A principios de Septiembre, los titulares mas importantes de la escena Underground alrededor del mundo, se aterraban con el anuncio de suspensión, de la licencia de funcionamiento de Fabric, en Londres. Debido a dos casos, en dónde dos jóvenes fallecieron por causas de sobredosis, que hicieron llevar a los tribunales del distrito de Islington, una dura batalla judicial en contra del establecimiento, donde el resultado pretende iniciar una campaña facilista y poco efectiva al problema del consumo de drogas. Mientras que los seguidores de todas partes del planeta daban muestra de su apoyo y hacían lo posible por digerir el golpe que la escena recibía, siendo testigos de cómo se cerraba tajantemente la historia de un reconocido club con casi veinte años de trayectoria, los habitantes de Berlín en los primeros días de esta semana, recibían, unos con beneplácito y otros no muy a favor, la noticia de que Berghain, otro de los renombrados templos de la electrónica europea, era declarado un lugar de ¨alta cultura¨ para el distrito alemán.
El tribunal administrativo de la región de Berlin-Brandebourg anunció que Berghain es ahora un lugar de “alta cultura” y no solo un espacio de diversión, como lo querían establecer las autoridades de la ciudad. Una decisión que le permite al club pagar un porcentaje menor de impuestos que los establecimientos que dedican su funcionamiento al ocio y el entretenimiento.
Y es que esto no es un tema reciente. La batalla fiscal, en la que se ha visto envuelto el club, inició en 2009 cuando el ministro de finanzas de Berlín decidió que las mismas tasas de impuestos, que los espacios de diversión y entretenimiento tenían, debían aplicarse a los establecimientos dedicados a la vida nocturna. Para ése entonces Berghain se había contactado con el periodista Tobias Rapp del diario Spiegel, un conocido especialista de la noche berlinesa, quien entregó a las autoridades encargadas del caso, un escrito acerca del club, y su trayectoria; recordando que la mayoría de los visitantes asistían por el desarrollo musical que allí se expone y que la posición de un DJ era similar a la de un director de música clásica o de sala. Las autoridades justificaron lo demandado, explicando que no había un escenario como tal y que las presentaciones de los DJ’s no tenían inicio o fin, propios de una puesta en escena y con aplausos de los asistentes (como si no nos descociéramos en aplausos, cada vez que termina una presentación magistral Joseph Capriati o Stacey Pullen). A lo que los propietarios del club apelaron, explicando que en los últimos años el club había albergado recitales de música clásica, ballet y exposiciones de fotografía. Aunque en esta ocasión la cuestión de las drogas también fue tema de discusión, las autoridades y el periodista no encontraron mayor justificación como punto clave para algún tipo de suspensión o sanción. ¨Es un punto importante en la agenda política del distrito alemán (y del mundo entero) pero no es un tema que esté directamente relacionado con la evolución de la cultura electrónica y la vida nocturna en las grandes ciudades¨ Declararon las partes. Sin embargo no ha dejado de ser un tema importante, en el que las autoridades de varias partes del mundo tienen su atención puesta. Sin alejarnos tanto, recordemos el episodio en el que se vio envuelto la organización de TIME WARP, en su versión local, en la ciudad de Buenos Aires en Argentina a comienzos del mes de abril, en donde cinco jóvenes fallecieron y otros cinco fueron internados en estado grave por el supuesto consumo de drogas durante el festival de música electrónica que lleva el mismo nombre. El evento, como bien es conocido, convoca a varios de los mejores DJs de techno, además de un gran número de participantes de todas partes de América y el mundo. Esta era su tercera edición en Buenos Aires y se realizaba en el Centro Costa Salguero. Lugar que se había dispuesto para eventos similares, en ocasiones anteriores.
Datos preocupantes como el de los dos jóvenes, de 25 y 21 años que murieron durante el evento y que fueron encontrados una vez que éste terminó, o el de los otros tres que fallecieron de camino al hospital, fueron parte de las declaraciones que el director del Sistema de Atención Médica de Emergencias de Buenos Aires, el médico Alberto Crescenti, otorgó a un medio de prensa local.
