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El negocio de las discográficas: se desvela por qué Spotify no puede ser rentable

El negocio de las discográficas: se desvela por qué Spotify no puede ser rentable

El negocio de las discográficas: se desvela por qué Spotify no puede ser rentable(Via: Alt1040) Hasta ahora podíamos hacernos una idea de la razón por la cual Spotify y otros servicios similares de música digital por suscripción no llegaban a obtener los grandes beneficios que se le suponen a una plataforma ampliamente utilizada. Suponíamos que los contratos para conseguir incluir a las “grandes” eran sumamente complicados y debían arrastrar contratos enormes y, sobre todo, confidenciales… hasta ahora. Gigaom publica el contrato detrás de cada discográfica para incluir su biblioteca en estos servicios en la red. Contratos queahogan cualquier posibilidad de generar beneficios quedando sometidas a las restricciones que imponen.

Los contratos vienen a aclararnos que la innovación y posterior adaptación de estos nuevos servicios para nosotros, los usuarios, es una quimera a la que los sellos musicales parecen hacer oídos sordos. Sin viabilidad financiera más allá de los márgenes que les permiten, las plataformas se las tienen que ingeniar para conseguir beneficios. En el caso de conseguirlos, a los dos años se aumentarían las tasas con una re-negociación de los términos.

Como decía al comienzo, todos estos datos siempre han estados bajo estrictos acuerdos de confidencialidad. Esta es la primera vez que se hacen públicos los detalles de los contratos, las pautas que condenan a las compañías online a un acuerdo sometido por las discográficas, el cual están obligadas a aceptar si quieren su música:

  • La estructura de los pagos estaría marcada por tres tipos:
    a) Se llevarían una parte proporcional de un mínimo x por suscriptor.
    b) Un tanto por ciento x por escucha.
    c) Un tanto por ciento x por los ingresos totales de la compañía independientemente de otras áreas de de negocio.
    El resultado de estas tres fuentes principales de ingresos es que limita totalmente la capacidad de las plataformas para desarrollar fuentes de ingresos auxiliares
  • Las discográficas deben recibir su parte de capital social. Básicamente significa que no sólo fijan los precios del servicio, sino que también obtienen parte de la propiedad de la empresa.
  • Pago por adelantado: las discográficas piden grandes cantidades de dinero en efectivo antes de comenzar. Se frena así la innovación en servicios y el modelo empresarial.
  • Informes detallados: con el fin de tener atados todas las variantes que se produzcan y así “re-negociar” los contratos y subir las tasas cada dos años, las discográficas piden informes detallados de las reproducciones mensuales incluidas cuotas de mercado de las ventas por categorías.
  • Acuerdos con los artistas. Una vez se ha llegado a un acuerdo con los sellos, las plataformas tienen que llegar a un acuerdo con cada uno de los artistas del sello, en algunos casos, material al que no se es capaz de encontrar al creador.
  • Garantizar el máximo beneficio disponible: en este caso todos los sellos obligan a firmar los mejores términos posibles de mercado sobre el resto. De esta forma cada discográfica se asegura al menos la misma “oferta” que el resto reduciendo los límites de ganancias en el modelo de negocio. Cada discográfica tiene las mejores condiciones.
  • Confidencialidad: se prohíbe revelar los pagos a las discográficas. Si se hacen públicos se pierde la licencia. Por esta razón la mayoría de grandes artistas reciben a las plataformas de streaming con buenos ojos, están obligados a no revelar lo que se les está pagando.

En resumen, se trata de un contrato que no ofrece margen de maniobra, un modelo de negocio donde las plataformas no pueden acudir a otros “proveedores” porque es un monopolio de cuatro grandes sellos. Los derechos de autor otorgan a las discográficas el monopolio quedando únicamente dos opciones, o se aceptan los términos o se quedan sin sus canciones. Pensemos que si una plataforma sólo puede obtener el contrato del 50% (dos discográficas), perdería la mitad de la música popular (sin contar las bandas independientes) del panorama mundial. Con este mapa es imposible que Spotify y similares tengan un futuro prometedor como modelo de negocio y por tanto que los usuarios tengan una mejor oferta.