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Pachá dice basta a la burbuja del EDM

Pachá dice basta a la burbuja del EDMLa familia Urgell despide al director musical del club en busca de recuperar el espíritu de sus primeros días.

Ni Tiësto, ni Pete Tong, ni Luciano ni Erick Morillo pincharán en Pachá este verano. El único DJ superestrella que pisará el club es David Guetta, cuya marca está intrínsecamente unida al nombre del negocio.

“Los DJs querían cobrar más y pinchar menos. Era abusivo. Hemos tenido que crear un nuevo plan porque el viejo nos iba a explotar en la cara”. Son las declaraciones de Piti Urgell -hermano de Ricardo Urgell, fundador y dueño de Pachá Ibiza– a The New York Times. La familia Urgell es, desde los años 70, el clan detrás del éxito de Pachá, club convertido en marca que puso a Ibiza en el mapa mundial del hedonismo mientras el resto del país vivía las penurias del régimen. También ha sido el hogar de muchos de los DJs que han alcanzado el estatus de súper estrellas en los últimos años. Ibiza ya no es el epicentro mundial de la música de baile. La explosión de la EDM en Estados Unidos está convirtiendo Las Vegas en un parque de atracciones de megaclubs musicales. Allí es donde están migrando estas nuevas estrellas del mainstream, pues allí consiguen ver satisfechas sus actuales y millonarias tarifas. Sin embargo, Ricardo y Piti Urgell han dicho basta. En primer lugar han despedido a Danny Whittle, el director musical de la sala en los últimos años, y no han renovado su contrato con Erick Morillo, un fijo de Pachá. En su lugar estará Guy Gerber que, en connivencia con los criterios de los Urgell, planea diversificar las noches en el club con actuaciones de bandas musicales, magos e, incluso, titiriteros.

“La música electrónica no ha evolucionado en los últimos 20 años y es para idiotas”. Son las palabras del propio Piti Urgell, cuyo descontento (y el de toda la familia al frente del club) no se limita a las cuestiones estilísticas de la música. Cambiar el diseño de la cabina para Tiësto, rastrear la isla en busca de la exclusiva marca de champagne que pedían Swedish House Mafia o permitir que sus DJs pincharan en las fiestas en la piscina del Ushuaïa son algunas de las transigencias que han tenido que hacer en las últimas temporadas. Son los caprichos colaterales de un negocio, el de la música electrónica enfocada desde el prisma mercantilista de la EDM, que crece de manera especulativa, en forma de burbuja. Y, como todas las burbujas, explotará en algún momento.

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Fuente: PlayGroundwww.playgroundmag.net