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Entrevista a Blazej Malinowski: una experiencia en Pereira

Entrevista a Blazej Malinowski: una experiencia en Pereira

Por Andrés Mateo Lozano Guzmán 

El vuelo a Pereira desde Bogotá estaba retrasado casi una hora. Mientras escuchaba música platicaba con una señora sobre las tarifas aeroportuarias para viajar hacia diferentes destinos en Suramérica. A los pasajeros en la sala de espera que viajarían conmigo les preguntaba sobre el recinto donde vería por primera vez al polaco Blazej Malinowski. No me lo podía sacar de la cabeza después de haber escuchado el EP que produjo en colaboración con el español Oscar Mulero titulado “Katharsis”. Aquella noche se presentaría en el departamento de Risaralda, Colombia, junto con Adriana López, una mujer colombo-española que hace sentir orgullosos a los fanáticos del techno por su talento. Iba tarde a la fiesta siendo las siete de la noche, pero la actitud era la mejor ante el tremendo descontrol que podría encontrar al otro lado del país. 

El espacio donde se realizaría el espectáculo estaba localizado en medio de las montañas cafeteras colombianas. Los DJ´s internacionales que visitaban la ciudad actuaban normalmente allí hasta las dos de la tarde del siguiente día. La idea era viajar por aire, pasarla de maravilla en Pereira toda la noche, y después, en la mañana, volver en bus durmiendo como un bebe.  Era un plan perfecto porque en la fiesta, la música de Adriana López, combinada con los temas del jefe del sello Inner Tension y su EP “Katharsis”, resultarían ser una completa poesía para mi psique, mi ánima y mi interioridad. Estos dos personajes, junto con el italiano Claudio PRC y el español Svreca, transmiten la propia semántica del sonido a través de la música por todo el mundo. “Cariño, tú sabes que esta gente de las aerolíneas sale con idioteces al decirte que el vuelo se retrasó, cuando en realidad aprovechan la oportunidad para mandar el avión a otra ciudad cercana con el objetivo de hacerse un dinerito extra”, indicó súbitamente molesta una señora que estaba al frente mío en una banca. 

Después de horas eternas en la sala de espera, junto con el tiempo de vuelo, el piloto por fin se disponía a aterrizar. La gente que estaba esperando a sus familias y amigos en la puerta de llegadas nacionales quedaron impactados: yo había salido en menos de quince minutos del avión. Una señora que aguardaba a que alguien arribara, cuando le pregunté si estaba esperando a alguien del mismo vuelo, dijo: 

—Mi amor, saliste como si no hubiera habido un mañana. Ya estás en la calle y aterrizaste hace casi veinte minutos. 

Nos reímos por unos segundos y luego me acerqué a la bahía de taxis. Cogí el cerrojo del primer taxi, lo intenté abrir, pero el conductor me indicó que no estaba en servicio. Cogí la segunda cerradura de otro taxi y abrí la puerta diciéndole al taxista: 

—Diez mil pesos a esta dirección, por favor. 

El chofer dijo que no, así que fui a una tercera puerta en otro carro amarillo de servicio público, ya desesperado. 

—A ese lugar cualquiera te lleva en quince, súbete— dijo el conductor mientras me sentaba en el asiento de atrás. 

Discutimos durante el recorrido sobre los sitios cercanos a mi destino, pero el taxista me confirmó que lo único que había en ese sector era una fábrica de gaseosas. Le parecía muy extraño que alguien se bajara de un avión, corriendo, sin maletas, y pidiera que lo llevaran de manera apresurada a un lugar en donde no había más que maleza, alrededor de una carretera. Cuando llegamos se quedó impactado al observar la cantidad de gente que estaba haciendo fila para entrar. Había gente de Manizales, de Armenia, y en general, de muchos pueblos y caseríos intermedios que se venían hasta Pereira con el único propósito de pasarla bueno. 

—¡Uy, hermano! Mire toda esa cantidad de gente—me comentó el chofer justo antes de que me bajara del vehículo. 

