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Las 22 cosas más horribles del fútbol Colombiano

Las 22 cosas más horribles del fútbol Colombiano

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Tras pasar muchos años en España, el escritor Alfredo Bryce Echenique sintió nostalgia de su natal Perú y decidió volver. Un día, un colega suyo le preguntó si no le había costado trabajo habituarse a su nueva vida, a lo que él respondió que no, que la comida era una delicia, que su país había crecido mucho, que la gente, en fin. De pronto hizo una pausa y dijo: “Bueno, lo único que me molesta y no por mí, sino por los niños, es que en los partidos deberían poner un letrerito que dijera: “fútbol pero peruano porque –aclaró– los niños van a crecer con la perversa idea de que eso es fútbol y eso es ‘fútbol pero peruano’”.

La anécdota se ajusta a lo que se está viendo ahora en la llamada Liga Postobón. Deberían ponerle un aviso que dijera: “Fútbol pero colombiano”. El campeonato se ve aún más deprimente cuando se le compara con, por ejemplo, la Liga de Campeones. Lo nuestro es tan insulso, que hasta los periodistas deportivos se emocionan en las redacciones y le dan primera plana a Robert Lewandowski por los cuatro goles que le marcó al Real Madrid. En la casi totalidad de los periódicos nuestros apareció la hazaña del polaco. No ocurrió lo mismo en la prensa alemana ni en la española. Allá hay otras noticias.

Alguien dirá que primó el buen juicio de los periodistas deportivos y a ninguno se le ocurrió sugerir que en lugar del Borussia Dortmund-Real Madrid se le diera primera plana al Santa Fe-Tolima, que jugaron el mismo día y se disputaban nada menos que el liderato. Ni que a la Cadena Básica de Caracol se le hubiera ocurrido interrumpir su programación para transmitir tan pobre encuentro, como sí lo hizo en la tarde con la mencionada semifinal.

El encuentro clásico de la Liga Postobón no le importó a nadie, no por un olvido momentáneo sino por una serie de hechos que en mi concepto están acabando nuestro “fútbol pero colombiano”, que a continuación enumero:

1. La pelota. ¡Por Dios! ¿A quién se le ocurrió tan colorido diseño? ¿Se trata de una bola de chicle gigante? ¿Un masmelo? ¿Cómo fue el proceso para que alguien la pintara así, alguien aceptara esos colorines, alguien las mandara hacer y, lo más grave, alguien dijera: “usémosla”? Sigamos.

2. Los uniformes. ¿Hay algo más pintoresco y de mal gusto que las camisetas de los jugadores colombianos? Nadie está pidiendo que sean diseñadas por Ermenegildo Zegna, pero tampoco por los mismos creadores de los avisos de las tiendas El Bombazo y El Totazo. A propósito, ¿no hay una norma que diga que no se pueden usar más de ocho avisos en la camiseta?

3. La pérdida deliberada de tiempo. Además de las cámaras fijas en los realitys, ¿puede haber algo más desesperante? Ver a los arqueros, protagonistas en este asunto, tirarse al piso tras disputar un balón común y corriente, simplemente para ganar minutos (digamos que es una herramienta en una semifinal de la Copa Mundo cuando quedan angustiantes segundos, pero ¿en un Huila-Cúcuta cuando van diez minutos de juego? La gente paga para ver fútbol, no para ver esta parodia tan mala.

4. Las diademas en los árbitros. ¿Las utilizan? Es la pregunta. ¿Alguien les ha enseñado a manejarlas? ¿Alguien ha visto al primero?

5. El terreno de juego. No es sólo la cancha de cross del Guillermo Plazas Alcid de Neiva, ni la del Murillo Toro de Ibagué, sino que la grama de la ciudad de la eterna primavera tiene un estadio, el Atanasio Girardot, en donde en un solo partido tres jugadores de Millonarios se lesionaron solitos porque “el césped no estaba en condiciones”, como dijo respetuosamente un experto en televisión.

6. La iluminación. A pesar de la colorida pelota y de los vistosos uniformes, ¿alguien ve algo cuando se juega un partido de noche en el estadio Murillo Toro de Ibagué?

7. La gestualidad durante los himnos: el beso a la cámara, el dedo pulgar indicando ‘todo bien’, el chicle saliendo de la boca en forma de globo. Sin comentarios.

8. Las declaraciones en el entretiempo. ¿Esto es una exigencia de la pauta o del dueño del rentado? Si lo es: ¿Por qué insistir en una opinión de algo que está en trámite? Pobres muchachos, hiperventilados, cortados por su propia respiración…

9. El eterno alegato por todo. Ya es hora, creo yo, de que los jugadores dejen de manotear por cada falta, cada tarjeta, cada vez que sale el balón.

