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Medellín se reactiva con la cultura CLUB

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Todos, absolutamente todos estamos dichosos por la reapertura de cada uno de los bares, discotecas, centros de baile y en general por la reactivación de la cultura club que se vio fuertemente lastimada por un hecho que nos marcará para el resto de nuestra historia: La pandemia ocasionada por la COVID-19 ¿Quién se iba a imaginar que después de ostentar en un mismo fin de semana un sinnúmero de eventos electrónicos de altísimo nivel, tendríamos un prolongado stop de encierro, desolación e incertidumbre?… Y aunque obvio en la actualidad los aforos son limitados, los horarios están reducidos y tenemos que hacerle caso a los diferentes y en ocasiones tediosos protocolos de bioseguridad, debemos darnos por bien servidos pues en otros países la apertura de estos espacios aún no se contempla en los planes de las autoridades por la compleja situación que experimentan.

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Por esto apenas pudimos volver a reunirnos alrededor de los beats, Djs como Isabella Roldán cuentan que “Sentí mucha emoción de poder volver a compartir música y sentir la energía de todos los que estaban allí, fue una euforia indescriptible a pesar de que fueran pocas personas, fue muy bueno volver después de tanta incertidumbre frente a esta situación. Sentí ese mismo vacío que he sentido delante de miles de personas… a pesar de que todo haya cambiado tanto y que sea uno de los gremios más afectados, cada evento por pequeño que sea, siempre me llena de ilusión.” Por su parte Juli Ortiz dice que sintió “Mucha felicidad de poder ver a la gente de nuevo, de verlos reír, bailar; de verlos reencontrarse con sus amigos y también de volver a los lugares donde hemos pasado grandes momentos, donde nos olvidamos de un mal día o por el contrario celebramos algo bueno que nos haya pasado”. Así mismo Danniel Odell y Ochoaj expresan que sintieron muchas ansias por volver a sonar y ver esa gente que estuvo apoyando en redes mientras pasaban los días con el virus “Un momento lleno de alegrías donde la gente lo dio todo ¡fue un sentimiento muy bonito!”.

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Y es que desde el mes de marzo hasta septiembre del año pasado los bares y restaurantes no pudieron tener ningún tipo de actividad en Colombia según la resolución 1569 del Ministerio de Salud; y cuando vieron una pequeña luz al final del túnel se encontraron con prohibiciones como no venta de licor, horarios mínimos o toques de queda que hacía insostenible el funcionamiento de estos establecimientos. Alejandro Vélez de Calle 9+1 dice que “Por el lado económico fue un golpe duro, como cualquier otro tipo de negocio o emprendimiento independiente que no cuenta con ayudas del estado o con socios con capitales pesados. Y anímicamente fue peor: por un momento creo que todo el entorno alrededor de la cultura, el arte y el entretenimiento sintió que una parte importante de lo ganado durante al menos 20 años retrocedió. Por fortuna en nuestro espacio hay un sentido de pertenencia que tiene relación a algo cercano a lo que llamamos comunidad, entonces desde el principio hemos sentido mucho apoyo de todo el entorno del club: desde donaciones de dinero, reducción o apoyo de Djs en fee, el público ha estado pendiente y sobretodo se ha hecho sentir el amor que hay en relación a todo lo que sucede en nuestro espacio.” Igualmente Theo de Mute y 881 Club alude que “Fueron meses de mucha incertidumbre e impotencia, porque primero no sabíamos cuánto tiempo iba a durar esto y aparte porque teníamos una programación muy grande de Djs internacionales ya confirmados y tocó cancelar todo esto.”

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“En lo personal entiendo las medidas aunque no las comparto full, pues otros tipos de espacios de economías a gran escala representan también posibles contagios y con ellos no hay ningún tipo de restricciones. Si bien comparto la misma preocupación por la vida creo que de alguna manera la vida nocturna y los espacios para el arte y el entretenimiento han sido un fácil chivo expiatorio para juzgarnos moralmente como posibles focos de infección. Yo entiendo en parte muchas de las malas decisiones, pues hace 100 años no había una pandemia y nadie estaba preparado para afrontarla, incluso los gobernantes, pero ya pasó un año y a hoy la única forma de controlar el virus es diciéndole a la gente que no puede ir a discotecas.” Alejandro Vélez

Sin embargo, en este punto debemos mirar el tema de una forma objetiva, es decir, intentando ver las dos caras de la moneda: en primer lugar estudios de la universidad de Stirling en Escocia liderados por el profesor Niamh Fitzgerald, analizaron el funcionamiento de los bares con relación a las medidas de seguridad adoptadas para evitar la propagación del virus en estos espacios (como mantener a las personas con distanciamiento, que permanecieran sentados o en un mismo sitio, exigir el cubre-bocas, entre otras) y encontraron que todas las medidas se comenzaban a incumplir con el pasar del tiempo; además fue muy difícil para las autoridades eliminar los ‘puntos de concentración’, por lo que habían áreas estrechas en lugares como entradas, pasillos o baños, donde inevitablemente los asistentes no podían evitar acercarse. De manera análoga reafirmaron que el consumo de sustancias como el alcohol afectan en los consumidores sentidos como la audición, la visión y el juicio, dificultando físicamente el cumplimiento de las medidas de seguridad ya que también reduce sus inhibiciones, algo que hace que simplemente dejen de preocuparse menos… en definitiva somos seres sociales que necesitamos interacción y acostumbrarnos a nuevos parámetros de sociabilidad es verdaderamente complejo.