Éste nuevo revolcón a la creciente industria de la música electrónica, y su desarrollo en la comunidad Latinoamericana, llevó a que el El gobierno, junto a las autoridades de la ciudad de Buenos Aires, clausuraran preventivamente el Centro Costa Salguero, mientras que la organización de TIME WARP daba por cancelada la continuación del evento.
“Expresamos nuestro más sentido pésame a las familias y amigos de las personas que fallecieron. Tomará un tiempo determinar la causa de esta tragedia. El festival de esta noche está cancelado”, señaló la compañía en la mañana siguiente a los sucesos descritos.
En Colombia, un caso similar se vivió cuando varios medios de comunicación a nivel nacional, dieron aviso sobre la alarmante cifra de personas, que fueron atendidas en varios centros médicos de la ciudad de Cartagena, por el consumo de sustancias alucinógenas durante la celebración del Festival Summerland, en Enero de 2014. Noticias que no pasaron de ser más que titulares escandalosos con ganas de marcar el mayor numero de puntos en las mediciones de audición, expresando en el desarrollo de la noticia, términos tan risibles como ¨pastillas de LSD¨ o ¨stickers alucinogenos¨ que al adherirse a la piel lograban generar en los consumidores, escenarios de euforia y pánico. Demostrando una vez más, la falta de profesionalismo y el afán de ¨rating¨ de las cadenas de noticias. Al final, las autoridades de la ciudad coincidieron con la opinión de la entonces Secretaria del Interior de Cartagena, la Señora María Elena Vélez; al expresar que el festival como tal es de mucha importancia y de una gran categoría, pero sugirieron trabajar en el tema de generar valores y conciencia para que no se presenten casos como los expuestos en esa ocasión¨. Desde entonces, la organización ha continuado con la producción de los eventos, logrando reunir a grandes exponentes como Dubfire, ANNA y Christian Smith, afianzando su prestigio año tras año.
Al involucrarnos directamente con el fortalecimiento que ha tenido la creciente industria nacional, debemos reconocer que es una gran cantidad de información, con muchos aspectos de orden político y social, los que nos llegan desde las grandes mecas de la música. Adicional a lo que sucede en Londres, Berlin y Buenos Aires, tenemos que lidiar con conceptos controversiales, a nivel local que incluyen cartillas de orientación (¿?), extensas campañas para una próxima ¨jornada de votación¨ o de cómo lo peligroso ahora se puede categorizar como medicinal. Aparte de todos estos aspectos y gracias al mundo globalizado en el que vivimos, los escenarios colombianos se han mostrado al resto del planeta como plazas dispuestas a albergar una gran cantidad de personas, a generar una valiosa respuesta y mucha empatía con los artistas al mando del booth, posicionándose como un país con una fuerte participación en la movida Underground global. Y si es que algo debemos aceptar, es el abrumador crecimiento que ha tenido el número de seguidores de las escenas Techno y House en Colombia.
Bogotá, catalogada por muchos como una de las zonas más herméticas del país, ha logrado establecer una identidad propia de una capital, dónde la oferta de eventos en la que están involucrados los distintos géneros y las variadas facetas de la compleja música hecha a través de sintetizadores, es cada vez mayor y en igual proporción rentable, siempre y cuando satisfaga los exigentes y eclécticos gustos citadinos. Desde hace varios años los habitantes de la capital, hemos podido ser testigos de la evolución de las noches y lo polifacéticas que pueden llegar a ser en el transcurso de un fin de semana en la ciudad. La oferta de entretenimiento nocturno es extensa y abarca ritmos con distintas y cada vez más raras procedencias. Ya sea por sus polémicas políticas de ingreso o por sus extensas y agotadoras filas, los clubes capitalinos, en donde se reúnen propios y visitantes, semanalmente a deleitarse con carteles de artistas que no veíamos fácilmente 6 años atrás, ha logrado establecer una identidad sólida y acreditada, citada incluso en reconocidas publicaciones y listados. Y si bien sabemos, no se trata sólo de figurar en el top de una revista, (son resultados de criterios de evaluación subjetiva) se trata del reconocimiento que las partes que influyen y conforman éste, nuestro entorno musical, hacen al reconocer el trabajo, que varios de los precursores de la rumba electrónica en la fría y carismática Bogotá, han logrado edificar.
