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La historia Chamánica de Santa Claus y porque recogemos los regalos ( Hongos ) debajo del Árbol ( Pino )

La historia Chamánica de Santa Claus y porque recogemos los regalos ( Hongos ) debajo del Árbol ( Pino )

hongoBasándose en algunos grabados antiguos encontrados en el norte de Europa, algunos autores llegaron a la conclusión de que Santa Claus fue más probablemente un chaman que existió hace muchos siglos en las regiones nórdicas europeas. Para entender su relación con la Navidad hay que regresar una líneas más atrás y recordar que el 25 de diciembre es la fecha en que ocurre el solsticio de invierno. Después de una larga “ausencia”, el Sol renace dando lugar a días más largos, y eventualmente, a la primavera. La misma impresión de muerte-resurreción se obtiene al consumir hongos de efectos enteógenos. También recordemos que los chamanes estaban familiarizados con este proceso, y que eran ellos quienes guiaban a su pueblo en el ámbito espiritual, eran quienes estaban “en contacto con los dioses” (el término Enteógeno significa “Dios naciendo dentro de ti”, y fue acuñado por R. G. Wasson casi desde el comienzo de su investigación etnomicológica en México).

El chamán se dedicaba a recolectar los hongos (Amanita muscaria) en los días precedentes al solsticio. La noche del 25 de diciembre, metía su cosecha en un enorme saco y se introducía a las casas del pueblo a través de un agujero en el techo, para luego dejar sus “regalos” a los moradores. Los hongos eran tradicionalmente deshidratados cerca del fuego del hogar, dentro de sacos que colgaran cerca del fuego (sacos que ahora se llenan de dulces o de otros presentes, pero que suelen ser rojos y/o blancos, mismos colores que visten a Amanita muscaria). Cuando los hongos eran consumidos, el pueblo vivía y entendía el trance por el que pasaba el Sol, para finalmente renacer y ascender nuevamente al cielo.

Con el paso del tiempo, la tradición de esperar un regalo la noche del 24 de diciembre a permanecido viva y fresca, y se ha extendido hacia nuevos continentes, aunque su contenido ha variado un poco, como es de esperarse. En estas fechas nadie piensa en los importantes acontecimientos astronómicos que se gestan, ni se llevan a cabo los mismos ritos paganos que dieron origen a una de las actividades más ricas que ha cultivado el hombre. Pero las raíces de tal festejo siguen en cierta forma latentes a través de los colores tradicionales (verde, rojo y blanco), e incluso a través de Santa Claus, de una forma aparentemente indirecta: Sus mágicos venados.

descargaUnos renos muy especiales: el pino navideño

La tradición de adornar el árbol de Navidad data de la Edad Media y parece haber sido originada en Alemania; era una tradición el hacer una obra representativa de Adán y Eva en el Paraíso, ya que se les festejaba en esa fecha. El Árbol del Conocimiento o Árbol de la Vida en principio era adornado con manzanas, más adelante con velas y galletas. Se cree que los frutos del Árbol del Conocimiento no eran manzanas, sino hongos, pero eso es tema de discusión que no entra en este ensayo. Actualmente se colocan esferas y otros adornos en los árboles navideños, aunque originalmente éstos ornamentos representaban a Amanita muscaria, “el Fruto de la Vida y del Conocimiento”.

Amanita muscaria es un hongo que crece típicamente al pie de los pinos, ya que mantiene una relación micorrícica muy directa con las raíces de éstos. Esta simbiosis está bien documentada y no creo que al lector le sorprenda descubrir que los típicos colores navideños corresponden al verde de los pinos, y el rojo y el blanco de los hongos que crecen bajo ellos. Los regalos que se colocan bajo el árbol navideño son generalmente envueltos con estos colores, recordando la importancia de este “presente” y su locación exacta. Ahora bien, en los países nórdicos es común la presencia de renos que se alimentan de brotes tiernos que se encuentran congelados bajo la nieve, de la corteza de las coníferas… y entre otras cosas, de los mismos hongos que crecen al pie de éstas. De aquí que se les represente volando por los aires, haciendo alusión a uno de los efectos que Amanita muscaria causa.

