Por: Juan Pablo López
I
Cree en un maestro —Kraftwerk, Jeff Mills, Aphex Twin, James Holden, Levon Vincent, Plastikman, Theo Parrish— como en Dios mismo.
II
Cree que este arte es una ascensión a la perfección del sonido y el concepto mismo. No sueñes en domarla con premura. Apresurarse a sacar música por el vil hecho de figurar, cuando el estilo y concepto diferenciador aún están ausentes, no es más que encaminarse al fracaso, a nacer muerto.
III
Resiste cuanto puedas a la completa imitación, pero sí ten referentes de varios frentes musicales o géneros desde una perspectiva holística que te nutran culturalmente, convergiendo así en tu propio estilo.
IV
Ten fe ciega en que la herramienta no hace al maestro, pero ojalá que tu estudio sea una impecable mezcla entre lo análogo y digital. Así pues, domando tus máquinas, harás música que llene los vacíos del alma.
V
No empieces a producir sin saber desde los primeros segundos a dónde vas. Si bien el track puede tomar un rumbo totalmente distinto en su construcción, en un tema bien logrado el estilismo en la composición del primer minuto tiene casi la misma importancia que los “breakdowns“ o el track completo.
VI
No satures tus producciones, deja que un experto o ingeniero masterice y haga sonar no duro, sino cálidamente tus discos. El volumen es un negocio, las dinámicas son un arte.
VII
No sobre cargues el tema sin necesidad. Inútiles serán cuantos “White noises“ o efectos bizarros adhieras si el track en esencia es débil y genérico (véase carente de alma). Si hallas el estilo y equilibrio perfecto entre ecualización y armonía, así y solo así, tendrás un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
VIII
No tomes samples de bancos de sonidos. Es innegable que los tracks que más venden están llenos de estas genéricas partes, pero son temas que no transmiten historias, y si pasan al recuerdo, no será nada más que por su ordinariez.
IX
No produzcas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Vuelve a los tracks días después con oídos descansados para encontrar anomalías que antes pasaste por alto; de esta manera, perfeccionarás el arte a la mitad del camino.
X
No pienses en tus amigos o público al producir, ni en la impresión que hará tu historia hecha canción. Produce como si tu tema no tuviera interés más que el mero hecho del regocijo y baile mental que debe ser la realización del mismo, sino entonces ¿qué sentido tiene todo esto?
Nota del autor: considero que para escribir con autoridad cualquier tipo de mandamientos, hay que ser un maestro en su arte. Yo, que soy un bellaco que apenas comienza, estoy muy lejos de ser un maestro, por ello, este decálogo no es más que mi visión de unos cánones que fueron pensados originalmente hacia lo literario, y que ahora, yo adapto a lo que pienso, debería tener un perfecto productor.
Basado y adaptado del “Decálogo del perfecto cuentista” de Horacio Quiroga, publicado por primera vez en la revista El Hogar (Buenos Aires Argentina), en julio del 1927.
Fuente: Hedonismo en párrafos