Esta produce el deterioro progresivo del arbolado hasta conducir a su fallecimiento. Aunque las primeras manifestaciones del fenómeno se reportaron hace 15 años, fue en 2010 cuando el Área Metropolitana inició observaciones de campo y una investigación en convenio con la Universidad Nacional.
Este estudio permitió elaborar una lista de especies afectadas, causantes y protocolos a seguir. Se analizaron 11.710 individuos en el valle de Aburrá, de los cuales se encontraron 720 enfermos. Los resultados obtenidos indican que fenómeno es grave en Barbosa y Sabaneta.
En Medellín se evaluaron 8.713, con mayores tasas de incidencia en El Poblado y Guayabal. Las especies más afectadas son el pero de agua, la palma, el falso laurel, casco de vaca, tulipán africano, el guayacán y el chiminango.
A través del convenio se están estudiando causantes de la enfermedad como contaminación atmosférica, cambio climático e incidencia de insectos, hongos y bacterias. Esta fase de la investigación culmina en diciembre próximo.
“Los factores climáticos estresan los árboles y los predisponen a diversos ataques de patógenos. También incide el corte de raíces, las podas excesivas, la pintura y otras acciones indebidas”, explica Claudia Helena Hoyos, ingeniera forestal del Área Metropolitana.
Los síntomas se evidencian con caída de hojas, ramas secas y florecimientos prematuros por la ausencia de adecuados niveles hídricos.
Actualmente se están aplicando rondas de tratamiento preventivo en 90 árboles afectados para verificar la eficiencia del protocolo de manejo. Si es positivo, se recomendará para menguar el problema ambiental que ya preocupa en el valle de Aburrá.
JUAN DIEGO ORTIZ JIMÉNEZ
Fuente: diarioadn.co/
Foto: JOHAN LOPEZ/ CEET