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El sonido de las máquinas

El sonido de las máquinas

A primera vista, los dos integrantes de Daft Punk no dan la impresión de ser músicos serios. Dos hombres adultos vestidos con máscaras de robots y trajes brillantes parecerían más bien destinados a animar una fiesta infantil. Pero las apariencias casi siempre engañan, y más aún en este caso. Guy-Manuel de Homem-Christo, nacido en 1974, y Thomas Bangalter, en 1975, son tal vez los dos más grandes visionarios de la música electrónica contemporánea.

Se conocieron en 1987 en un colegio parisino de clase alta. De inmediato los unió el gusto por el funk y el rhythm and blues, por el disco y el rock clásico de los Beach Boys y los Rolling Stones y, desde luego, el gusto por el punk. Y empezaron a experimentar con las posibilidades tecnológicas de la época, justamente en el momento en que París se convertía en el centro de la música electrónica.

Junto al guitarrista Laurent Brancowitz fundaron una banda llamada Darlin’, pero se separaron en 1997 cuando Brancowitz pasó a hacer parte de Phoenix, otra de las agrupaciones francesas más reconocidas de los últimos tiempos. Ese mismo año, basados en un comentario de una revista que había llamado a su música un ritmo “dafty punky”, Homem-Christo y Bangalter dieron luz a Daft Punk y lanzaron su primer disco, Homework. Agitaron la escena electrónica con el tema Da Funk y la canción Around the World y un video de esta hecho por el director Michel Gondry le dieron, literalmente, la vuelta al mundo y los lanzaron a la fama.

Ya entonces habían tomado una de las decisiones más excéntricas de su carrera: siempre aparecer con máscaras. La idea era que los dos músicos debían desaparecer para darles el protagonismo a la música y el show. Hasta hoy pocas veces se han dejado ver en público sin sus máscaras y, aunque son una de las bandas más populares de la actualidad, muy pocas personas saben cómo se ven. “No hablamos de nuestra vida privada precisamente porque es privada”, han dicho varias veces.

Después vinieron los álbumes Discovery (1999) y Human After All (2004), que los confirmaron como una banda de culto. También sus conciertos se volvieron míticos, pues eran eventos que por momentos parecían performances.

La banda lograba una deslumbrante mezcla de música, luces, colores e imágenes. Los dos músicos aparecían en medio del escenario sobre una gigantesca pirámide –una especie de altar posmoderno– que cambiaba de color al mismo tiempo que sus trajes y sus máscaras. Bangalter dijo entonces, con humor: “Por momentos nos sentíamos como Batman y (sentíamos) que la pirámide era nuestro Batimóvil”. El New York Times llegó a decir que la gira de Daft Punk era el mejor espectáculo del mundo.

Durante ocho años la banda no publicó un trabajo nuevo, con la excepción de la banda sonora de la película Tron: Legacy, en 2008. Los dos músicos habrían podido seguir sacando al mercado discos con un sonido similar y el éxito habría estado asegurado. Pero el camino que tomaba la música electrónica los había decepcionado, y decidieron buscar un nuevo rumbo. Y sobre todo: regresar a algunos de sus géneros favoritos como el funk y el disco.

En 2008 el dúo comenzó a trabajar en este proyecto, pero lo interrumpió y solo lo retomó en 2011. Consiguió la colaboración de varias figuras de los años setenta y ochenta como el músico Paul Williams y los productores Giorgio Moroder y Nile Rodgers y a estrellas actuales del indie como Chilly Gonzales y Julian Casablancas, cantante de The Strokes, y del hip-hop como Pharrell Williams. La grabación tomó varios meses, pues Homem-Christo y Bangalter querían cuidar hasta el último detalle.

El resultado se titula Random Access Memories y fue presentado hace pocas semanas. Como era de esperarse, el álbum es sorprendente. Ya el título del trabajo, una alusión a la ya extinta memoria RAM, encarna el mensaje de fondo: el futuro se veía mejor en el pasado y la música electrónica era mejor cuando no todo lo hacían las máquinas. La banda logró una mezcla perfecta de ritmos setenteros y ochenteros con toques muy sutiles de euforia techno. Los críticos, además, han destacado la capacidad de la banda para reinventarse. “Daft Punk representa el auténtico espíritu punk: se rehúsa a tomar el camino conocido, para mantenerse vigente y atrapar a su público.

Random Access Memories lleva este impulso hasta el límite”, dijo la revista especializada Pitchfork. El mismo Bangalter le dijo hace pocos días al New York Times: “De cierta manera, es como si fuéramos por una autopista en dirección contraria a todos los demás”.

En canciones como Get Lucky o Give Life Back to Music –este último un título, por cierto, bastante revelador– se nota la búsqueda de un sonido menos electrónico. No es que Daft Punk menosprecie ahora los computadores y los sintetizadores, pero hay un rechazo al rumbo que ha tomado la música electrónica.

“Cualquier cosa con tal de no quedarse ‘solamente’ en un trabajo producido por dos DJ: este es un álbum que quiere sonar perfecto, y es víctima de su deseo, aunque para ello tenga que ponerse serio y solemne, muy consciente de sí mismo y de su idea de ir a contracorriente del siglo XXI, donde priman las grabaciones digitales”, escribió Jesús Rocamora en el diario El Confidencial de Madrid.

La apuesta es arriesgada, y el público pronto dará su veredicto. Por ahora las ventas han sido excelentes, algunas canciones ya hacen vibrar las discotecas, y el anuncio de una gira en 2014 genera expectativa. Su aspecto puede ser extraño, pero estos dos músicos podrían darle un giro clave a la música electrónica.

fuente: semana.com