10. Comentaristas y narradores. Nadie es tan pretencioso de pedir que todos tengan la sabiduría de Juan Pablo Varsky ni la elegancia de Hernán Peláez Restrepo, pero ¿a cuento de qué tienen que rebuscar palabras, insultar a los jugadores o informar erradamente? El más preparado de todos, dicen, es Iván Mejía Álvarez. A estas alturas, él insiste que el Madrid sólo necesita ganar 2-0 en el Bernabéu al Borussia para igualar la serie y forzar la tanda de penaltis. Ahí están las grabaciones. E, insisto, él es más estudioso. Hay una pareja particular que merece una glosa aparte.

11. El regreso de William Vinasco y Adolfo Pérez como figuras estelares del Canal RCN. Reconozco que ellos tuvieron sus años de gloria, pero había otra Constitución, Gabo no había ganado el Nobel, doña Gloria decía: “Lástima que la televisión no sea en colores”.

12. ¿Será posible que un equipo que llega a su centenario se vaya a la B? Lo digo, claro, por el DIM. ¿Y no será posible subir automáticamente al América y al Bucaramanga, que tienen más historia que…

13. Las hinchadas de La Equidad, Patriotas, Alianza Petrolera. ¿Tienen hinchas? ¿A estas alturas tienen la forma de sembrar y cosechar una hinchada? Creo que no suman cien entre las dos.

14. La velocidad. Nadie, por supuesto, está exigiendo el vértigo del Borussia ni menos aún el del Bayer de Múnich. Pero ¿por qué tenemos que conformarnos con el paso cansino de Gerardo Bedoya en Santa Fe o Mayer Cándelo en Millonarios? ¿Qué pretenden? ¿Ser una metáfora de la inmovilidad bogotana?

15. Los pases. Parafraseando al Tano Pasman, ninguno de los sufridos hinchas espera que Junior, Cali o Quindío haga los 35 pases que en promedio elabora el Barcelona. Pero al menos tres, sí, tres nada más.

16. La ausencia de hinchas. Quién no ha pensado en suicidarse con la siguiente escena: 5 de la tarde, un domingo lluvioso, fútbol pero colombiano en televisión, una cancha mala, dos equipos peores y nadie, absolutamente nadie, en las tribunas.

17. El sistema. A estas alturas, ¿alguien han entendido el sistema llamado de todos contra todos cuando en realidad no todos juegan contra todos?

18. La importancia de los técnicos. Sí. Ya sabemos que aquí no están Guardiola ni Mourinho ni Klopp, sino otros. Pero, al fin y al cabo, algún conocimiento deben tener. Entonces ¿por qué ese desprecio
de los jugadores hacia sus entrenadores que queda en evidencia cuando se acaba el primer tiempo y los televidentes los ven reunirse en el centro del campo y entonces los capos del grupo empiezan la reprimenda contra los más novatos? En ocasiones han pasado hasta seis minutos en su charla sin técnico.

19. A propósito del tiempo del descanso. ¿Por qué no puede ser de 15 minutos, como dicta la norma? ¿Por qué el árbitro tiene mandar traer los equipos con la policía?

20. Y ya que hablamos de la policía, una anécdota vergonzosa: Decía el general Óscar Naranjo que cuando era director de la Policía, en ocasiones pensaba que debería enviar un batallón completo a proteger al cobrador de cada tiro de esquina. ¿No habrá manera de identificar a los desadaptados que agreden los futbolistas y prohibirles para siempre la entrada a los estadios?

21. Millonarios. Sí, Millonarios por lo que simboliza en la actualidad: es el campeón de Colombia, el mejor, el que tiene el título en su poder. Pues bien, este equipo en tiempos recientes ha tenido la siguiente relación de encuentros que muestran la medida del fútbol nacional: No pudo ganarle a un insípido Tigre (Argentina), fue bailado por el Corinthians (Brasil), derrotado por los Xolos de Tijuana (México) y ni siquiera pudo con el provinciano San José de Oruro (Bolivia).Y para demostrar su poderío de otras épocas, decidió en mala hora jugar contra el Madrid, que generosamente puso las reservas e hizo debutar a tres juveniles: perdió 8-0. Y Millonarios es el campeón de Colombia.

22. Y lo peor. Que con todo esto, existan subnormales que sean capaces de ir por ahí con un cuchillo o un palo y herir o matar a un inocente porque cometió el pecado de tener la camiseta del equipo rival.

Fuente: semana.com