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No obstante, el segundo ítem que hay que tratar es el expuesto por el director de la Organización Mundial de la Salud quien advierte preocupado sobre el gran impacto que tiene para las personas el aislamiento social ocasionado por la pandemia “Se observa necesidad de apoyo psicológico debido a situaciones como la depresión, angustia, ansiedad, dificultad para concentrarse, inquietud, irritabilidad, nerviosismo, sentimientos de soledad” entre otras afecciones que se evidencian luego de limitar los espacios de encuentro de las personas. Todo ello sin haber mencionado el gran impacto económico y el incalculable número de empleos que se pierden cuando se restringen los sectores cultura y entretenimiento;  ¡Además seamos sinceros!, el público no dejó de reunirse por el prohibicionismo y de hecho la realidad nos mostró que se incrementaron los encuentros clandestinos donde se dificulta aún más la implementación de protocolos de bioseguridad.   

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“Por supuesto, no hay forma de eliminar el riesgo por completo. Si los contagios son suficientemente bajos como para que podamos tolerar ese nivel de riesgo y tener la confianza de rastrearlos y lidiar con ellos sin que se convierta en un problema mayor… Hay que tratar de crear una atmósfera de «autocontrol»” Niamh Fitzgerald

Pero bueno, llegamos al momento de reaperturas

Alejandro Vélez nos cuenta que el proceso de reactivación va lento “Por lo que conocemos de los epidemiólogos hasta que no tengamos inmunidad de rebaño o vacunación total no podemos salir del loop. Aunque con el permiso emitido recientemente hasta las 2 am hay un estímulo muy grande: no solo para el club, para los ravers, los djs y promotores. De hecho el cambio en todo el sentido de la palabra le dio mucho oxígeno al espacio en un solo día. Pero no podemos cantar victoria pues si tenemos rebrotes todo se va a pique de nuevo. Por lo pronto no bajar la guardia y seguir trabajando entre todos por mantener los proyectos a flote. Espero estar equivocado pero la situación va a seguir fluctuando en este formato que llaman “acordeón”. El virus sigue ahí y estas medidas eventualmente volverán hasta que de verdad no haya una solución al virus.” Paralelamente Theo añade: “Es una realidad de la cual no podemos ser ajenos y no sabemos cuándo se pueda volver a una normalidad, aunque para ser sincero creo que todavía nos demoraremos un rato. Que algunos clubes puedan estar trabajando con limitaciones severas me parece muy positivo ya que al menos se puede trabajar, creo que debemos de ser muy conscientes y responsables con todo este tema pues no es un juego.”  

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Otros lugares como Cloud tienen la ventaja de tener gran parte de su arquitectura al aire libre en medio del campo y como dice Carlos Gómez “Esto permite que las personas estén más tranquilas en un espacio para 50 personas, pero las medidas que se toman afectan la continuidad, además de algunos planes y eventos que ya teníamos programados.” Incluso nuevos espacios han tenido el privilegio de ser inaugurados después del agujero inducido por el Coronavirus, y ese es el caso de 881 Club y The Church: “ha sido un riesgo que no todos tienen el impulso de hacerlo, en cuanto al público no ha habido alguna represión por parte de ellos, ni tampoco ha habido ninguna respuesta negativa porque la gente necesita enfiestarse y nosotros estamos ahí para permitirlo; obviamente imponiendo las medidas de bioseguridad que el público nunca se ha visto incomodo por seguirlas” expresa César Lozano de The Church

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¿Y qué están haciendo los lugares de baile para que la reactivación sea una actividad segura?

Sabemos que los lineamientos son directrices que vienen desde entes de poder quienes a su vez consultan a profesionales sobre cuál sería el protocolo ideal para que una noche de fiesta no se convierta en un fuerte dolor de cabeza, y luego son los clubes los responsables de que la ejecución se realice con total rigurosidad. Por consiguiente Theo nos dijo que “Estamos manejando los protocolos que se exigen para poder funcionar en estos momentos, pero pienso que no es solo implementar, creo que se trata más de hacer CUMPLIR los protocolos. Así sea un poco difícil ahí radica mucho para que se pueda seguir funcionando y podamos marcar una diferencia.” Al respecto Isabella Roldán afirma: “Todas las fiestas en las que he tenido la oportunidad de tocar, son bio-seguras, e incluso podría decir que son de los lugares donde más protocolos he visto, más que en el supermercado, o que en los centros comerciales. Considero que en la mayoría de partes en las que he tenido la oportunidad de presentarme después de la cuarentena manejan todos los protocolos necesarios para hacer la fiesta un lugar seguro para todos los que estén allá. No veo abusos en cuanto a los aforos permitidos, horarios y el distanciamiento de las personas que están en mesas diferentes, siempre nos recuerdan el uso del tapabocas, el lavado constante de manos, etc. No obstante, hay lugares que no tienen tanta ventilación y es clave la circulación de aire fresco, hay que aumentar la limpieza y desinfección de lugares y tener un registro de las personas que entren a estos sitios para poder controlar la propagación en caso de que se presente algún caso positivo.” En la misma línea Ochoaj agrega que “He visto el esfuerzo y el trabajo que han hecho algunos clubes para poder operar de una manera controlada y evitar al máximo un posible contagio, por ejemplo con la tranquilidad que brindan al momento de limitar sus aforos en pro del usuario.”

