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El colombiano que trabaja con la computación del futuro

El colombiano que trabaja con la computación del futuro

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El caleño Alejandro Perdomo pertenece a un equipo que desarrolla la máquina D-wave 2. En el mundo existen pocas de estas máquinas y su valor oscila entre los 10 y 15 millones de dólares. La Nasa tiene una y su nombre es D-wave 2.

“Es un computador que opera con leyes completamente diferentes, llamadas leyes de la mecánica cuántica”, explica Alejandro Perdomo, caleño de 30 años y líder del área de Quantum Machine Learning en este lugar. Hoy le “apuestan con todo” a la computación cuántica, la del ‘futuro’, explica el joven científico.

Y la computación del futuro tiene como misión hacer cálculos que el hombre no ha logrado realizar. Demostrar cuál es el potencial de esta tecnología es el principal objetivo del grupo al que pertenece Perdomo. Su equipo de investigación creó una alianza con la Universities Space Research Association y Google.

Alejandro Perdomo químico de la Universidad del Valle, habla en términos aritméticos como la factorización y la encriptación antes de exponer un ejemplo ‘cotidiano’ sobre los alcances del desarrollo de supercomputadoras. Lo aplica a las aerolíneas o al tráfico aéreo en determinados sitios. “Optimizar y organizar todos los vuelos genera muchas veces conflictos porque reciben cierto número de aviones a determinadas horas y a veces esto se vuelve muy complicado y no hay forma de resolverlo, la gente acude a cálculos aproximados, pero sería excelente si pudieran entrar y salir más vuelos”. En términos prácticos, las supercomputadoras servirían – entre otros usos – para descongestionar el tráfico aéreo y que los usuarios no pierdan tanto tiempo.

La pasión por la ciencia

Desde hace diez años Perdomo vive en el exterior. Podría decirse que su curiosidad lo tiene como residente en Estados Unidos viviendo de la ciencia. Pero eso de vivir de la ciencia no siempre lo tuvo claro. Ingresó a la Universidad del Valle a la carrera de Ingeniería Sanitaria -hoy se le conoce como Ingeniería Ambiental- pero después de dos años se dio cuenta de que no era lo que quería. “Me percaté de que lo mío es la ciencia pura. Que realmente lo que buscaba era entrar a conocer los detalles de todo, porque hasta no llegar a los límites no estaba satisfecho”, asegura.

Su siguiente paso fue Química en la misma universidad. Él se define como ‘intenso’ cuando rememora esa etapa de su vida porque en lugar de tomar seis materias, tomó ocho. Así logró recuperar el tiempo perdido en la validación de créditos por cambio de carrera. “Me adelanté tanto que logré hacer mi investigación de pregrado antes de entrar al año exclusivo de Tesis I y Tesis II, gracias a esto comenzó mi transición a Estados Unidos”, cuenta.

Un día llegó a la Universidad del Valle un profesor de la Universidad de Clemson (Carolina del Sur) para reclutar estudiantes y llevárselos. Alejandro aplicó al programa y fue aceptado, entonces hizo un intercambio de verano. “Esto fue una beca, me pagaron todo excepto los pasajes”. Entró a Clemson como asistente de investigación de un proyecto. Culminó esa pasantía y aplicó a otra en la Universidad de Florida en la que también fue aceptado.

Pero todos estos intercambios ‘retrasaron’ su graduación en la Universidad del Valle. Así que regresó, trabajó en su tesis, obtuvo su título en Colombia y en seguida retornó a Estados Unidos porque tenía una posición como asistente de investigación y al tiempo estaba preparándose para aplicar a su doctorado. Mandó documentos a varias universidades, pero esta vez sí tenía certidumbre de lo que quería: Harvard.

Y lo logró a los 24 años. “Harvard me patrocinó. El proceso de selección fue más exigente y competitivo. Cuando me aceptaron me ofrecieron el pago de la matrícula, que costaba unos 35.000 dólares al año”. Así empezó su PHD. Chemicals – Physics (Doctorado en Química – Física) en una de las instituciones más prestigiosas del mundo.

Aconseja que a los colegas no se les debe ver como competidores sino como futuros colaboradores. “Esa es la diferencia entre Estados Unidos y Colombia, porque en nuestro país hay escasez de recursos y los colegas se ven como competencia”, reflexiona. Este valluno por ahora no tiene planes de regresar a Colombia, aunque no descarta esa posibilidad.

Fuente: Univalle