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Los narco-sumergibles

Los narco-sumergibles

Hechos en fibra de vidrio e impulsados con motores que utilizan combustible diesel, pueden transportar entre cinco y nueve toneladas de droga que en México se paga en más de 500 mil millones de pesos

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Con el paso de los años los grupos insurgentes se han valido de los avances tecnológicos con el fin de crear nuevos medios que les permitan transportar droga de manera más segura y desapercibida para las autoridades colombianas e internacionales.

En Tumaco, Nariño, los narcotraficantes han empleado distintos medios como buques de línea, pesqueros, lanchas rápidas, semisumergibles, sumergibles y tubos sin propulsión para el transporte de droga que generalmente tiene como destino final México y Estados Unidos. Los tubos se han convertido en la nueva modalidad para el transporte de estupefacientes por ser poco visibles para los operativos aéreos y aún más para el patrullaje en alta mar.

Desde enero del 2006 hasta octubre del 2013 se han incautado más de 20 mil toneladas de droga entre marihuana y clorhidrato de cocaína que han sido encontradas en contenedores, buques, corvinas, semisumergibles, langosteras y demás lanchas pesqueras. El Tc. Luis Eduardo Soler  de la Policía de Tumaco, explica que quienes más hacen uso de esta modalidad son la Columna Móvil Daniel Aldana, el Frente 29 y el Bloque Sur de las Farc ubicado principalmente en el departamento del Cauca. Soler afirma que ”los Rastrojos fueron desarticulados y los Urabeños no operan en esta zona del pacífico” por lo que no hacen uso de esta modalidad de narcotráfico, por lo menos en lo que respecta a Tumaco.

Sin embargo, la problemática no es netamente de drogas, el contrabando más común en esta zona es el de combustible obtenidos de manera ilegal desde Ecuador. En la Base Naval de Tumaco los artefactos que transportan estas cargas y que además no cuentan con el papeleo legal correspondiente para navegar y pescar, han sido incautados, en medio de operativos terrestres o marítimos, quedando actualmente en condiciones de abandono, y en ciertos casos en proceso de judicialización.

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Lanchas rápidas y semisumergibles abandonados en la Naval de Tumaco / Tatiana Pardo

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El Teniente Hugo Carrascal Argumedo, jefe de operaciones de la estación de guardia de Tumaco, explica que cuando los operativos se realizan en tierra es porque hay información puntual de la ubicación de los artefactos, aunque, advierte, que es muy difícil contar con ella debido a que “la población está amenazada y no es muy compatible con las fuerzas militares”. Sin embargo, aquellas personas que decidan brindar información podrían recibir una recompensa entre los 200 y 500 millones de pesos, dependiendo de su utilidad y veracidad.

Cuando el operativo es en alta mar se hace una operación de interdicción marítima con la Unidad de Reacción Rápida (URR) de la Marina la cual está conformada por cuatro personas: el comandante, el piloto, un tirador de precisión y el motorista. El equipo hace llamados por radio con el fin de neutralizar  los motores de la embarcación sospechosa. De hacer caso omiso al llamado, la URR procede a disparar al aire, al agua, y como última opción, directamente a los motores para inhabilitar la embarcación  y continuar con la pesquisa e incautación.

lancha de la armada

El mecanismo más efectivo de detección para los distintos artefactos marítimos son los patrullajes aéreos que realiza la Policía, la Fuerza Aérea y la Armada Nacional, quienes desde el aire logran ver con mayor facilidad la sombra y estela de los semisumergibles y sumergibles. El problema radica en que estos patrullajes no duran más de tres horas, y estas embarcaciones pueden permanecer inmóviles bajo el agua hasta diez horas o navegar a altas profundidades. El color grisáceo que tienen y el oleaje les ayuda a camuflarse.  Sin importar qué patrullaje se haya empleado, en todos los casos se debe incautar el material, realizar el peritaje de la droga, pesarla y poner en conocimiento a la Fiscalía del caso.

La ley 1311 del 2009 penaliza la construcción, comercialización, tenencia y transporte de Semi-sumergibles o Sumergibles. Esto significa que cualquier persona que construya o venda estos artefactos podría incurrir en prisión “de seis (6) a doce (12) años y  una multa de mil (1.000) a cincuenta mil (50.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes”.  Y cualquier persona que los utilice para transportar o almacenar sustancias estupefacientes, o realizar actos delictivos tendrá una pena “de ocho (8) a catorce (14) años y una multa de setenta mil (70.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes”

Después de que en 1993 se encontrara por primera vez un semisumergible en Providencia, aún continúan empleándose en el transporte de sustancias psicoactivas. Según el Contralmirante Pablo Guevara de la Fuerza de Tarea Poseidón, estos aparatos son fabricados de manera artesanal en los manglares de Tumaco, se pueden estar construyendo entre uno y cuatro al mismo tiempo, pero se presume que los cascos de acero que utilizan son traídos desde Filipinas , según afirma Guevara.

