
Hay días que pesan. Días que se arrastran con la misma rutina, el mismo camino al trabajo, las mismas conversaciones vacías, el mismo cielo gris desde la ventana. En esos días, solo hay una cosa que puede abrir una grieta en la realidad y dejarnos escapar: el techno. Pero no cualquier techno. Hablamos de una pulsación tribal, de un groove hipnótico con raíces en la selva brasileña y visión futurista. Hablamos de Marcal.
Este DJ y productor oriundo de Brasil se ha estado posicionando como una de las figuras más frescas e intrigantes de la escena techno global. No es casualidad que sus tracks hayan sido apoyados por leyendas como Ben Klock, DVS1, Luke Slater o Charlotte de Witte. Marcal no solo produce techno. Él invoca ritmos que parecen surgidos de lo más profundo de la tierra húmeda y viva del Amazonas, fusionados con una arquitectura sonora de precisión quirúrgica.
Escucharlo es entrar a un trance. Su sonido se construye sobre una base de percusiones densas, con capas rítmicas que recuerdan a rituales antiguos y a danzas bajo la luna. No hay espacio para lo superficial. Cada patrón, cada subgrave, cada respiro de sus beats está cargado de intención. Marcal no busca agradar: busca conectar.

Su EP Odisséia, lanzado en Token Records, es un manifiesto de lo que su visión representa: techno cerebral pero físico, atmosférico pero directo, con una identidad que lo aleja del cliché europeo y lo posiciona como una voz única en el sur global. En sus producciones se siente el pulso de una tierra viva, la conexión con lo orgánico, lo ritual, lo místico.
Y es ahí donde radica su poder de escape. Porque cuando le das play a un set de Marcal, dejas atrás el ruido de lo cotidiano. Sus grooves te sumergen en un paisaje mental que no se parece a nada que veas por la ventana. Es un viaje introspectivo que también te hace mover el cuerpo. Una especie de catarsis rítmica que limpia la mente y despierta los sentidos.
Para los amantes del techno underground, escuchar a Marcal es redescubrir por qué nos enamoramos de este sonido en primer lugar. Es volver a esa pista de baile oscura donde no importan las apariencias, donde el sudor es parte del lenguaje, donde la música manda. Es recordar que el techno no tiene por qué ser frío o distante: puede ser cálido, orgánico, incluso espiritual.
Marcal representa una corriente de artistas que están descolonizando el techno, reescribiendo las reglas desde su propio territorio, llevando el género hacia un lugar más amplio, más inclusivo, más conectado con la raíz. Y lo hace con una elegancia feroz, con una producción impecable y una identidad sonora reconocible desde el primer compás.
Así que si estás buscando una salida, una fisura en tu semana, un lugar donde bailar con los ojos cerrados sin salir de tu habitación, Marcal es el guía perfecto. Dale play a su catálogo. Déjate llevar por ese groove que parece salir directamente de la selva. Respira profundo. Escucha. Estás a punto de escapar.