Todo el sector científico del planeta tiene sus ojos puestos sobre el Gran Colisionador de Hadrones(LHC), catalogado como el experimento más importante de la historia. En Colombia, el Grupo de Aceleradores de la Universidad Nacional, creó un modelo para detectar errores en los imanes del LHC. El reconocido físico John Ellis, en su paso por el país, aseguró que hay grandes posibilidades de que este aporte sea utilizado por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN).
Los experimentos que allí se realizan tendrán consecuencias en todos los campos, desde la informática hasta la teología, pasando por la astrofísica; es un complejo científico de 8,6 kilómetros de diámetro situado a 100 metros de profundidad en la frontera de Suiza y Francia; en el centro hay una estructura rara, una especie de “microchip†tan alto como un edificio de siete pisos; su construcción demandó 15 años y 10.000 millones de dólares; este monstruo de acero, silicio, plásticos y fibra óptica está rodeado por el colisionador propiamente dicho: un túnel circular, un acelerador de partículas de 27 kilómetros de longitud. Para manejar semejante volumen de datos tuvieron que crear The Grid, una super-red que cuenta con más de 50.000 servidores. Grid es capaz de descargar en cinco segundos lo que le tomaría cuatro horas a un usuario de banda superancha equipado con el mejor computador personal del mercado.
El método creado por el Grupo de la UN, permite evaluar, localizar, medir y corregir los errores que se puedan presentar en los imanes del inmenso acelerador, en el momento en que las partículas de hadrones se dirigen hacia la gran colisión.
Los objetivos de este monstruo son dignos de su tamaño: reproducir las condiciones físicas que dieron lugar al universo, es decir, recrear el big bang y atrapar el esquivo bosón Higgs, una partícula, hipotética hasta ahora, que esconde el secreto del origen de la materia. Según el modelo estándar de la física, sin la mediación de la fuerza de este bosón, la energía nunca se hubiera podido condensar en partículas materiales.
Los físicos creen que los bosones de Higgs sólo existieron en la primera milbillonésima de segundo del big bang, cuando cumplieron su misión de crear materia (fermiones) y se esfumaron. Por eso están interesados en producir big bangs a escala y atrapar al bosón Higgs y quizá otras partículas desconocidas que escribieron las reglas del cosmos en un instante y desaparecieron para siempre.
Si LHC logra atrapar aunque sea una de estas elusivas partículas, los teólogos no tendrán problema: dirán que el bosón de Higgs nació de un soplo de Dios en la primera milbillonésima de segundo del big bang, un día hace 14.000 millones de años, y desapareció con otro soplo.
En cualquier caso, no hay que subestimar a LHC. Recordemos que es un proyecto del CERN, el Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, el mismo organismo que creó la web en 1989, esa telaraña sutil, ubicua y omnisapiente.
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