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¿Pero cómo ha sido el comportamiento de los ravers?

Aquí es importante entender que en todos los espacios no existen las mismas dinámicas y la percepción de cada uno es diferente con relación a este tópico, por una parte están los que ven con buenos ojos el comportamiento de los asistentes a los eventos, mientras que otros tienen una mirada algo más crítica frente al tema. En consecuencia Juli Ortiz afirma que “La gente no se queja por los protocolos que tienen, pero cuando entran se les olvida todo. Eso sí, hay clubes que están muy juiciosos y les recuerdan a la gente que usen el tapabocas para moverse de su lugar. Todos cumplen las medidas de cada lugar sin ningún problema”. Mientras que Danniel Odell hace esta observación: “La gente al principio se cuidaba mucho pero después dejó de importar mucho los cuidados viendo que tal vez a ellos no les estaba pasando nada en cada asistencia. Creo que lo principal sería inculcar el auto cuidado, si todos tenemos claro que debemos cuidarnos y cuidar el entorno todo será mejor.”

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De ello resulta necesario decir que “La verdad veo que un porcentaje menor cumple con las medidas establecidas por los clubes y el gobierno, pero si cabe resaltar que en los lugares donde he tocado hay mucho énfasis en adoptar estas medidas” Ochoaj. Idea que Isabella Roldán complementa con lo siguiente: “He visto asistentes que no son tan responsables con este tema, pero siempre hay alguien controlando este tipo de comportamientos, razón por la cual nunca me he sentido insegura dentro de un evento de este tipo; por ejemplo con el uso del tapabocas y el distanciamiento se les empiezan a olvidarse.” Dejándonos como enseñanza que la responsabilidad no es únicamente del club sino de cada una de las personas que decide asistir a un encuentro de baile. 

Conclusiones iniciales:

  • La cultura club es mucho más que un gremio económico, un lugar de ocio o meramente entretenimiento, este es un escenario de expresión artística, estética y creativa que posibilita la inmersión a un mundo de sociabilidad y socialización a través de prácticas sanas como el baile y las artes plásticas que aportan a la configuración de ciudad.
  • Una de las grandes enseñanzas que nos queda es que no podemos actuar de forma egoísta e individualista porque por más que una personas diga cuidarse, si otro no lo hace lo pone inminentemente en riesgo a él y a toda la comunidad. La clave es la cooperación.  
  • Uno de los principales factores que influye en la propagación del virus es que algunas personas no cumplen las normas y directrices impuestas en los establecimientos. Es necesario un comportamiento responsable de autocuidado para minimizar las probabilidades de contagio ¡Continuar bailando depende de todos!  
  • No podemos bajar la guardia, la pandemia sigue allí.
  • Este virus no tiene horario ni días favoritos, puede estar presente en cualquier lugar y momento, y por ende es injusto que se estigmatice únicamente un sector. Lo realmente importante es la correcta aplicación de protocolos diseñados por expertos en el tema.   
  • Acostumbrémonos pues a bailar desde temprano.  
  • Por ahora solo nos toca resistir y adaptarnos a los nuevos retos que nos plantea la realidad, la creatividad es nuestra impulso y la responsabilidad nuestro aliciente. 
  • Es el mejor momento para valorar el exuberante catálogo de los talentos nacionales pues sencillamente son ellos los que mantienen viva la escena local; luego, seguiremos nutriendo el oído con el sonido de todo el universo.
  • Cada promotor, Dj, dueño de club o líder musical está en la obligación de impulsar este movimiento de una forma consciente que promueva valores como la solidaridad, la empatía, el respeto y la amistad.
  • Aceptamos que las nuevas tecnologías son de gran ayuda para el ser humano en diversos temas, pero no admitimos que sea de antaño el hablar cara a cara, abrazarnos, mirarnos de cerca y sentir el bajo retumbar en nuestro pecho.    
  • No está de más recordarle a las personas que se sienten enfermas que se queden en casa.
  • A pesar del mal momento que enfrentamos, Medellín se reactivan con la cultura club: nunca había habido tantos espacios electrónicos en la historia de la ciudad.

POR: Daniel Tamayo Mendoza

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