Tanto los semisumergibles como sumergibles están hechos en fibra de vidrio, usan motores eléctricos diesel, y pueden albergar generalmente entre 5 y 9 toneladas de droga dependiendo del tamaño y el destino de viaje. La construcción de cada artefacto cuesta entre 20 y 30 millones de pesos. Generalmente, cada embarcación hace entre uno y dos viajes para luego ser hundida o quemada con el fin de no dejar rastro.

Para realizar el viaje se necesita de cuatro tripulantes que permanecen día y noche en el interior de la embarcación sin baño y con altas temperaturas. El primero de ellos es el “Navegante” quien se encarga de trazar la ruta de viaje y determinar el tiempo de recorrido, el “Máquinas” quien controla y supervisa que toda la maquinaria se encuentre en buen estado, el “Marinero” y por último, el “representante de la carga” quien debe entregar la mercancía y representar al dueño hasta el final.

La remuneración económica de ellos puede variar entre los 10 y 50 millones de pesos dependiendo del cargo que ocupe en la travesía. Sin embargo, las ganancias son tan altas que esta paga no representa ni siquiera el 5% del total del negocio. Actualmente, 1 kilo de base de coca vendido en Estados Unidos puede costar 50 millones de pesos y en Europa 75 millones de pesos. Si cada semisumergible alberga entre 5 y 9 toneladas de cocaína (a veces pueden ser hasta 12 toneladas) la cifra total podría superar los 500 mil millones de pesos.

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Tubo sin propulsión de tres metros de largo, hecho en hierro y con capacidad para una tonelada de droga | Tatiana Pardo

Otro de los medios de transporte empleado en el contrabando es el tubo sin propulsión. Esta idea empezó en el año 2000 en la ciudad de Medellín con la “Operación Neptuno” cuya finalidad era crear una especie de torpedo que fuera arrastrado por una embarcación de pesca a través de un cable de acero de 200 metros que podía ser soltado rápidamente en medio del mar por si la embarcación era detectada por las autoridades marítimas

El cargamento que es liberado, fácilmente es ubicado por la embarcación pesquera gracias a la radio- boya que tiene en la parte superior, la cual emerge hasta la superficie con un aspecto muy similar al de un tronco viejo  quien se encarga de emitir señales y coordenadas para su posterior ubicación.

Sin embargo, llegar al destino no es una tarea fácil, por esta razón la operación se realiza con tres embarcaciones. La primera se encarga de alertar si hay presencia de la Marina, la segunda es quien tiene el cargamento, y la tercera es quien recoge la carga por si la segunda tuvo que dejarla a la deriva al ser parada por alguna autoridad.

El tubo alcanza a sumergirse hasta 30 metros gracias a la velocidad que emplea la lancha pesquera y puede almacenar en su interior entre media y una tonelada de droga que generalmente va hacia México, siendo la ruta más común desde Tumaco.

Después de que Pablo Escobar introdujera por primera vez la idea de transportar droga de manera masiva a través de pequeñas avionetas que cargaban entre dos y tres toneladas, la “Operación Neptuno” tuvo como objetivo no sólo crear un tubo con las características mencionadas, sino ir evolucionando a tal punto en que fuera automático y el narcotraficante pudiera manejarlo a control remoto desde cualquier lugar. Actualmente se desconoce si este método es empleado o cuáles son los nuevos avances en su funcionamiento.

Durante cierto periodo se habló de los famosos narco- submarinos quien según el  Contralmirante Guevara es un término mal empleado pues “no hay pruebas en ningún lugar del mundo que indiquen que los submarinos transportan drogas”.

Estos artefactos son netamente buques de guerra hechos en acero para soportar las fuertes presiones del mar. Hay dos clases de submarinos, los eléctricos y nucleares. En el primer caso, la autonomía es menor ya que pueden navegar únicamente 40 días bajo el mar con una capacidad para 45 personas, de este prototipo hay 4 en Cartagena. En el segundo caso, pueden permanecer 6 meses bajo el agua y transportar entre 200 y 300 personas, el problema está en que son demasiado ruidosos y en la guerra marítima el silencio es fundamental. Estos últimos pertenecen únicamente a las potencias mundiales.

Sea cual sea el medio que se emplee para el transporte de estupefacientes, los grupos insurgentes permanecen un paso adelante de los controles que realizan las autoridades de Colombia, México, Ecuador y Estados Unidos, convirtiéndose en una problemática que no sólo le compete a  Tumaco y a las fuerzas de seguridad nacional. Se desconoce con exactitud quiénes son los fabricantes, los operativos son ineficientes para detectar estos artefactos, la información es reducida, y la tecnología que emplean les sigue cogiendo ventaja.

Fuente: las2orillas.co/