Hoy 22 de julio, la Tierra girará más rápido de lo habitual, completando su rotación 1,34 milisegundos antes de las tradicionales 24 horas. Esto lo convertirá en el segundo día más corto registrado desde que se usan relojes atómicos, lo cual ha despertado el interés de la comunidad científica. Aunque esta diferencia es imperceptible en la vida cotidiana, podría tener consecuencias importantes para la forma en que se mide el tiempo a nivel global.
Este fenómeno plantea la posibilidad de realizar un ajuste nunca antes hecho: restar un segundo a los relojes atómicos. Sería un “segundo bisiesto negativo”, algo que nunca se ha implementado. Normalmente, cuando la rotación de la Tierra se desacelera, se añade un segundo para mantener sincronizado el tiempo atómico con el tiempo solar. Pero si la rotación se sigue acelerando, será necesario hacer lo contrario, posiblemente hacia 2029.
Este cambio, aunque pequeño en tiempo, representa un desafío para sistemas globales como las telecomunicaciones o la navegación satelital, que dependen de una medición precisa del tiempo. Por eso, la comunidad científica y los organismos encargados del tiempo mantienen su atención en estos registros, intentando comprender mejor los procesos que regulan la rotación terrestre.