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Medellín, una parodia urbana: Entrevista al profe universitario PABLO MENJURA

 ¿Cuál es la importancia de la fiesta en las sociedades?, ¿es en realidad Medellín una ciudad abierta a la multiculturalidad?, ¿es Medellín un “buen vividero”?… realizamos estas y otras preguntas en un diálogo de ciudad al profesor universitario Pablo Menjura, especialista en Psicología Social, magister en Intervenciones Psicosociales y docente investigador, quien nos dio su percepción e hizo un análisis de la capital antioqueña frente a estos temas.   

 ¡Los invitamos a ahondar sobre algunas dinámicas de Medellín en la siguiente lectura! 

  • Aprovechando el conocimiento que tienes del territorio urbano de la ciudad, no solo teórico, sino también como caminante, melómano y curioso ¿A qué conclusiones has llegado con respecto a Medellín en relación a la cultura, las artes y en general a sus calles? pues ¿Qué es eso que más te llama la atención? 

 No sé si sea concluyente mi opinión puesto que las ciudades siempre son cambiantes, inestables y es muy común encontrarse con proyectos emergentes y otros tantos que van decayendo, pero en general considero que Medellín es una especie de parodia urbana, por ejemplo, muchos de los lugares y edificios más emblemáticos de Medellín están contiguos a barrios marginados cuya principal característica son las condiciones precarias de una parte de la población, la cual ha sido sometida históricamente a condiciones de segregación y discriminación y que además se les excluye de practicar la ciudad, este tipo de zonas contrastan entonces con aquellos edificios o plazas urbanas simbólicas donde se practica la higienización de la vida urbana y que sirven para ocultar fenómenos sociales “indeseados” y construir narrativas de una ciudad ejemplar. 

Por su parte, en relación con las prácticas artísticas y culturales es importante mencionar que en los últimos años ha proliferado una importante creación de espacios, organizaciones, corporaciones y procesos comunitarios de base que hacen aportes muy importantes al desarrollo social, aun así muchos de ellos carecen de apoyo institucional y de visibilización lo que obstaculiza su consolidación en la ciudad, pero la invitación es a recorrer los barrios, a reconocer sus procesos, apoyar las actividades y dejarse sorprender por las ofertas que realizan. 

  • Mencionas que han proliferado movimientos que aportan al desarrollo social y cultural ¿Cuáles quisieras resaltar?  

Medellín ha logrado un avance significativo en diversas expresiones artísticas y culturales, como lo mencionaba anteriormente es importante  reconocer que en muchos barrios se han venido desarrollando colectivos que apuestan y promueven expresiones artísticas, que consolidan movimientos juveniles y que desarrollan prácticas de formación ciudadana y política a través del arte, muchos de ellos impulsados por procesos de base comunitaria que promueven el desarrollo social, identitario y aportan a la construcción de paz y al fortalecimiento del tejido social en los territorios. 

Por su parte, en el ámbito musical de gran formato, hay eventos que se están consolidando propuestas que no solo tienen relevancia nacional, sino que también han alcanzado reconocimiento internacional. Paralelamente, las expresiones culturales barriales continúan resistiendo y promoviendo la calle como un escenario vital de expresión cultural, creando y manteniendo espacios vibrantes y auténticos. Por ejemplo, hoy es posible disfrutar de un toque de salsa en La Bayadera o Manrique, participar en un San Pacho en pleno centro, escuchar una banda de porro en el festival de San Javier La Loma, parcharse en las batallas de Freestyle en barrio Antioquia, unirse a una caminata punk en Castilla o experimentar un TechnoRollin por la ciudad, por mencionar solo algunos. Cada uno de estos eventos tiene una finalidad cultural muy interesante y única, ya que, en última instancia, las expresiones culturales como el carnaval y la fiesta funcionan como rituales que permiten materializar lo abstracto, hacer tangible lo intangible y transformar en real aquello que ha sido imaginado. Estos eventos no solo celebran la cultura, sino que también fortalecen el tejido social y la identidad colectiva de la ciudad. 