Cuando me encontré con mi contacto, nos dispusimos a bajar el camino que daba acceso al perímetro mientras platicábamos con un israelí en inglés. El impacto cuando estaba en medio del recinto era de incredulidad ante lo que veía. Dos subterráneos albergaban en aquel espacio: en uno se podía encontrar el bar y los baños del establecimiento, mientras que en el otro estaba la tarima del DJ frente al público. Por encima de esos dos sótanos había una carretera angosta y a los alrededores de los túneles existía una casa; básicamente el complejo era maleza, los dos huecos, el camino que conducía a la carretera, la vivienda y nada más. Estaba llenísimo a eso de las once de la noche cuando se subió el polaco a tocar. El momento en que Malinowski entró en escena, después de que una joven artista le entregara la pista de baile, lo recordaré siempre porque el europeo soltó el primer tema a la fanaticada y la gente le empezó a gritar de manera desordenada: “Bienvenido, bienvenido, bienvenido… que chimba parce… hijueputa”. 

Blazej es un productor musical que compone temas para sonorizar las callejuelas solitarias o los parajes más recónditos de los bosques, los valles, las llanuras y las selvas europeas y latinoamericanas. Puedo dar fe que durante el ritual en Pereira bañó las montañas cafeteras de ese esoterismo con cada beat que transmitía desde lo más profundo de su intelecto. Es que no es para menos decir esto porque canciones de su discografía como “Entity”, o el EP titulado “Katharsis”, son la carta de presentación de un sonido que se construye a partir de lo envolvente, de lo hipnótico, de un proceso reflexivo. Su EP “States of Consciousness” es un fluir de emociones, sentimientos y sensaciones que demuestran la humanidad del hombre expresada en nuestras desgracias, nuestras alegrías, nuestras pasiones y nuestros sueños. Meses después de aquella mágica velada nos sentamos a conversar virtualmente, yo desde Bogotá, el desde su natal Torun, en Polonia. Se le veía bastante optimista en aquel momento —la guerra entre Rusia y Ucrania aún no estallaba —. 

ML: Hola, Blazej. ¿Cómo estás?, ¿dónde te encuentras en este momento mientras platicamos? 

BM: ¡Hola! Finalmente nos encontramos después de haber pospuesto esta conversación muchas veces. En este momento estoy en Polonia, en Torun, una ciudad que queda a 300 kilómetros de Varsovia.  

ML: Desde mi perspectiva, tu música es la representación más clara de las frías ciudades europeas y de los bosques europeos pictóricos. Polonia, tu país, es un lugar que reúne algunas de estas características. ¿Crees que las calles de tu lugar de nacimiento y su gente son el fiel reflejo de tu música? 

BM: Aspectos como el cambio de estaciones influencian de una manera más decisiva mi trabajo discográfico. Me gusta desarrollar los procesos creativos en ambientes fríos, a diferencia de las temperaturas cálidas que ofrece la época de verano. Te diría que quizás este factor mencionado en tu pregunta influencia, pero esto no es algo que yo me proponga desde el comienzo en un proceso de composición especifico. 

ML: El jazz es un género musical que al parecer aprecias bastante. ¿Qué relación tienes con dicho género y cuáles son tus proyectos favoritos? 

BM: En realidad existe una relación muy estrecha. Recuerdo un club cerca de mi lugar de residencia en Torun llamado Mózg que no tenía acceso a sus instalaciones porque en ese momento no poseía la edad suficiente para ingresar. A pesar de ello pude conocer a algunos de los artistas que solían actuar allí entre los que se encontraban grandes músicos de Polonia. Fue desde ese momento que empecé a referenciar en el mapa a jazzistas como Krzysztof Komeda, Mikołaj Trzaska, Tomasz Stańko, Miles Davis y John Coltrane. Independiente de que no profundizara tanto en este género como lo solía hacer con la música electrónica, me permitía escaparme de la rutina mientras desarrollaba nuevas ideas sonoras en mi cabeza. Este gusto también se vio incrementado con la nueva vida que inicié en Varsovia, si tenemos en cuenta que me hice amigo de un personaje que administraba una tienda de discos de Jazz. Junto a este sujeto pasábamos horas sentados en una mesa que había allí, tomando café, mientras discutíamos y escuchábamos trabajos sonoros junto a los clientes.  

Entrevista a Blazej Malinowski: una experiencia en Pereira

ML: Considero que el disco titulado “Katharsis” que realizaste junto a Oscar Mulero es el mejor trabajo que has sacado dentro de tu discografía hasta ahora. Ya hablando en términos más conceptuales sobre el título del lanzamiento, ¿qué entiendes por catarsis? 

