variaciones, aunque sean pequeñas, pero variaciones al fin y al cabo. Yo amo las variaciones. Y por eso las muestro en cabina. Se convierten en mi responsabilidad en cada una de mis sesiones porque esas variaciones forman parte de mí. Y aunque ahora mi pequeño ego me tiente para imitar algo parecido por cuanto tu ya me avisas de que aquella fue un éxito, esta noche en Micro-Mutek no puedo repetir la sesión que pinché en Sónar.

Claro a usted ya se le recibe con una cierta expectación esta noche. Gente que hace tiempo que no sale se va a dejar caer esta noche por el Apolo.
Detroit-House-Chicago-… La gente se refiere a mí siempre con estos términos. Pero, ¿qué ocurriría si yo no supiera que es exactamente el house…? O no supiera qué entiende el público español por house… Quiero decir, si la gente tiene esas expectativas de mí que se reducen a una serie de conceptos muy vagos, ¿qué se supone que debo decodificar yo de todos esos prejuicios para saber qué tipo de sesión gustará y cual menos? Muchos Djs se intentan avanzar a lo que les espera la primera vez que visitan una ciudad. Y dicen: “Barcelona. Muy bien, tengo un amigo que fue a pinchar allí y dice que le funcionó el techno…”.

Y usted que tiene tanto donde elegir porque para algo está interesado en innumerables escenas. ¿Por dónde empieza a preparar una sesión?
Me quito de encima los discos de los que ya empiezo a estar aburrido. ¿Sabes? Hay discos que te esclavizan. Me refiero a esos discos que tuvieron su momento significativo. Y lo que tuvo significado acaba por crearte un hábito que depende de un recuerdo. Además es que se acaban convirtiendo en los fetiches que te guiñan el ojo cuando no sabes qué hacer en un momento de apuro. Acabas contrayendo una deuda con ellos. Así que en cuanto un disco da señales de flaqueza lo saco de mi maleta. Un disco que permanece en el tiempo en tu bolsa es un disco nuevo menos que pinchas en tus sesiones. Por eso te tienes que preguntar siempre, ¿cual es el siguiente nivel? Una sesión debe ser una experiencia única tanto para el Dj como para el que escucha o baila.

Y a todo esto, ¿dónde quedan sus propias producciones en sus sesiones?
No me gusta pincharlas. Porque parece que las estoy vendiendo directamente a un público que no tiene porque tragarse mi ego. Sólo lo hago en ocasiones en las que las sesiones son muy largas porque entonces puedo monopolizar un tramo de la sesión con mis propios temas y satisfacer mi egocentrismo. Pero como concesión a los que compran mis discos y no tienen oportunidad de escucharlos en un equipo de sonido de las características de un club. Además, si pincho mis propios temas estoy traicionando el guión de una sesión que no debería tener pautas previas. “Voy a esperar a pinchar mi tema cuando haya más gente que así tengo más posibilidades de que alguien lo reconozca o mejor aún lo acabe comprando”, ese es un pensamiento fatal. Porque al final el disco no encaja con el espíritu de la fiesta pero lo tienes que poner porque has estado pensado en él un buen rato.

Via Clubbingspain.com