“Tabaco madurado naturalmente. Más sabor”. Esta y otras frases que la British American Tobacco pretendía incluir en algunas de las cajetillas de sus productos terminaron en una intensa batalla jurídica de la que el Ministerio de Salud acaba de salir victorioso. La gigante tabacalera, que junto a la Philip Morris concentra la mayor parte de este negocio en el país, pretendía que el Gobierno la indemnizara con $20.500 millones.
El argumento: el ministerio había excedido su competencias al prohibir la inclusión de algunas frases promocionales en sus productos. La tabacalera señalaba que en este caso había existido “censura, falsa motivación, desconocimiento de ejecutoría de los actos y violación de la confianza legítima”. Todos ellos argumentos que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca acaba de dejar sin piso.
Cada año pasan por el Ministerio de Salud por lo menos 300 productos de la industria tabacalera para que evalúe sus presentaciones y empaques. Sólo aquellos que reciben el aval pueden ser comercializadas. En este caso el ministerio le dijo no a cuatro productos de la British American Tobacco —Montana, Belmont, Kent y Kool— porque los mensajes que contenían hacían referencia a una mejor calidad del tabaco y “reducían la noción de riesgo del producto, lo cual no es cierto”, explica Fernando Ramírez, subdirector de Enfermedades No Transmisibles del ministerio.
Las cajetillas que la empresa pretendía poner en el mercado en 2011 y 2012 contenían frases como: “Está especialmente mezclado para entregar el balance perfecto entre el sabor del tabaco y el refrescante sabor del mentol. Desde 1933, ese ha sido nuestro compromiso alrededor del mundo con aquellos que buscan lo mejor” o “Es una edición especial que lleva al máximo la frescura de tus mejores momentos. Una nueva sensación creada exclusivamente por The Menthol Autority”.
Cuando se negó su publicación, la compañía agotó todas las posibilidades judiciales en el ministerio. Luego recurrió al Tribunal Administrativo de Cundinamarca. Primero argumentó que hubo “exceso de competencia porque la ley no dispone que el ministerio tenga facultades para verificar toda la información del paquete”. Luego habló de censura. Señaló que “al prohibir la transmisión al público de los mensajes legítimos que describen las calidades de los productos” habían sido silenciados.
Ninguna de sus razones prosperó. Por el contrario, el tribunal defendió que el control del ministerio es esencial para que las cajetillas no contengan “anzuelos publicitarios” que sugieran que fumar no es dañino para la salud. “Para nosotros esta decisión es muy importante porque es un espaldarazo a la forma en la que el ministerio viene trabajando. El fallo controvierte los argumentos de la industria y nos da el respaldo”, aseguró Ramírez.
La industria tabacalera se movió casi con total libertad en Colombia hasta 1993, cuando se aprobó Ley 1335. “¿Por qué crees que la copa de fútbol tenía el nombre de Mustang”, dice la abogada del ministerio para este tema. Esta ley le entregó al Ministerio de Salud la tarea de controlar “el empaquetado, etiquetado y publicidad” de todos los productos que fueran derivados del tabaco.
En ese momento desaparecieron de las cajetillas las frases que prometían una mejor calidad —“tabaco dorado al sol”, “100% natural”, “se utiliza la mejor hoja de tabaco del mundo”— y en cambio se incluyó una advertencia sanitaria con mensajes como “Fumar causa problemas cardiovasculares” e imágenes explícitas sobre las consecuencias de su consumo. Además se prohibió totalmente la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, una medida que en América sólo había tomado un país, Panamá, en 2008.
La decisión del Tribunal Administrativo de Cundinamarca podrá ser apelada por la British American Tobacco. Además, sigue en proceso otra demanda de la misma gigante tabacalera contra el Ministerio de Salud por las mismas razones y con las mismas pretensiones ($20.500 millones). Por ahora el ministerio celebra “el espaldarazo de la justicia”.
cgutierrez@elespectador.com / Por: Carolina Gutiérrez Torres
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