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Discográficas sufren revés legal por las regalías de las copias digitales

Discográficas sufren revés legal por las regalías de las copias digitales

Discográficas sufren revés legal por las regalías de las copias digitalesLa industria discográfica enfrenta otro revés legal. ¿Cuánto dinero debería recibir un artista por su trabajo, si éste se descarga mediante copia digital? No se trata sólo de una situación que afecte a los grupos surgidos tras la explosión post-Napster, sino también a los creadores que firmaron su contrato antes de la era p2p.

La demanda que interpuso Eminem a Universal Music es el centro del debate, pues de esta decisión —positiva o negativa— depende el curso legal en el futuro. La pregunta es si una copia digital debería considerarse como una licencia o como una venta. ¿Cuál es la diferencia? Para el rapero, su contrato estipula que él obtiene 50% de las ganancias por regalías si se trata de una licencia, pero si se trata de una venta, sólo le dan 12%.

A pesar de las apelaciones de Universal Music, la Suprema Corte resolvió que la música digital debe ser tratada como licencia. Esto se debe a que las copias digitales se asemejan más a este modelo que a la venta de un formato físico. Mientras que con el disco los costos se elevan por la creación de copias, cuando una canción llega a iTunes, todo se reduce a un master único que es descargado por el comprador.

Aunque la mayoría de los artistas nuevos ya tienen una cláusula al respecto en sus contratos, se abre una puerta gigantesca para los músicos más veteranos. Y, al mismo tiempo, representa un golpe durísimo para las disqueras, quienes reciben muchos ingresos por conceptos de catálogo —canciones viejas por cuyos derechos siguen cobrando con el paso de los años—. A pesar de que Universal jura que esta decisión legal no crea ningún precedente legal, la realidad es que sí representa una oportunidad para que los artistas veteranos renegocien sus contratos.

¿De cuánto estamos hablando? La industria discográfica logró 648.5 millones de descargas por sencillos de catálogo en Estados Unidos. Estas canciones —grabadas hace 18 meses, mínimo— representan más ventas que los 523 millones de temas musicales actuales descargados. Fred Wilhelms, un abogado especializado en regalías, denuncia que los sellos discográficos facturan decenas de millones de dólares por su catálogo sin necesidad de dar ni un centavo en promoción.

La tasa por concepto de ventas ronda el 10 ó 15 por ciento para el artista, ya que la discográfica argumenta que el costo de producción y promoción es absorbido por ellos. Sin embargo, con el crecimiento de la radio, la TV y el cine, la figura de la licencia aseguraba a los músicos el 50%, sosteniendo que la inversión publicitaria recaía en un tercero. Ya que el grueso de ingresos seguía llegando por la venta de discos, la industria apostó por este modelo.

No obstante, todo cambió con la llegada de las descargas digitales, en el cual aplica el mismo principio —una copia, difundida por terceros—. Al descubrir su error, los sellos trataron de modificar el trato a su conveniencia, pero se toparon con que los tiempos han cambiado. Enhorabuena por la decisión de la Corte, mediante la cual, miles de artistas podrán reclamar el justo pago que les corresponde. Y lo repito: las descargas no están matando a la industria musical. Su ambición, su sed de poder y su necedad, sí.