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Ocho historias de la biblia del techno berlines, Der Klang der Familie

Ocho historias de la biblia del techno berlines, Der Klang der Familie

Han pasado cuatro años desde que la familia Alpha Decay decidió publicar una traducción en español del libro Der Klang der Familie: Berlin, techno und die Wende, el cual fue escrito por Felix Denk y Sven von Thülen, y para su publicación en español, Juan de Sola se encargó de la traducción.

El libro, que se enfoca en las aventuras del techno y su llegada y apogeo en Berlín con un muro que empezaba a caerse y abrir paso a nuevas oportunidades, se muestra como una conversación de unificación para entender de dónde vino la música electrónica y hacia dónde avanzo, al igual que sus clubes y entusiasmo por convertir el género en un patrimonio cultural que se vio nutrido de los breakdancer de Alexanderplatz, al igual que los hoolingas, los gays de Schöneber, los punks del Este, los okupas de Kreuzberg, y hasta los soldados británicos, expatriados estadounidenses, estudiantes, artistas y todo aquel que quisiera aprovechar la nueva unión de lazos sentimentales y musicales que se provocó tras la caída del muro de Berlín, donde el techno cruzo el océano desde Detroit a una ciudad que en apariencia era gris, pero tenía el afán de sacudirse de encima el polvo de la historia reciente.

Gracias a la editorial Alpha Decay, les compartimos ocho fragmentos que representan la historia que marco el camino del techno berlines.

Billete de ida al espacio.

Ocho historias de la biblia del techno berlines, Der Klang der Familie
Dr. Motte

Dr. Motte: En el Turbine montamos la primera fiesta acid house de Alemania.

Fue el 21 de septiembre de 1988, un miércoles, con Magic Jonzon. El flyer lo hicimos con una impresora matricial de nueve agujas. Tenia el tamaño de una tarjeta de visita, con varios smileys aquí y allá. La entrada costaba cinco marcos, consumición incluida. Hice publicidad de la fiesta a muchos niveles. Primero funde Acid Party, un partido del acid. Vota Acid era el eslogan que se leía en los carteles. Luego anuncie un debate. Padres debatiendo sobre los efectos del acid. Y luego dije que además proyectaríamos una película. Eso lo pusimos en un pequeño anuncio por palabras en el Zitty. 360 Minutes in the Life of Acid. Cuando la gente preguntaba dónde pasaba la película, les decía: ‘Estas dentro’.

Nuestra decoración consistía en humo y estroboscopios. La pista de baile era pequeña, pero con la niebla se difuminaban las fronteras. Te perdías en el espacio.

Los freaks entre los “Zonis”.

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Tekknozid

Stefan Schvanke: Los tekknozid fueron las primeras celebraciones masivas. Y las fiestas funcionaban gracias a las masas. No obstante, el publico no lo integraban cien conocedores de la música aparecidos de repente de la nada, sino que allí había también mucha gente que simplemente quería bailar, seguro que muchos de ellos habían ido de fiesta a alguna de las discotecas de Ku’damm. Pero de pronto volvían su atención a discos que, con toda probabilidad, no habían oído en la vida.

Wolle XDP: Advertencia: Tekknozid no es un nuevo sinónimo de música disco. Los beats techno más duros del house, la música industrial, el hip hop, la Electronic Body Music (EBM), el new beat y el acid se conjugan con luces psicodélicas e instalaciones para surtir efectos en el subconsciente. En el éxtasis total, las fronteras de tiempo y espacio desaparecen. Las visiones del subconsciente proporcionan una panorámica del ciberespacio, aquel espacio indefinible de datos que hay detrás de monitores, sintetizadores de antenas satélite.

Con las fiestas masivas, los alemanes no sabían al principio cómo llamar la música, si techno o techno house. Según Johnnie Stieler, decidieron agregarle dos K y dejarlo como tekkno.

Marusha y el exitoso programa de radio Dancehall, convirtiéndose en una voz importante para la historia y el crecimiento de la música electrónica en Berlín.

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Marusha

Marusha: Con el programa de radio, los chavales querían saber quién estaba detrás. Y cada vez venían más. La emisora no era muy estricta con los controles. Nunca hasta entonces habían tenido tanta concurrencia. El estudio estaba repleto de gente. Venían con sus cervezas e incluso estaba permitido fumar. A mí me parecía divertido. No conocía a nadie de los presentes. Tenían que sentarnos y entonces podían escuchar. Al principio muchos se quedaban de piedra.