  • Hablando ahora sobre la importancia del ritual en las culturas ¿podrías contarnos porqué es importante la fiesta en las sociedades? sobre todo en una como la nuestra 

Siguiendo los planteamientos de Manuel Delgado, podríamos decir que la fiesta es un fenómeno social de gran importancia porque actúa como un espacio de resistencia y de expresión colectiva ya que posibilitan a las comunidades reafirmar su identidad, fortalecer sus lazos sociales y crear un sentido de pertenencia. Además, las fiestas tienen una función subversiva ya que permiten a las personas escapar temporalmente de las normas y restricciones de la vida cotidiana. En estos eventos, se pueden experimentar formas alternativas de organización social y de interacción, lo que puede llevar a una mayor cohesión y solidaridad dentro de la comunidad. 

Sin embargo, la fiesta como dispositivo social de producción de la cultura se produce en una doble tensión. Por un lado, puede fortalecer las identidades, convirtiendo la masa en una misma esencia, en una unidad de subjetividades, en una comunión colectiva fusionando las diferencias. Pero la fiesta puede hacer justamente lo contrario, establecer la diferencia como una forma de estar, reafirmando el espacio entre los cuerpos sin necesidad de una similitud, pulverizando la identidad, es decir, que permite olvidarnos de quien somos, suspender temporalmente las narrativas sobre nosotros mismos, volvernos nadie para disfrutar de las exquisitas posibilidades de ser anónimos. 

En este sentido, la fiesta puede mostrarnos lo que aspiramos a ser como individuos y como sociedad, pero también puede revelar aquello que tememos, ocultamos o negamos. Puede manifestarse como un evento de fortalecimiento comunitario o como una desintegración de las identidades, permitiéndonos ser o dejar de ser. Sin embargo, independientemente de cómo se desarrolle, la fiesta siempre tiene la capacidad de aligerar los momentos, brindándonos una forma de escape y liberación. 

  • Si buscamos bien, en nuestra ciudad vamos a encontrar cierta variedad de formas de expresión, subculturas y músicas, no obstante, si no eres de aquí debes hacer un gran esfuerzo para encontrar movimientos que no se sientan cómodos en lo masivo, en lo que vende ¿Sí podemos afirmar entonces que Medellín está siempre abierto a lo diferente y novedoso? es claro que las expresiones “underground” resisten en pequeños nichos que le dan su vida; algunos se popularizan y otros permanecen en lo clandestino, pero lo pregunto más por la apertura de la gente, la posibilidad de espacios, el apoyo de instituciones, Alcaldías etc…  

Históricamente, Medellín ha sido una ciudad diversa en todo el sentido de la palabra. Que hoy a una parte de la población no le interese reconocer lo polimórfico de la ciudad es una discusión para otro escenario. Sin embargo, en los barrios populares del Valle de Aburrá se han generado expresiones muy interesantes. Por ejemplo, en términos musicales, siempre me ha parecido fascinante que en un barrio puedan aparecer y convivir géneros como la cumbia, el porro, la carrilera, el bolero o la “plancha”, la salsa y el vallenato, junto con otros géneros como el metal, el punk, el grunge y los diversos espectros de la electrónica. Los que nacimos entre los 80s y 90s en esta ciudad, de una u otra manera, nos hemos nutrido de una interesantísima variedad musical, y eso hoy se manifiesta en las propuestas de los artistas locales y en la oferta nocturna de la ciudad. Aun así, es necesario reflexionar sobre los efectos del capitalismo contemporáneo, ya que aquellos lugares que se distancian de lo mainstream deben hacer un esfuerzo colosal para mantenerse en el mercado y poder competir con una industria que arrolla con su poder monetario y que, al parecer, promueve cada vez más la homogenización de las expresiones musicales. 

  • Un fenómeno de actualidad que ha estado circulando en medios de comunicación donde ubican a Medellín como un centro turístico y con ello la llegada de visitantes extranjeros, nos ha traído aspectos positivos como inversión comercial, aumento en la actividad de la ciudad o mayor visibilidad en el mundo; no obstante, también ha traído problemáticas como explotación sexual, aumento en el costo de vida de los locales, insuficiencia en vivienda, entre otras ¿cómo analizas este fenómeno en su generalidad? ¿podrías dar un pronóstico sobre esto o hacia donde nos puede llevar? 

