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El peor castigo

El peor castigo

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A través de la historia el ser humano se ha devanado el cerebro intentando perfeccionar los métodos de tortura. Ha dedicado siglos enteros a probar todo tipo de castigos para infligir el mayor daño posible a sus semejantes – las razones de ese propósito merecen un estudio aparte por personas entendidas en la materia – sin embargo a simple vista y solo con ojear nuestro pasado, nos produce escalofríos contemplar el amplísimo abanico de posibilidades con que nos hemos castigado desde que el hombre tomó posesión de la tierra.

Y vaya que hemos progresado, pasamos de los castigos infringidos por nuestras propias manos frente a nuestro oponente en un vulgar y primitivo cara a cara, hasta llegar a nuestro deslumbrante siglo XXI y ya no basta con desmembrar al oponente, no, que va, ahora la sofisticación se impone y el daño ya no solo se piensa para aplicarlo a alguien particular, sino que ahora abarca países enteros, generaciones de personas mutiladas o con secuelas que implican a todas sus venideras generaciones.

En este qué hacer obsesivo, el ser humano ha perdido el norte, o el enemigo se ha mimetizado de tal manera que ya no tiene rostro ni cuerpo, ni vida propia, esto podría hacernos pensar que por fin la tendencia al castigo se reduciría, si no hay oponente no hay reo, desgraciadamente no es así, la industria del castigo no conoce limites, o lo que es lo mismo, las ganancias son tan fabulosas que aquellos que dedican su vida a enriquecerse de esa manera ni siquiera piensan en la posibilidad de cambiar de negocio, sino que se sofistican cada día más, ponen a trabajar en su industria a cerebros con niveles de inteligencia inverosímiles y los resultados se les están estallando en la cara, desde que les dio por transformar la naturaleza, se les abrió un espectro de posibilidades que no hay poder humano que lo pueda controlar, así, por un lado, logran su objetivo de eliminar al oponente y los hijos de sus hijos, pero el daño, no abarca solamente a personas, sino que el planeta entero se está viendo afectado, el agua ya se ha contaminado en tan altas proporciones que es imposible de controlar y con ella todo lo que proviene de sí, los peces, los alimentos que se cultivan y riegan con ella, el agua que se bebe, con la que todas las mañanas lavamos nuestro cuerpo, cocinamos o saciamos nuestra sed.

Y ahí estamos, cada día más arrinconados en pequeñas parcelas que consideramos limpias, comiendo ya no lo que produce la tierra sino lo que el hombre crea en sus laboratorios, basta con ir a un supermercado y leer la composición de los alimentos: nada es natural, ni siquiera aquellos que pregonan una dieta sana están a salvo.

Lo han logrado, el nivel de crueldad ha rebasado los límites, el peor castigo está en marcha y moriremos, como los peces, por la boca. Felicitaciones humanidad.

Foto: Google-images
Por: ladypapa
Fuente: soyperiodista.com/