Ahora bien, La respuesta que la ciudad ha tenido con respecto a los eventos masivos ha sido tan buena, que la probabilidad de ver artistas de talla mundial es cada vez mayor. Al estar enterados de las próximas giras que los artistas realizarán a países vecinos al nuestro, la información que emiten sus RRPP, a través de sus web-sites y redes, podemos hacernos una idea de quienes serán los próximos DJs en llenar los renglones en los volantes promocionales de los clubes bogotanos. Pero recordemos algo, la alta asistencia a los eventos no siempre garantiza que quienes participan de estos, sean parte de un público conocedor de la evolución, del que será su entorno por unas horas en la noche. Las razones por las que los habitantes de la capital salen a disfrutar de una noche de beats continuos, en uno de los clubes de la ciudad, pueden ir desde salir al encuentro con un grupo de amigos … y ya, hasta el hecho de llevar esperando con ansias a que esa fecha timbrara en el recordatorio de su teléfono, pasando también por aspectos como qué tan reciente es el lugar o qué tan popular me puede hacer sentir. O sea, bastantes y muy… muy variadas. Y todas estas razones colapsan en el filtro de la entrada del club. Uno de los puntos que más tensión puede generar y que en varias ocasiones no es la mejor antesala para una noche de techno al estilo capitalino.
Ya adentro (si lo logra) debe debatirse entre en dónde se quiere parchar y si el número de amigos que lo acompaña, y usted, caben en alguno de los espacios que aún quedan disponibles; que por supuesto no es en el que usted inicialmente quería estar. Cuando ya se ha logrado ubicar y sus amigos logran ponerse de acuerdo que puede ser el sitio indicado, ya que es ahí donde reciben, aún un poco de aire fresco y al mismo tiempo, logran ver con facilidad al invitado central y sus habilidades con los dispositivos dispuestos para el performance. Usted y sus amigos están listos para disponerse a disfrutar de la rumba.
Luego de gozar de unos pocos minutos de la armonía de los beats y la complicidad del Groove, usted empieza a notar que las personas que lo empujan ¨sin culpa¨ son cada vez más y con mayor frecuencia. Automáticamente, usted y sus amigos se dan cuenta, sólo para declarar en alto volumen un dato ya predecible, ¨esto se va a llenar hasta (las/el/los) … *, algo que no tarda mas de media hora en suceder. En lo personal, no me molestan las multitudes, de hecho, pienso que las multitudes pueden determinar en gran parte el éxito de la producción del evento, pero tengo claro que no son el factor absoluto que lo determina. Mucho menos el nivel de ¨cultura Techno¨ de los asistentes, o de cuántos vinilos inéditos ha comprado del DJ al mando, ni lo empolvados que estaban en la tienda al este… más éste, de Europa, el día que los compró.
Si bien estamos hablando de un grupo de personas que van por el gusto a la música y lo que ésta a tratado de comunicar a lo largo de su existencia, es por que se trata de personas con características en común, en dónde los conceptos como la tolerancia, el respeto y la fraternidad, son principios de comportamiento y donde los clubes se convierten en el lugar indicado para ponerlos en práctica. Y cómo no, si se supone que son todos estos principios en común, los que nos reúnen allí para liberarnos de todas esas cargas que la sociedad nos impone, con sus reglas de competencia y parámetros retrogrados. Pero ¿qué pasa cuando los, cada vez más riesgosos estados de conciencia inducidos por las drogas, son los principios que prevalecen mientras transcurre la noche? Luego de haber logrado establecer una buena y obligatoria relación con las personas que se encuentran a menos de 10cm, al rededor suyo, al fin logra ver, a través de una mezcla de celulares, manos y cabezas que el DJ invitado está apunto de iniciar su recital.
Así como es claro que la escena underground local se ha formado con la influencia de escenas extranjeras, con principios como el de la tolerancia (de genero, de ideas, de consumo , …) es claro también que uno de los puntos, que más se ha tenido que discutir a lo largo del crecimiento de la industria global del techno, es el consumo y distribución de drogas en los establecimientos dispuestos para su promoción, junto al eterno problema de la seguridad a nivel local. Algo que relaciona directamente a las autoridades de la ciudad, quienes han tenido que intervenir en repetidas ocasiones, interrumpiendo o incluso cancelando varios de los eventos de la agenda capitalina, a veces por falta de documentación por parte de la los organizadores y a veces por circunstancias relacionadas con seguridad y/o venta y consumo de drogas. Intervenciones en dónde no se mide qué consecuencias pueden haber y de qué manera pueden éstas, afectar a todos. Desde los asistentes hasta a los empresarios.