La situación actual que nombras es un efecto “natural” de querer mostrar a Medellín como una ciudad cosmopolita que tiene como eje central el mito fundacional de gente pujante, cuando tu prometes un paraíso no puedes quejarte de la secuelas que eso conlleva, aunque la discusión, que está en deuda por demás, es pensarnos una ciudad para sus habitantes, sobre todo para aquellos que han llegado a ella y han estado al margen de los planes de ordenamiento y demás ejercicios de ciudad, por ejemplo las comunidades afro, indígenas y campesinas han sido poblaciones que históricamente han estado en la ciudad y no hemos podido desarrollar propuestas que impacten significativamente el derecho a la ciudad que todos tenemos, el salto, considero, debe ser de pensarnos una ciudad con y para las diferentes poblaciones que habitan el territorio. Por ejemplo, es necesario fortalecer tanto el derecho a la participación, donde los habitantes de la ciudad puedan tener la oportunidad de aportar en las decisiones que afectan su entorno urbano, esto incluye la planificación, las políticas de vivienda, el transporte, y otros aspectos que influyen en la vida cotidiana de los ciudadanos;  y el derecho a la apropiación, en el cual los ciudadanos puedan apropiarse y practicar los espacios urbanos, es decir, utilizarlos y transformarlos de acuerdo a sus necesidades y deseos, esto se opone a la privatización y comercialización excesiva de los espacios públicos, que a menudo excluyen a ciertos grupos sociales. 

  • Por último, menciona para vos cuáles son esos aspectos sobresalientes que visualizas en nuestra ciudad (eso que nos puede ayudar a definirnos como un buen “vividero”), y por el contrario, cuáles son las mayores problemáticas que merecen una atención urgente por la ciudadanía y el estado. 

Definirnos como un buen vividero cuando las cifras de homicidios en Medellín entre el 2020 y el 2023 superaron los 1500 casos es preocupante porque es un síntoma de lo naturalizada que está la violencia en nuestra ciudad, más aún si también tenemos en cuenta que en ese mismo periodo más de 700 personas se quitaron la vida, sólo estas dos cifras deberían ser un fenómeno que se esté presente en la opinión pública pero aún falta mucho para volcar el interés de la población en general frente a esas situaciones que a todos de una u otra manera nos afectan, creo que ahí está uno de los grandes retos de ciudad.  

Por su parte, otras situaciones que merecen atención podrían ser consolidar la importancia del Espacio Público ya que es fundamental para la vida urbana y la cohesión social. Lugares como parques, plazas y bibliotecas públicas no solo ofrecen áreas de recreación y esparcimiento, sino que también actúan como puntos de encuentro donde las personas pueden interactuar y fortalecer sus lazos comunitarios. El apoyo a los procesos comunitarios, esenciales para el desarrollo sostenible de la ciudad. Iniciativas como las Juntas de Acción Comunal y los proyectos de participación ciudadana permiten a los residentes involucrarse activamente en la toma de decisiones que afectan sus comunidades. El acompañamiento y desestigmatización de los movimientos Juveniles ya que juegan un papel vital en la dinamización cultural y social de la ciudad. Sin embargo, estos movimientos a menudo enfrentan estigmatización y falta de apoyo. Es importante que tanto la ciudadanía como las autoridades trabajen para desestigmatizar a los jóvenes y sus iniciativas, reconociendo su valor y potencial.  

No menos importante el dar valor a la Salud Mental, en Medellín, como en muchas otras ciudades, los problemas de salud mental pueden ser exacerbados por factores como la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades y por último trabajar para disminuir la desigualdad social, ya que sigue siendo uno de los mayores desafíos de Medellín. A pesar de los avances en infraestructura y desarrollo, la brecha siendo significativa. Es necesario implementar políticas inclusivas que promuevan la equidad y la justicia social. Esto incluye mejorar el acceso a la educación, la salud y el empleo para las comunidades más vulnerables. Solo a través de un enfoque integral y sostenido se podrá reducir la desigualdad y construir una ciudad más justa y equitativa. 

Entrevista realizada por Daniel Tamayo Mendoza  

 

 

 

 

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