Esta pregunta es la que debemos hacernos los campesinos, los trabajadores y los ciudadanos de a pie; no es un secreto que para llegar al congreso hay quienes invierten millones y otros miles de millones de pesos, esta situación nos deja ver con claridad que al congreso difícilmente pueden llegar personas pertenecientes a la clase media, y de las clases menos favorecidas ni hablar; en esas condiciones los únicos que tienen esa posibilidad son los empresarios, los industriales, los grandes comerciantes, los importadores, exportadores y los grandes terratenientes; no cabe duda que este sistema está diseñado para los grandes capitalistas.
Analizando la situación con mente fría se encuentra que son muy pocas las razones por las cuales la gran mayoría de los colombianos debemos salir a votar y elegir congresistas, los campesinos no podemos hacernos ilusiones con nuestros congresistas terratenientes, por dos razones que no podemos desconocer, porque ellos han sido factor determinante para que hayan fracasado todos los intentos de reforma agraria del país, uno de ellos el famoso “Pacto de Chicoral”, segundo porque en la agenda de ellos no está escrito que los campesinos pobres de país se conviertan en pequeños propietarios, ya que ellos necesitan a los campesinos en sus empresas agroindustriales como jornaleros, donde no tienen ninguna posibilidad de salir de la pobreza y la ignorancia.
Los trabajadores tampoco pueden esperar mucho de sus patrones congresistas; si la memoria no me falla entre el año 2002 y el 2010, los trabajadores sufrieron recortes a las horas extras, en los dominicales y festivos y lo peor el sometimiento a las maquiabeliquicas cooperativas asociativas de trabajo creadas por el gobierno con la aprobación del congreso para que los empresarios pudieran evadir el pago de las prestaciones sociales; y la ñapa el aumento de la edad para poder recibir la pensión, es por esta razón que pensionarse el día de hoy es un privilegio que de mil uno y de cien ninguno y si a todo esto le agregamos la mala calidad de la salud y la educación y el alto costo de los combustibles, a las clases menos favorecidas del país lo único que nos queda encomendarnos a Dios para que cuando alguien presente algún proyecto a nuestro favor no lo hundan los poderosos; siendo esto lo que hacen cuando ven afectado sus intereses personales, pecaríamos de ingenuos los colombianos si creemos que ellos van a invertir semejantes sumas de dinero bien habido o mal habido para llegar al congreso a legislar en contra de sus propios intereses.
A fin de cuentas lo único que nos queda a los colombianos es esperar la próxima fiesta democrática para elegir congresistas y alquilar balcón para ver muchos colombianos cargados de regalos, electrodomésticos, herramientas de trabajo, varillas de hierro, láminas de zinc, bultos de cemento, bolsas con tamales, ollas con sancocho, es decir de todo un poquito; lo que más causa admiración es que en los días de campaña y el día de las elecciones, es la humildad y la sencillez de conveniencia de los padres de la patria, saludan de mano a quien se les cruce en el camino, a los campesinos así tengan las manos embarradas y llenas de cayos, a las señoras que trabajan en las cocinas no importando que su perfume sea de aroma de cebolla y ajo, colocan la mejilla para recibir los besos así sea de una piraña mueca con aliento de anaconda, todo esto es válido para ganar votos, ellos saben que este sacrificio de untarse de pueblo solo lo tienen que hacer cada cuatro años y manteniendo el pueblo en la pobreza y la ignorancia siempre tendrán sus votos para elegirse y reelegirse.
Por: Jose Emilio Otalora
Fuente: las2orillas.co/