Además, los nombres que los renos tienen están estrechamente relacionados con este hongo y sus efectos. Dasher, Dancer y Prancer (Brioso o Enérgico, Bailarín y Acróbata) son todos nombres que hacen referencia a algunos de los efectos que tiene A. muscaria sobre quienes lo consumen. Incluso se sabe que los vikingos los comían antes de emprender una batalla o una carrera, ya que aportaba más fuerza y resistencia. Comet (Cometa) hace referencia a nuestro origen cósmico, y también representa en cierta forma a la espora que viaja hacia la tierra para originar a “la flor de la vida”, el cuerpo fructífero del hongo. Cupid (Cupido) es el mensajero de Eros, el dios del amor. A A. muscaria también se le atribuyen algunas propiedades afrodisíacas, de manera que es como la flecha que despierta el deseo en quien lo come. Donner y Blitzen son palabras de origen alemán y significan “Trueno” y “Relámpago”. La aparición de los hongos siempre he sido asociada con la lluvia, misma que viene acompañada de truenos y rayos; de hecho, en algunas culturas, se pensaba que los hongos aparecían allí donde los rayos golpean la tierra, ya que ignoraban la existencia de las esporas. Finalmente, Vixen (Juguetón, Travieso…); éste es tal vez uno de los más importantes representantes de la tradición chamánica. Su nombre deriva de otra palabra germánica: wicca, que pasa al inglés como witch, que en español significa “bruja”; se trata nada más y nada menos que de la versión femenina del chaman. Vixen significa literalmente “zorra”, haciendo alusión a “Pan”, al ser mitológico mitad hombre mitad bestia, el dios de la tierra en su versión femenina, que posee por sí misma la capacidad de volar y de realizar encantamientos… es muy probablemente la que ahora conocemos como la Sra. Claus, pero también es aquella responsable del equinoccio de Otoño, evento que “mata” al Sol, y luego entonces la hace conocedora a ella también de los poderes del hongo.

De manera que nos encontramos con una visión completamente distinta de Santa Claus: es un hombre de edad (la edad es símbolo de sabiduría por excelencia), que viste de rojo y blanco, que lleva consigo un saco lleno de regalos a entregar en pleno solsticio de invierno y que viaja en un trineo que es jalado por un número de renos voladores. Entrará por las chimeneas de las casas y colocará parte de su precioso cargamento al pie de un pino adornado con diversas figuras o dentro de sacos que se encuentren cerca del fuego. Después partirá para continuar su viaje hacia otros hogares, y al día siguiente el Sol habrá renacido y también nosotros ante la alegría de haber recibido un obsequio. El papel de Amanita muscaria dentro de toda esta historia es esencial para poder comprender la trascendencia que ha tenido el conocimiento de las diversas plantas (y hongos) por los chamanes a lo largo de la historia (dicho conocimiento es conocido como “farmacopea”, y es parte del origen de nuestra actual “farmacia”). Es increíble que tantos pueblos, tantas culturas, incluso tantas religiones se hallen tan unidas por el mismo principio y por el mismo entendimiento: el ciclo de la vida, la experiencia de trascender fuera del cuerpo físico para encontrar otro plano espiritual, el hallarse cara a cara con los dioses, la celebración de la vida, la muerte y de nuevo la vida y todo a través del conocimiento de un solo ente que los relaciona, y los convierte en fundadores de muchas religiones. Amanita muscaria no es sólo un hongo de gran belleza, es también un importante factor unificador, ya que de él parten muchas tradiciones y creencias que son parte de nuestra vida y de nuestro tiempo.

Además de Amanita muscaria, se encuentran muchas evidencias de la influencia de los hongos en muchas otras religiones, como la Hindú, la Egipcia, Budista, la Tibetana, entre otras. Sobreentendido queda que la Cristiana y las religiones que de ésta derivan mantienen una relación bastante estrecha. Hongos de los géneros Amanita, Psylocibe y otros fitoenteógenos como la conocida marihuana (Cannabis indica) y el peyote (Lophophora williamsii) han jugado un papel sumamente importante, podría decirse que primario y esencial en el origen de miles de cultos actuales.