En el mes de Septiembre de 2014 se tenía programado un evento en el sector de La Calera, en la ciudad de Bogotá y donde incluía en su programación, nombres de gran reconocimiento internacional en la cultura techno como Juan Atkins y Kevin Saunderson, ambos pioneros y parte de los más grandes exponentes del techno hecho en la ciudad de Detroit, en el estado de Michigan, EEUU.
Luego de un arduo trabajo por parte del equipo de producción, y justo antes de iniciar el evento (minutos antes de la hora programada para el inicio del festival) las autoridades de la ciudad aparecieron para realizar una inspección y revisar que todo se encontrara en orden ya que al parecer había inconsistencias con, respecto a la documentación requerida, por la alcaldía menor de la localidad de Usaquén. Inspección que extrañamente se extendió con un gran número de agentes de la policía y que arrojó como resultado la cancelación total del evento. Para esta fecha se reportaron unos pocos casos relacionados con la venta y consumo de drogas. Luego de un par de horas, el motivo principal de la cancelación fue expresada por los organizadores, mediante un comunicado en el que explicaban que los documentos diligenciados eran falsos. Resultado de una estafa a cargo de una persona a la que denunciaron por medio de sus redes sociales.
A pesar de ser testigos del montaje, la producción y la logística que se tenían dispuestos para dar inicio al Rolo Fest, las autoridades prefirieron emprender una pequeña intervención, en contra de los organizadores, donde el desenlace que la tercera edición del festival mostraba, era prematuro y frustrante. En esta ocasión por cuestión de unos papeles, (sin estar impregnados con nada) los bogotanos se quedaron con la imagen de Juan Atkins y Kevin Saunderson, tocando… perdón! Cenando en el emblemático Andrés D.C. Único registro que se tiene de ése entonces, fecha que prometía ser una inolvidable visita de estos dos grandes del techno norteamericano. Pero, y si las razones de la cancelación de un evento, algo similar a lo ocurrido con el festival, se llegaran a ver relacionadas con las drogas, ¿cuáles podrían ser las reacciones de las autoridades?.
A comienzos del mes de Septiembre, las autoridades de la ciudad de Sídney, en Australia, arrestaron a 77 personas que asistían al Defqon1, un festival de música electrónica que se celebra adicionalmente en Chile y Holanda, y que recibe a mas de 25.000 asistentes. De acuerdo al Sidney Morning Herald, un diario de la prensa local, de los 77 arrestados, 6 recibieron cargos por venta y suministro de drogas mientras que por otro lado, más de 200 asistentes requirieron de atención medica por episodios relacionados al consumo de alucinógenos. Esta reacción por parte de las autoridades de la ciudad, se debe a dos casos en los que dos jóvenes, de 26 y 23 años fallecieron a causa de sobredosis, en las ediciones del 2015 y 2013 respectivamente. Un reporte que podría ser mucho peor, si tenemos en cuenta la magnitud de asistentes que el evento alberga y el número de espectáculos que ha reunido. Adicional a esto, el panorama norteamericano, de donde recibimos constantemente información vinculada a abusos de parte de las autoridades, también ha tenido que incrementar su participación con respecto a esta problemática, debido a la creciente cifra de consumidores de drogas ilícitas y muertes relacionadas con sobredosis. Tan sólo en el estado de San Bernardino, en el estado de California, mas de 400 personas fueron arrestadas, mientras se celebraba un festival de música electrónica llamado Nocturnal Wonderland, también, a comienzos de Septiembre. De todos los detenidos, 141 personas fueron señaladas con los cargos de posesión y venta de drogas, asalto y agresión, mientras que el resto de los implicados, recibió cargos por resistencia a la autoridad y estar bajo la influencia de drogas o alcohol.