BM: La canción con el mismo título sirve como introducción al EP de cuatro temas desarrollado entre el 2015 y el 2016. Desde que la compuse comencé a tocarla muchas veces durante mis live acts, agotándola en demasía sin siquiera haberle puesto un nombre. La sensación que sentía cuando la reproducía era mágica; no podía dejar de usarla, a pesar de que me prometía a mí mismo ponerla a un lado. Me sentía completamente libre, alejado de lo mundano cuando sonaba, en especial en los momentos cuando las locaciones donde actuaba me ofrecían experiencias únicas. La rola significó mucho en términos de sentimientos, así que el nombre que usé para titularla fue “Katharsis”. Este fue el origen de todo el trabajo discográfico compuesto de cuatro canciones que me propuse plasmar en vinilo por lo especial que era. De una vez aproveché esta meta que me interioricé para desarrollar Inner Tension, mi propio sello discográfico; los tiempos durante la pandemia fueron efectivos en aras de cumplir este ideal. 

ML: Me causa bastante curiosidad “Unpredictability of Probability”, tu ultimo EP. La forma en como entiendes los conceptos de probabilidad, impredictibilidad y presunción es particular. ¿Cómo entiendes estos términos? 

BM: Estaba bastante enfocado en el proceso de construcción sonora de dicho trabajo. Mientras lo hacía la gente me decía que todo el tiempo estaba tratando de plasmar mi propio estilo. De este contexto surgió la razón principal de los términos: lograr consolidar la burbuja creativa de mi mente que siempre tendía a transportarme a diferentes lugares o ideas, mientras imprimía en el disco lo que amaba y lo que quería en términos musicales. Por ejemplo, el tema titulado “Unpredictability” fue un saltar al vacío, al punto que me llegué a replantear la dirección que estaba tomando el CD. Las otras tres canciones tienen diferente vibra y son más densas, pero este tema del que te hablo lo logré concretar muy rápido. Finalmente seguí con la idea conceptual que me había propuesto y el track funcionó de maravilla para cerrar todo el desarrollo artístico.  

ML: ¿Consideras que por fin has logrado la madurez en términos sonoros al encontrar tu sonido propio? 

BM: Sí, sí, mira que siento que ya lo logré. De igual forma no pienso y no me propongo mi carrera a través de estos patrones. Al principio, mi sonido desarrollaba una línea muy ambiental con muchos tintes de melodías dub, pero ahora me he enfocado a plasmar una perspectiva en mi temas más profunda, hipnótica e intensa. Desde mi perspectiva, la evolución está más enmarcada en términos de calidad técnica sonora cuando trabajas mejor con tus oídos y con tu estudio. La idea es poder sentirme feliz cuando envíe trabajos a masterizar por la calidad de los componentes sonoros en términos estructurales.  

ML: ¿Cómo surgió el nombre de tu sello discográfico? 

BM: El nombre del sello discográfico surgió a partir del EP que hice junto al dueto The Gods Planet compuesto por Claudio PRC y Ness. Este lanzamiento es una especial dedicatoria a mi hija cuyo estreno fue enmarcado por momentos de mi vida de sufrimiento. Resultaron ser tiempos difíciles, si tenemos en cuenta que tienes la adrenalina por las nubes a causa de la impotencia sufrida por el fracaso. Ya había estado maquinando el sello por cinco o seis años, mientras terminaba de estructurar el concepto gráfico, y comenzaba a pensar las primeras opciones para titular la compañía disquera. Un día se me ocurrió revisar en los registros de marcas si alguien más ya había usado el título “Inner Tension”, llevándome con la sorpresa de que nadie lo había desarrollado para un proyecto. Fue simplemente un click instantáneo con mi ideario cuando descubrí que este era el nombre adecuado.

Entrevista a Blazej Malinowski: una experiencia en Pereira

 

ML: ¿Qué fue lo más difícil de lanzar tu sello discográfico? 

BM: Desde mi perspectiva, lo más difícil de lanzar una compañía discográfica es la preparación que tu debes tener para saber cómo desarrollar los diferentes procesos que implican este tipo de emprendimientos. Tengo muchos amigos que manejan sus propios labels, así que a través de ellos me apoyé para generar la inauguración del concepto. En mi caso, por ejemplo, ya tenía claro la parte gráfica, pero no podía definir una forma correcta y adecuada de distribución. Es casi imposible generar un proceso de promoción por tu propia cuenta, si te propones hacerlo a nivel internacional. Fue así como la pandemia logró ser un factor catalizador que me ayudó a poder gestionar este proyecto de forma eficiente y precisa frente a lo que quería. Dejé de hecho un par de copias con el objetivo de distribuirlas yo mismo porque me di cuenta lo interesante que resulta interactuar con las personas que escuchan tu música.  

