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Desafío a la política de drogas

Desafío a la política de drogas

Desafío a la política de drogasSocorro Ramírez
La legalización de la marihuana resultó aprobada en Washington y Colorado. El hecho constituye un gran desafío para el presidente reelegido.

Al contrario de lo que aconteció en octubre del 2010 con el referendo de California en favor de una marihuana legal y regulada, que desató en su momento la discusión regional, la votación de iniciativas similares en tres estados de la Unión pasó desapercibida en buena parte de América Latina.

En aquella ocasión, el presidente Santos invitó a sus homólogos de México y Centroamérica, reunidos en Cartagena, a desbloquear el debate como lo hizo luego en la Cumbre de las Américas. Pero ahora las divergencias han paralizado la discusión.

La legalización de la marihuana resultó aprobada en Washington y Colorado. El hecho constituye un gran desafío para el presidente reelecto. Aunque Obama no ha mostrado interés ni voluntad en impulsar la reforma de la política de drogas, sí ha atenuado el enfoque de éstas como supuesta amenaza a la seguridad de Estados Unidos contra la cual habría que librar una guerra.

También insertó el tratamiento para el uso problemático de drogas en los programas de asistencia sanitaria, levantó la prohibición sobre la asignación de fondos federales a programas de intercambio de jeringas para la prevención del VIH, redujo parte de la disparidad en las condenas de los usuarios del crack, apoyó alternativas al encarcelamiento y eliminó la pena mínima obligatoria de cinco años por simple posesión. Asimismo, Obama puso fin a la dura aplicación de las leyes federales de drogas en aquellos estados que habían legalizado el uso de la marihuana con fines médicos.

En un ambiente polarizado comienza un nuevo forcejeo. La ley federal de Estados Unidos seguirá inflexible en la prohibición de la producción, venta y posesión de cannabis pero, según John Walsh, de Wola, es imposible una drástica intensificación de la aplicación de la ley por parte de los agentes federales, así la burocracia, adicta al prohibicionismo, intente bloquear la ejecución de las decisiones de Washington y Colorado y embargar los ingresos fiscales producidos por la marihuana.

Las encuestas muestran que la mitad de los estadounidenses de todo el espectro ideológico están de acuerdo en regularla, como se hace con el alcohol. Más bien, vendrán otros referendos así como fueron aumentando los que legalizaron su uso medicinal. El tema hace parte del movimiento libertario que ayudó a reelegir a Obama.
El impacto se dejará sentir este mes en las votaciones sobre la propuesta presentada por el presidente Pepe Mujica al Congreso uruguayo, de someter al control estatal la producción, distribución y venta de marihuana, y reforzar la lucha contra los narcotraficantes y policías corruptos. También afectará el debate en el Congreso chileno sobre la propuesta de legalización del cultivo y consumo personal de cannabis.

Al estimar los impactos de las encuestas realizadas en Washington y en Colorado, Alejandro Hope y Eduardo Clark, del Instituto Mexicano para la Competitividad, han señalado que si la reacción federal no se endurece, la reducción de costos de producción y distribución en esos estados incentivaría su venta a otros lugares de Estados Unidos, bajando así los ingresos de los carteles mexicanos por la exportación de marihuana a su vecino.

Es de esperar, además, que la legalización en esos dos estados destrabe el debate intergubernamental. Presidentes como el de Uruguay y Guatemala quieren reformas ya, los de Colombia y México las supeditan a un consenso internacional, los bolivarianos prefieren pelear con Estados Unidos y no con el prohibicionismo, y Brasil guarda silencio. En buena hora, la IV Conferencia Latinoamericana sobre Políticas de Drogas reúne, en Bogotá, del 4 al 6 de diciembre, a funcionarios, académicos y organizaciones sociales expertos en el tema.