Más conocido como Messenger, más vale que nos vayamos olvidando de este sistema de comunicación que ha servido durante años para las relaciones virtuales a lo largo y ancho de la Red porque Microsoft, que adquirió Skype por 8.500 millones de dólares rentabiliza así su compra y de paso “engorda” la base de usuarios al sumar muchos de la red de Messenger, últimamente menos activa que en gloriosos tiempos pasados en que era casi un estándar de la comunicación internáutica. Son 330 millones de usuarios a los que se va a “migrar” a Skype de forma lo menos “traumática” posible para tratar de evitar bajas.
Messenger ha muerto, larga vida a Skype.
Probablemente la culpa de esta desaparición no sea sólo del propio Messenger y de la caída en el uso del mismo sino en el auge de las redes sociales, Whatssap, Gtalk y demás, que han modificado la forma en que los internautas se comunican entre sí.
En esa evolución Skype ha consolidado su posición como herramienta habitual de comunicación, tanto por chat de texto como sobre todo por voz y videoconferencia, facilitando la decisión de Microsoft de echar el cierre a una herramienta que poco a poco iba cayendo en desuso para potenciar una que está más que asentada.
El hecho de que la versión 6.0 de Skype favoreciera el que los usuarios de Outlook.com, Hotmail y Windows Live Messenger pudieran comunicarse entre sí ya debió hacernos sospechar algo, por no hablar del hecho de que en la pantalla de inicio de Skype 6.0 se puede acceder con la cuenta de usuario de Microsoft.
Ahora resta aguardar a la reacción de los usuarios de Windows Live Messenger para comprobar si asistiremos a una transición pacífica.
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