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Leyes que no se entienden

Leyes que no se entienden

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Me dice un amigo que en el sistema actual nada es de la gente, ni su propia vida. Es posible. Lo cierto es que no sabemos qué es legal y qué es ilegal; hemos ido poniendo las cosas de un lado o del otro según las circunstancias pero sin planificar.

La droga está condenada, pero se nos permite tomar alcohol. Yo no soy partidario de una cosa ni de la otra, que cada uno verá qué hace, pero dos sustancias tan parecidas no deberían estar en orillas tan diferentes. Cuando uno quiere deformar la realidad toma alcohol, mete droga o sube una foto a Instagram.

Los que legislan (ellos, la otra gente, nunca nosotros) deciden qué está dentro de la ley y qué la rompe, pero la verdad es que uno nunca sabe. Por lo general, cuando no entendemos una regla es porque detrás de ella hay mucho dinero y mucho tráfico de influencias. Por eso es ilegal matar personas, pero comprar armas está permitido. Le declaramos la guerra pública al narcotráfico (la lucha contra las drogas le ha costado a Colombiamás de 8.000 millones de dólares), pero los bancos blanquean dinero de los carteles, las modelos se viven casando con narcos en matrimonios con miles de invitados y los hinchas de los equipos ligados a la droga celebran sus títulos y cuentan las estrellas en el escudo sin ningún tipo de asco. En este país todos tenemos un amigo, un vecino, un cliente narco y todos nos hacemos los pendejos. ¿No es hora de que dejemos de fingir que el tema moral de la droga nos preocupa?

Y vuelvo al alcohol. Vender trago es como vender cualquier otro producto, la única restricción es tener más de 18 años. Todo el mundo compra, todo el mundo toma, pero nos señalan si estamos borrachos. Con alcohol murió Colmenares y con alcohol matan peatones cada tanto. Hace poco oí en radio que 2.5 millones de personas mueren al año en el mundo por el licor(sin contar accidentes y peleas), pero lo que está prohibido es la marihuana. Y la gente quiere meter droga, es innegable, por eso lo hacen en fiestas y conciertos, en paseos y hasta en los baños de la oficina. Es absurdo prohibirla porque es como prohibir el alcohol, el sexo, el fútbol, el chocolate, los viajes.

La historia nos ha enseñado que uno no le puede decir a la gente que no haga lo que quiere hacer, pero no aprendemos. Ha habido intentos por prohibir las protestas, la transmisión de los partidos de la selección Colombia en lugares públicos, el matrimonio entre personas del mismo sexo y hasta el perreo en los colegios. Sospecha uno que escogimos a las personas menos racionales para hacer nuestras leyes.

Todo esto para decir que no entiendo la nueva ley que sanciona a personas que manejen con trago encima. Digo, está bien que se acabe con el desorden, ya que nos tomamos 74 millones de botellas de aguardiente en diciembre, pero eso de pasar de ser una recocha de país donde nos pasamos las leyes por la faja a pretender ser alemanes con solo una de ellas es ridículo. Como estamos ahora, quien se tome dos cervezas es un criminal, pero Emilio Tapia, que está implicado en el Carrusel de la contratación, estuvo como si nada en diciembre en el concierto de Marc Anthony en Cartagena. A mí me daría mucha rabia que por torpe (no por delincuente) me cogieran con la nueva ley, me quitaran el carro, la licencia y me metieran una multa de millones mientras que los verdaderos criminales andan libres por la calle.

Es una vaina muy jodida el sistema, que nos hace creer que estamos llenos de derechos cuando no es cierto. Su vida no es su vida y usted no es libre de elegir.

Fuente: lacopadelburro.com/