Si las autoridades bogotanas vieron necesario dar por cancelado los dos días que se tenían se tenían programados para llevar a cabo el Rolo Fest, por inconsistencias en la documentación, no lograría imaginar cuáles serían las medidas a implementar si los resultados que se arrojaran fueran, si quiera similares a los registrados en Sídney y San Bernardino. Y es justo en este tipo de aspectos, en el que la exponencial y creciente escena capitalina puede verse vulnerada.
El concepto que se ha querido trasmitir, por parte de los productores y organizadores es que la escena underground bogotana, es una escena fuerte, que aunque puede no parecer la escena más amable del país, es una escena sólida y que crece continuamente. Pero, ¿es una escena que está preparada para enfrentar escenarios similares con respecto al consumo de drogas? De regreso al club.
Usted y sus amigos han logrado disfrutar por un buen rato de la selección de temas que el DJ ha hecho y las destrezas que ha mostrado tener con los controladores, logrando dejar en un segundo plano temas como el extremo calor y la ¨empujadera¨. Y es ahí cuando usted empieza a ser testigo de la metamorfosis que varios de los asistentes atraviesan o ya atravesaron. Rostros que pasan del gozo a una especie de sufrimiento con los ojos desorbitados y los labios resecos. Una mezcla entre los vapores del trago, el aroma de los cigarrillos que se le han escapado al bouncer por pedir, muy amablemente que sean apagados y uno que otro plon de porro que se ha logrado colar, acompañan la secuencia musical que a esta altura ya debe encontrarse en su punto más dinámico, como también los estados de ánimo de todos a su alrededor.
Bajo el efecto de la substancia que sea, (legal o no) las personas suelen mostrar un sin fin de reacciones impredecibles, algunas de ellas no siempre enseñan lo mejor de cada uno y menos si por el exceso y la mezcla de substancias, no se permiten ni siquiera hablar coherentemente, pedir permiso y atravesar decentemente el atestado lugar o hasta incluso evitar agredir a varias personas, sólo porque se le fue la mano con los pases. Hace más de 6 años y luego de la noche de Halloween, los noticieros del medio día transmitían la noticia de que dos personas habían sido asesinadas durante una fiesta de música electrónica, al norte de la ciudad. Claramente, un momento de mucha tensión donde se puso en riesgo la vida de muchas personas incluyendo el artista invitado, quien fue interrumpido antes de los 10 minutos de haber iniciado su presentación por los disparos, que acabaron con la vida de un hombre y una mujer, de 29 y 23 años de edad. Esta vez, la música se veía de nuevo relacionada con hechos lamentables. Hechos que afortunadamente no se han visto de nuevo en las primeras planas de la prensa, ni son noticia alarmante de último minuto. Pero son estos datos los que nos recuerdan, precisamente, la extensa cantidad de riesgos que corre una escena en constante crecimiento, como la escena capitalina y de cómo una industria que se ha fortalecido a lo largo de tantos años, puede atravesar episodios críticos que pueden comprometer su desarrollo.
Al mismo tiempo que la presentación del invitado central se acerca su culminación, usted y sus amigos notan cómo la sala vuelve a brindar un ápice de comodidad, de hecho logra sentir una leve corriente aire que llega de nuevo a ustedes, esta vez acompañada por una estela de popper que alguno de los que siguen bailando alrededor suyo, dejó escapar. Cada DJ tiene un acto de cierre diferente, ya sea disminuyendo la velocidad de la pista o escogiendo la pista con el final perfecto, igual, es el momento apropiado para que el volumen se entremezcle con los aplausos y gritos de quienes en retribución adicional, demuestran su agradecimiento por el tiempo dispuesto para animar esas horas de baile. De acuerdo a la infraestructura del club, el DJ puede disponerse a atravesar el lugar para salir, a lo que yo aprovecho (las veces que puedo) para saludarlo y agradecerle personalmente, o tomar una ruta que está dispuesta para él y su equipaje. Desde ahí, la noche entra en su jornada de cierre, momento en el que varios deciden regresar a casa, otros, seguir hasta que cierre el club y otros, pedir refugio en casa de uno de sus amigos, ya sea para pasar el acelere, fumar un cigarrillo y relajarse un rato ó seguir la fiesta, ahora en modo ¨after¨ y hasta las quince. De todas formas, usted y sus amigos saben cuáles son los próximos riesgos a los que se pueden enfrentar, bien sea por traer carro, por si pide uno por aplicación, (por si no pide por aplicación) o por si lo van a requisar, (chalequear) simplemente por evitar otros riesgos.
