A continuaci?n les vamos a mostrar una fuerte denuncia que hace el DIARIO EL PAIS DE CALI a la fiesta que dur? mas de 24 horas en el Lago Calima, queremos mostrar una posici?n critica y de reflexi?n a las palabras dichas, mientras no se haga una estigmatizaci?n total de la escena electr?nica.
Ya sabemos que por unos pagamos todos, pero se trata es de demostrar que cultura si se puede, pensamiento y estilo de vida 100% en torno a ?sta m?sica que tanto nos apasiona. Dejar las apariencias y la maldita corrupci?n del gobierno Colombiano por algo que va mucho m?s alla de los sentimientos humanos. Sensaciones que solo se alcanzan a llegar, vivir y alcanzar en un grado de conciencia mental que cada uno tiene que empezar a generar autom?ticamente con respecto a la M?SICA.
The music its the answer.
Denuncia:
Rumba de drogas en Calima
El Pais estuvo durante 24 horas en la rumba de este fin de semana y constat? el evidente grado de comercio y consumo de narc?ticos entre muchos de los asistentes. Comunidad manifiesta preocupaci?n.
Permanece tirada en el suelo, semi desnuda. Un amigo intenta levantarla haci?ndole aspirar una dosis de coca?na. La chica se niega, pero al final accede. El efecto es instant?neo. Un minuto despu?s, de nuevo, como provista de una sorpresiva carga de energ?a, baila bajo chorros de luz multicolor. Es noche de rumba electr?nica en el lago Calima, a cien kil?metros de Cali. Son las 12:00 p.m. y cinco mil personas festejan bajo una carpa anclada en un antiguo club n?utico.
Casi no hay espacio para caminar. Tres j?venes aspiran poper, el narc?tico de moda. La m?sica retumba en el suelo y hace temblar las piernas. No todos los invitados a esta rumba, patrocinada por varias emisoras juveniles de Cali, se drogan. Pero muchos lo hacen: unos fuman marihuana, otros aspiran poper, otros coca?na, otros s?lo tragan pepas que pasan con agua o con la bebida energ?tica que, justo, es patrocinadora del espect?culo.
Varios de los invitados a esta rumba llamada Black and White (negro y blanco) parecen usar todas las drogas: brincan, manotean, sacuden la cabeza, agitan los brazos, brincan de nuevo. Una chica ebria le pide a su novio un ?pase? de perico para no perder el equilibrio. La m?sica retumba y los gritos ascienden con el humo que alguien expulsa debajo de la tarima donde los ?discjokey? hacen sonar la misma m?sica una y otra vez. Todo aqu? parece calculado.
Cada quien pag? $93.000 por la boleta de ingreso, pero otros pagaron hasta cuatro millones por un palco especial, que adem?s de sof?s y una mesa con cuatro sillas, tiene servicio exclusivo de ?barman?. All? est?n las chicas m?s exuberantes, todas de senos operados y cuerpos cortados con bistur?. La ropa es min?scula, pero ninguna parece quejarse del fr?o que llega desde el lago, apenas a diez metros de la enorme explanada donde gritan, saltan y se drogan.
Algunos de los hombres de los palcos llevan guardaespaldas. Todos disimulan las armas dentro de maletines y mochilas. Un hombre gordo manipula una escopeta de repetici?n calibre 12. Parece demasiado grande para ocultarla. Todos r?en. La m?sica rebota en el techo de lona. Hay gente con radios que no baila. Est?n ah? para cuidar.
Hace un momento entr? un hombre con cuatro modelos, todas semidesnudas. Era alto, robusto, con cadenas de oro. Tres militares de camuflado y fusiles Galil lo acompa?aban de cerca, despu?s se marcharon.
Qu? piensa la comunidad
Emilio, due?o de un lote cercano al sitio de la rumba, dice que su casa est? en venta por culpa de esa estridencia que se toma el lago Calima cada fin de semana, sobre todo cuando es puente.
El se?or jura que despu?s de las rumbas, el pasto de su propiedad queda sucio de preservativos, botellas de whisky, cigarros de marihuana a medio fumar, pepas y ropa interior. Una vez ?l y sus vecinos se quejaron, pero dice que nadie los oy?.
El dato clave
En el sitio escogido por los empresarios para la rumba no hubo presencia de la Polic?a. Tampoco en el ingreso ni el control de la fila. Eso pudo facilitar el ingreso de las drogas.
Al parecer, en la Alcald?a les dijeron que esa jaur?a de visitantes es un mal necesario porque trae dinero. Es verdad.
Mar?a, due?a de un puesto de perros y hamburguesas no se imagina a Calima sin j?venes ebrios. Gracias a su bulla, dice, es que ella puede mandar sus hijos al colegio y pagarse una casa y mercar. Otro vendedor de comidas callejeras, Jairo, recuerda j?venes muertos en accidentes de tr?nsito despu?s de bailes a orillas del lago. El hombre tambi?n sabe de gente abaleada dentro de carros abandonados, pero prefiere no hablar de eso. En Calima todo es alegr?a, y tose para disimular una verdad que nadie parece dispuesto a admitir: el lago es lugar de veraneo frecuente de gente armada y con much?simo dinero. En realidad, los j?venes borrachos que andan en motos y carros a toda velocidad no son el problema m?s grave. Algo huele mal, dice entre dientes un funcionario de la Alcald?a local que prefiere omitir su identidad.
En un puente festivo, como el de ayer, las autoridades calculan que diez mil personas van al lago. El l?o es que no todas son familias en paseo. La rumba electr?nica, por ejemplo, que comenz? el viernes, se prolong? hasta ayer en la tarde, es decir casi 72 horas despu?s de iniciada. Las calles repletas de suciedad y botellas vac?as y vidrios de carros chocados, aqu? y all?, reflejan la barah?nda que pas?. ?Qu? puede hacerse? Las autoridades tienen la respuesta.
Ayer, en el sitio del concierto, hubo mujeres que bailaron con el torso desnudo, pero no por culpa de un gesto que celebrara la vida y la libertad.
Parece claro que eso y los besos que se dieron entre ellas mientras danzaban fue todo culpa de la droga y del dinero que iba y ven?a en fajos.
El n?mero
250 mil pesos. Ese era el valor de cada botella de whisky en la rumba. Nadie estaba autorizado para ingresar licor ni bebidas de ning?n tipo.