Vainqueur: Con Marusha todo recibió un nuevo impulso y se desató un entusiasmo que antes no existía. La forma que tenia de dirigirse a sus oyentes desmontó muchos miedos. En general, la gente del Este no estaba precisamente en primera fila, y al principio muchos se sentían inseguros porque todo era nuevo y nadie sabia a ciencia cierta dónde se encontraba. Era lógico, pues, que inicialmente se quedaran a verla. Con su manera de ser abierta, Marusha construyó puentes. Por eso la gente la quería tanto. Ella catapulto todo y enseguida conquisto a la gente. Animaba todo el tiempo a los oyentes a hacer cosas. Informaba de las fiestas e invitaba al programa a gente que hacia cosas. De esta manera uno se daba cuenta de que era gente como tú y como yo… y de que uno también podía montar fiestas. Alentaba siempre a los oyentes a ser activos y a participar.

Gracias a su programa, Marusha logró convertirse en la madre de los ravers hasta el punto de hacer una pista con Westbam para representar todo el low spirit que inspirada su programa radial, y así animarse a seguir produciendo más música.

Los hijos de la burguesía celebran el fin del mundo.

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Dimitri Hegemann y Regina Baer.

Dimitri Hegemann: Cuando cruzamos la puerta de acero y entramos en la cámara, con todas las cajas fuertes cubiertas de herrumbre, lo tuvimos clarísimo. La búsqueda había terminado.

Johnnie Stieler: Es lo que debe sentirse cuando uno se encuentra un tesoro azteca. Ninguno de nosotros dijo nada. Seguimos dando vueltas en silencio con los encendedores. Y luego, poco a poco, subimos las escaleras. No fue hasta llegar al coche que volvimos a abrir la boca.

Regina Baer: La primera vez que Dimitri me enseñó el local, por poco me caigo de culo. No podía esperarse gran cosa. Y hacía falta mucha fantasía para imaginarse aquel espacio como club. Por no haber, no había ni luz. Estábamos en la barraca y Dimitri me dio un encendedor. Entonces bajamos al sótano, que estaba todo humedo y asqueroso, y Dimitri me dijo: ‘Aquí pondremos la barra y allá detrás estará la pista’. Yo no hacia más que repetir: “No toquéis nada, no toquéis nada. Basta con que saquéis los escombros”.

Aquí una de las primeras pistas que sonó en Tresor.

El verano del amor: Love Parade.

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Love Parade en 1991.

Andreas Rossmann: Había dejado de importarnos qué hacían los demás en otras partes. Vivíamos exclusivamente dentro de nuestro propio mundo. Al mismo tiempo, teníamos la sensación inequívoca de estar cambiando el mundo, de que el techno cambiaba el mundo. Observábamos una y otra vez cómo arrastraba a gente lo más de normal y cómo les cambiaba la mentalidad. También cambiaron las formas. Se extendió tal y como era. Aunque suene a expresión manida, existía un sentimiento de familia, sentimiento que se transmitía a todo el mundo.

Annie Lloyd: El tópico del verano del amor de 1991 es simplemente verdad. Yo nunca había vivido nada semejante. El sentimiento databa de antes, pero fue en 1991 cuando tomamos conciencia de que éramos algo. Incluso la reunificación del Este y Oeste tuvo lugar en el underground, en los clubes. En ninguna otra parte.

Jürgen Laarmann: El Love Parade de 1991 marcó la hora cero de la escena alemana. Vino gente de todas partes, de Colonia, de Núrenberg, de Frankfurt. Fue aquella celebración la que lo cambio todo. Por la noche montamos fiestas en el pabellón de WeiBensee, un edificio totalmente en ruinas que llevaba décadas abandonado. Hubo que hacerlo todo, lo que supuso una inversión carísima. Al final, salimos con mas menos cero. No esperábamos obtener grandes beneficios, pero tampoco perder demasiado.

La música del futuro.

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Brain machine.

Paul van Dyk: Recuerdo perfectamente aquella cinta. Puse uno de mis discos favoritos de todos los tiempos, el de Cyclone, aquel tema llamado ‘A Placed Called Bliss’. El resto de temas también eran una pasada. Un disco de Ron Allen, que fue uno de los que había descubierto por mi cuenta, aunque conocía el concepto subliminal. Es decir, nada de cosas como ‘Anasthasia’ de T99.

Wolle XDP: La cinta de Paul van Dyk dio de lleno en el concepto, musicalmente hablando. No tenia mucho que ver con el trance tal como se extendería el tópico después, sino más bien con la serie Artificial Intelligence que editó el sello Warp, con The Black Dog, Aphex Twin, B12 y esas cosas. En ese momento, para mí, era el DJ más alucinante de la ciudad.

Paul van Dyk: Las fiestas The Brain eran muy especiales. Con cerca de dos mil asistentes, el ambiente era pura electricidad. Fui con una Roland SH-101 e introduje varios ruidos en algunas partes del brain.