Nos queda fácil pensar que nos encontramos en la dirección indicada para consolidarnos como una comunidad con un gusto particular, pero no podemos ignorar lo permeable que puede ser y lo fácil que podría verse implicada en debilitantes campañas, tratando de explicarle al mundo lo que alguna vez expresó Hernán Cattaneo; ¨Las drogas y los vicios no son de la música ni de la noche, son de las personas¨.
Pero así mismo, cada vez que vamos al club, nos damos cuenta de lo familiares que estos temas se han hecho, y dependiendo de las ¨metamorfosis¨ que tengamos que presenciar, para cuántos se han convertido en una parte casi necesaria del ritual de salir a bailar.
Recientemente, se han dispuesto varios espacios nuevos en la ciudad. Tan sólo en lo transcurrido de este año, han abierto un par de clubes con instalaciones deslumbrantes, sistemas de sonido impecables, terrazas, centros culturales de cielo abierto, Además de nuevos escenarios y locaciones secretas, que cumplen realmente con su concepto inicial. Espacios dispuestos a recibir seguidores de la rumba electrónica, a horas que no eran los habituales y en días en los que no se acostumbraba a salir (y menos de fiesta).
Así como nuevos lugares, propuestas y espacios han abiertos sus puertas en la capital, los bogotanos también hemos sido testigos de la evolución que han tenido las otras ciudades y de cómo han logrado gozar de gran reconocimiento en los otros continentes, gracias al trabajo que han desempeñado. Esforzándose en demostrar la capacidad que tiene Colombia, al momento de producir eventos con importantes artistas en sus ¨line up¨. Una plaza competitiva y al mismo nivel de las más reconocidas a nivel mundial. Grupos de amantes al techno que trabajan al niveles de altura, para que tanto DJs como asistentes gocen de horas inolvidables, que sonarán para siempre en la historia del legado que se construye cada vez que suena una buena selección de tracks en cualquier parte del país.
No obstante, es bueno recordar que no es una escena indestructible y que puede llegar a ser vulnerable a todos esos aspectos que la han acompañado a lo largo de su evolución, aspectos que se vinculan directamente con los episodios más oscuros con los que la industria se enfrenta. Ni Fabric, en Londres, con 19 años de funcionamiento logró salvarse de librar una batalla judicial, dejando sin empleo al rededor de 250 personas y pagando altos costos de representación, mientras agotan todas las posibilidades de defender la imagen de una institución con más de una década y media de funcionamiento.
Tal vez es una batalla que se está librando muy lejos, en los estrados de Londres, pero es una batalla que nos debe servir como referente para identificar cuáles son los riesgos y lo delgada que es la línea entre el éxito y la cancelación total de un proyecto. Un referente de los tantos que tenemos, pero que al mismo tiempo nos debe servir como ejemplo de, cómo anteponiendo los principios de respeto y tolerancia se pueden también encaminar varias causas, que al igual que el gusto por el techno, lograrían fortalecer el legado que la industria de la música electrónica, quiere dejarle al mundo.
En menos de tres días de haber iniciado una campaña de donaciones, donde se recaudan fondos para la campaña #SaveFabricLondon, las redes sociales del club, que no han dejado de recibir mensajes de apoyo de todas partes, daban la noticia que el monto de libras (esterlinas) recaudadas sobrepasaban las cifra de 100.000. Una cantidad bastante significativa si pensamos que podría utilizarse con un objetivo diferente, al de enfrentar cargos legales por decisiones que, si bien dependen solamente de cada uno, también pueden traer consecuencias para muchas personas más.
El objetivo de este articulo no es mayor al de las campañas que se extienden por todas partes, pero si, es el de hacer un llamado de atención a todos los que se han vinculado de cierta forma, con el crecimiento de una comunidad que baila al mismo ritmo. Un llamado a favor del consumo responsable, de la substancia que sea, desde un porro hasta las bebidas azucaradas. Finalmente, es un compromiso que corresponde a cada individuo pero que puede verse reflejado en la construcción de una sociedad.
Escribe: Francisco Puerto Fotos: Google
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