El fotógrafo Andrew Miksys se infiltra en la escena de clubbing de Lituania y lo que capta su cámara es absolutamente descorazonador.
Durante un tiempo, parecía que el futuro del clubbing en Europa estaba en los países del Este: tras años de privaciones causadas por los regímenes socialistas, y lanzados a la carrera del capitalismo y el consumo, estados como Hungría, Rumanía y Rusia comenzaron una carrera de hedonismo, despilfarro y ocio que fue dando pie a una consistente burbuja. Antes de la crisis económica mundial (e incluso después), algunos de los clubes y festivales que mejor pagaban a los DJs estaban en Sofía, Moscú, Praga, Zagreb o a orillas del Mar Negro. Parecía como si el antiguo bloque del este tuviera que ser la próxima revolución del clubbing. Y en cierto modo lo fue, pero de manera desigual.
Mientras en Moscú hay discotecas con reservados y cartas de champán de 1.000 euros la botella, en otros lugares el clubbing sobrevive de manera precaria. O al menos ese es el mensaje que quiere transmitir Andrew Miksys, un fotógrafo que arrancó una campaña en Kickstarter para poder fotografiar diversos enclaves de Lituania y comunicar así una idea muy distinta de cómo operan las discotecas en los lugares más desfavorecidos del este de Europa: lugares medio abandonados, sucios, desangelados.
¿Es esto la realidad o una burda manipulación? ¿Ha ido Miksys a buscar los rincones más sucios y tristes, o todo el clubbing en Lituania es así? Sea como fuere, estas imágenes te parten el corazón.
Fuente: Play Ground Mag