Wolle XDP: Paul van Dyk era capaz de meter música a un punto new age en las fases en las que no había beat. Eso volvía loca a la gente. Veías hasta qué punto se relajaban. Muchos cerraban los ojos y se movían al unisonó como una especie de masa amorfa. Otros se sentaban y se abrazaban. Mi novia decía que entrar en aquella sala producía una sensación de bienestar equiparable a cuando se ha tenido un sueño genial.

Der Klang der Familie.

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Der Klang der Familie.

Terrible: La primera generación de DJs techno de Berlín había sido idolatraba a más no poder. Todo este amor podía hacer que dejaras de tocar con los pies en el suelo. El propio Motte era alguien al que todos adoraban. Y él disfrutaba siendo el idolatrado.

Disko: Motte era una estrella, igual que WestBam. Rok era una diva del terror. Sembraba el verdadero pánico entre los ravers. Cuando algo no le gustaba, dejaba de pinchar.

Rok: Cuando llegó la siguiente generación, los mirábamos con cierto malestar. Del tipo: ‘¿Y estos ahora qué quieren? Solo nosotros podemos ser DJs’. No es que les pusiéramos palos en las ruedas, pero sí había algo de irritación. En un primer momento, cuando Mijk van Dijk, que por supuesto era conocido como productor, se puso de pronto a pinchar, arrugamos todos la nariz.

Mijk van Dijk: La escena no era todavía tan grande, de modo que nos conocíamos todos. Hubo gente que tuvo envidia de que también yo me pusiera a pinchar. Como productor me aceptaban, pero como DJ les hacia la competencia.

Disko: Yo tuve la sensación de que la gente agradeció que llegara savia nueva.

La conexión Berlín-Detroit.

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Muro de Berlín.

Blake Baxter: Cuando vine con Underground Resistance, estuve dos o tres meses de gira y luego me quedé casi un año en Berlín. Fue cuando conocí de verdad a Dimitri. Él creía que yo formaba parte de UR. Entonces Jeff le dijo que también me dedicaba a producir música. Cuando oyó una de mis cintas, dijo que sonaba muy distinto a Underground Resistance y me pregunto si me apetecía sacar un álbum en Tresor. Lo consulté con Jeff y con Mike (al fin y al cabo, estaba en su sello), pero me dijeron que lo hiciera. Primero trabajé con Johnny Klimek, lo cual fue todo un experimento. Luego conocí a Moritz von Oswald. Era el propietario del Loveparkstudio, donde colaboraba Thomas Fehlmann. Era un tipo muy callado. No daba la impresión de ser músico. El estudio no era más que un espacio diáfano, pero tenía toda aquella colección de sintetizadores colgados en la pared. Una locura. Los tenía todos, absolutamente todos, y estaban además cableados de tal modo que podías utilizarlos en paralelo. Me quede realmente boquiabierto, en estado de shock.

Thomas Fehlmann: Dimitri nos preguntó si Blake podía usar el estudio, pero le dijimos que solo se lo dejábamos con nosotros dentro. Blake necesitaba además un operador, porque por entonces nadie en Detroit trabajaba con ordenador.

Blake Baxter: Cuando vi el ordenador, pensé: ‘¿Qué diablos harán con eso?’. Thomas y Moritz me enseñaron entonces a usar el ordenador como secuenciador. Por entonces, yo trabajaba con un sistema minimalista. Cuando les conté cómo hacia mis discos, me miraron como si fuera un genio. Y yo los veía a ellos como genios, con todo aquel equipo.

Thomas Fehlmann: Me hacía mucha ilusión colaborar con Blake. La pregunta era: ‘¿Estamos capacitados para dar ese paso? ¿Estaremos a la altura? ¿No supondrá ningún problema que él sea negro y nosotros blancos?

Si quiere leerse todo este fragmento completo, puede hacer clic aquí.

Con la llegada de Jeff Mills como X-101 para inaugurar el sello Tresor, la conexión Berlin-Detroit avanzo rápido, donde se fueron sumando y conectando personajes como Moritz von Oswald, Thomas Fehlmann y Johnny Klimek.

PD: Entre sus tantos capítulos, Czyk, nos recuerda que, desde un primer momento el techno nos dijo: ‘No tenemos estrellas. Por eso la luz enfocaba la pista de baile y la mesa del DJ estaba a oscuras. Que el público fuera la estrella era una parte importante desde un punto de vista social. Nada de cultos a una estrella, ningún Adolf Hitler, sino justo lo contrario. Somos un pueblo. La idea de comunidad fue el elemento decisivo’.

Texto por Mauricio Atencia.