ML: ¿Cómo observas en la actualidad a las tiendas discos? 

BM: Las tiendas de discos sobreviven dependiendo de cómo se muestren ante sus clientes. Para mí una tienda de discos es más que un simple lugar donde tú vas a comprar vinilos. En estos lugares puedes ir a divertir cuando quieras desestresarte, mientras conoces a los compradores y a las personas que administran el lugar. Igual muchos vendedores optan por la modalidad en línea porque son conscientes que sin el mercado online es casi imposible mantenerse económicamente. Por ejemplo, en el mercado polaco ocurren cosas diferentes a lo que acontece en Berlín, si tenemos en cuenta que el nicho de población que frecuenta estos sitios es muy especializado. A pesar de todo considero que estos espacios no van a fracasar y se mantendrán activos por un largo rato. Le deseo larga vida a mi tienda favorita de CD´s en Varsovia llamada Side One. 

Entrevista a Blazej Malinowski: una experiencia en Pereira

ML: Fuiste por muchos años promotor de fiestas en Varsovia. ¿Qué es lo más difícil para un promotor a la hora de querer realizar cualquier tipo de evento? 

BM: Cada escena y cada lugar son diferentes. Hace quince años cuando empezamos a hacer fiestas con mi amigo Michał Wolski en Polonia, por ejemplo, nos sentíamos felices si lográbamos completar un aforo de cien personas en una fiesta. Ahora todo se ha masificado y desde mi experticia te podría decir que llevar un sonido especifico que tú quieres transmitir a tu público objetivo es difícil. A veces tienes que dar el salto, arriesgarte, para construir la confianza en tu comunidad. En términos generales, el hecho de plasmar una propuesta para lograr convencer con esa idea es el gran reto que tienes. 

ML: Has trabajado muy de la mano en la industria radiofónica con Funfte Strasse, tu programa semanal que llevas desarrollando durante once años. ¿Qué opinión te merece este nicho de mercado en la actualidad? 

BM: Si lo hablamos relacionado con nuestra industria, diría que es difícil llevar nuestra música a las estaciones de radio normales. En el caso de nuestro proyecto de radio, más que preocuparnos por esto, nos interesa desarrollar nuestro propio emprendimiento de manera independiente, invitando a los artistas que nos gustan, sin estar pensando en las grandes cadenas radiales. Si te soy sincero, me gusta más dejarme atraer por el contenido tipo podcast porque me inspiro en los momentos donde no fluye la creatividad. Es difícil dar mi opinión en esta pregunta, si tenemos en cuenta el hecho de que casi no soy un sujeto que escucha los programas tradicionales, en plan de levantarse por las mañanas a prender cualquier dispositivo para escuchar las frecuencias FM. 

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ML: ¿Cómo compararías la escena electrónica de Polonia con la escena en Colombia? 

BM: Definitivamente son diferentes, pero tienen elementos en común. La energía de los promotores, de los clubes y de los artistas por promover la cultura es la misma en los dos rincones del mundo. El factor diferencial es que en Latinoamérica tú verdaderamente sientes la fiesta, minuto a minuto, con un público salvaje entregado por completo a lo que presentas en la tarima. Mi estadía en Colombia fue una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. Había escuchado bastante sobre los eventos en este país, así que me aventure con mi equipo a organizar un tour. Mientras iba de ciudad en ciudad me iba dando cuenta toda la energía del publico colombiano en cada reunión. Si bien cada espacio era diferente, las personas conocían muy bien a los invitados, respondían cuando les hablabas a través de la música y dejaban todo de sí en el dancefloor. Me siento muy agradecido con todos los colectivos que organizaron mi estancia en cada plaza. 

ML: Para concluir hablamos sobre los proyectos a futuros que tienes en mente 

BM: Varios remixes, algunos EPs y dos álbumes que están en el horno todavía en proceso de cocción. Del primer álbum te podría decir que será un disco para Inner Tension y del segundo me he propuesto desarrollar con otro productor un lanzamiento de corte más experimental.