Los Haters, son los famosos “odiadores”. Ya debes haberte encontrado con estas “simpáticas” figuras de internet en algún local que visitaste. Si crees que no, piensa bien si nunca fuiste sorprendido por comentarios malignos en tu blog, respuestas mal educadas en comunidades de alguna de las tantas redes sociales que existen en internet.
Es muy probable que ya te hayas encontrado con ellos, pero algo que nadie logra entender son los motivos que tienen los haters para actuar tan vorazmente por donde pasan. Bien, primero es necesario analizar las características que componen estos pequeños trolls del mundo virtual.
¿Qué son los haters?
“Hater” significa “Persona que odia (“Odio”, del latín “odiu”), aquel que disgusta”, o como podría ser descrito en el “Modernísimo Diccionario Bajakí de frases Tecnológicas”: aquel que no tiene nada que hacer y pasa todo el tiempo disponible realizando ataques gratuitos a otros usuarios que poseen una opinión diferente. El problema es que todos tienen opiniones diferentes a la de los haters, porque ellos no tienen opinión.
A pesar de ser descritos como una subespecie de trolls, los haters son en realidad una especie diferente. Así como ocurre con los seres humanos, que tienen características diferentes de acuerdo con la geografía de los locales, los haters también son divididos por razas.
El origen de los haters
Todavía no se sabe exactamente de donde vinieron pero se sabe muy bien todo lo que incomodan. Una teoría muy aceptada está basada en estudios de un psicólogo norteamericano llamado Leon Festinger: disonancia cognitiva.
La teoría de la disonancia cognitiva, en una forma muy resumida, dice que un ser humano posee mecanismos para defenderse de elecciones preteridas. Esa teoría cuando se aplica al marketing, deja claro que los consumidores suelen encontrar defectos en los productos que no compraron, para justificar a sí mismos su propia elección.
Así se justifica el surgimiento de los haters: buscando motivos (a veces basados en argumentos rasos) para denegrir productos que no poseen y justificar sus opciones. El problema es que los haters no logran hacer eso tranquilos, por lo que sienten la necesidad de atormentar a todos con sus ataques.
¿Cómo atormentar a los haters?
La mejor forma de dejar un hater nervioso es tratándolo como un niño. Cuando encuentres un comentario parecido con “Tonto, tu fiesta es mala, el mío (muchas veces inexistente) es mucho mejor, respóndele algo parecido a “Ok, ahora ve a hacer tu tarea”.
Pero también hay otros modos: ignorar un hater es atacar su punto débil, porque todos ellos tienen la misma carencia patológica de atención. Cuando no le respondes a un hater, toda la furia de él le da una completa vuelta al mundo, haciendo con que el pobre ciudadano sea alcanzado por su propia ira.
La forma más divertida y cruel (además de compleja) es destruir todos los argumentos del hater. ¿Sabes cómo? Utilizando datos concretos para mostrar que todos los puntos débiles que él menciona son superiores a los puntos débiles del ítem que él defiende. O entonces apenas mostrando que el producto no es malo.
La onda de los haters es chida, y fácil, lo único que hay que hacer es soltarse de forma hostil con o sin coherencia sobre alguien más. Cualquier buen líder de opinión o simple persona dedicada a plasmar una opinión que será leída por mucha gente sabe que la humildad no es sentirse menos que los demás, es simplemente pensar menos sobre uno mismo. Hay mucha gente que se le olvida esto y se enoja en dos patadas cuando le contestan feo. Son expertos en recordar datos y explotarlos a su gusto y beneficio emocional, y aunque mucha gente pueda llamarlos cobardes, ignorantes o simplemente pendejos, hay que recordar que por su persistencia y fidelidad a responder son siempre los fans no.1, los que te generan más trafico a tu información, los que te hacen más conocido! Por eso no odien a sus haters, cuídenlos mucho, porque ellos son el contrapeso del ego y ayudan a difundir información a personas que tal vez en lugar de no estar de acuerdo contigo, te van a aplaudir tus estupideces, algo que todos queremos ¿no?
